Hay millones llorando, cargados de emoción, cargados de irá, cargados de enojo, cargados de frustración o solamente llorando porque sí, pero el llanto los ha liberado. Los argentinos han vaciados sus almas y levantado la Copa del Mundo. Estaban tocando el cielo y luego cayeron al infierno, volvieron a gritar el gol del triunfo y posteriormente parecía que no se daría con una vuelca de tuercas de Mbappé, pero el epílogo sería igual de dramático que el partido con Dibu Martínez haciéndose leyenda con una atajada en la consagración de Messi como el mejor de la historia, llenando el último trofeo que le hacía falta en sus vitrinas. Argentina campeón del mundo al ganar en los penaltis, tras empatar 3-3 en tiempo extra.
Esta podría ser la final más emocionante de la historia, no la de mejor calidad, pero sí la de mayor generación de sentimientos encontrados. Primero porque Argentina sentía la Copa del Mundo en sus manos 36 años después de la última de la mano de Diego Maradona, pero no bastaba con ser mejores durante 75 minutos e ir ganando 2-0. La albiceleste dio una cátedra de juego, anulando por completo a Francia, siendo mejores en la presión, en la generación de juego, ocasiones de peligro con Ángel Di María liderando la ofensiva con su desequilibrio, mientras Messi, Julián Álvarez y Mac Allister acompañaban la orquesta del Fideo. Messi habría el marcador de penalti y Di María colocaba el segundo con sello de jugada maestra tras pasar por Messi, Julián y Mac Allister. El futbol cacheteó esa sensación de haber ganado y en tres minutos Francia se activó como tocada por un rayo. Mbappé se erigió como la gran figura con sus dos goles y de pasar a estar derrotados tenían contra las sogas a los argentinos, quienes pedían la hora.
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Argentina estaba rota, los pulmones de sus jugadores reventados, Francia hacía gala de su portento físico y Leonel Scaloni se dormía con los cambios, pero cuando entró Lautaro y Leandro Paredes le dieron el oxígeno que necesitaban y raramente Lautaro volvía a fallar en dos chances clarísimos. Argentina cerró el primer tiempo extra pensando que se podía y Messi consagró su legado y se hizo eterno con el gol al 108’, otra vez la ilusión regresaba, Argentina debía resistir, solo resistir como espartanos en la batalla, sin embargo una mano de Montiel en el área propició el penalti del empate de Mbappé. Esta película guionizada por el azar tendría su desenlace en la tanda máxima, gracias a Dibu Martínez que tapó el disparo de Kolo Muani con olor a gol.
En los penaltis Dibu se agigantó, un tipo cargado de carácter, lleno de convicción y desbordado de fe, logró detener a Coman, provocando la caída de Francia con Tchouaméni con tiro desviado, entretanto Messi, Dybala, Lautaro y Montiel no fallaban. La nueva generación de argentinos crecerá recordando a Messi, Di María, Julián Álvarez, Dibu Martínez entre otros, ya dejarán descansar a Burruchaga, Batista, Maradona y Valdano…
Fuimos testigo de la final más emocionante de la historia…