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Se lo llevó el coyote. ¿Qué hacer para retener los recursos humanos que se van?

Durante los últimos cuarenta años la escalada del fenómeno migratorio de forma ilegal ha ocupado un papel destacado en la temática mundial, tanto es así que el tema es parte de la agenda del Pacto Global de Naciones Unidas, con el propósito de que los Estados de origen, de trayecto y de destino asuman un compromiso responsable para hacer que la migración sea segura, ordenada y regular; reto, sumamente difícil de controlar dado que está expuesta a intereses inescrupulosos.

No hay que perder de vista que la movilidad humana es una de las libertades más antiguas del ser humano que necesariamente se desplaza de una región a otra en la búsqueda de seguridad y de recursos que mejoren su existencia y garanticen la continuidad de su bienestar. El fenómeno migratorio, aparte de las causas tradicionales que ya conocemos, pone de manifiesto la interrelación que debe de haber entre la migración y el desarrollo. Sin embargo, los gobiernos de origen, creen favorecerse de la migración por el incremento de las remesas familiares y no toman en cuenta los efectos graves a largo plazo que repercuten en la sociedad y en la seguridad ciudadana.

Al parecer, es más fácil dejar ir a sus ciudadanos que asumir el reto de construir una sociedad próspera, con una ciudadanía activa, creativa, educada, capaz de reconocer el valor que tiene cada ciudadano como sujeto de desarrollo para la colectividad. No es lo mismo migrar a un país para obtener una formación académica o profesional y años después retornar al país de origen a implementar todo lo aprendido, que migrar de forma ilegal, provocando en los países de origen la fuga de mano de obra, de ciudadanos inteligentes, brillantes, la separación de la familia y el menoscabo de la sociedad.

Ante la migración ilegal, el migrante en el país destino es víctima de una política migratoria de doble moral, en la que alientan el exilio y, por otro lado, deportan a los migrantes. Los que logran quedarse en el país destino deben de pasar por el reto de integrarse a una sociedad nueva, desconocida, muchas veces hostil, cuyas costumbres y cultura, el idioma, la forma de trabajar, la comida, la vestimenta, las leyes, son diferentes. Todos estos elementos afectan las emociones y la psiquis del migrante y de sus familias.

La magnitud de la migración se ha incrementado a consecuencia del avance progresivo de la tecnología, de las comunicaciones, del deterioro de la economía y la fragilidad de los mercados laborales. Aprovechando este escenario, la delincuencia ha tomado un rol destacado en la travesía de migrar. Estos personajes conforman toda una red bien organizada y estructurada, han hecho de la migración un negocio multimillonario.

Las personas que se ponen en manos de los coyotes, los uber o contrabandistas para pasar al otro lado del muro o del río, están dispuestas a pagar grandes cantidades de dinero, venden sus casitas, sus tierritas, sus vacas, lo que tengan, renuncian a sus trabajos, endeudan a sus familias, se endeudan ellos mismos a futuro, pues lo primeros años de trabajo que puedan tener en el país de destino, si es que logran quedarse, gran parte de ese dinero está destinado a pagar la deuda al coyote.

Durante la travesía el migrante corre el riesgo de cruzar grandes distancias de fronteras hostiles e inhóspitas, y las condiciones a las que se exponen son terribles e inimaginables; les roben, corren el riesgo a ser abandonados a su suerte, maltratados, secuestrados ya que si no pagan en efectivo pagan con su cuerpo o con su vida. Las mujeres son abusadas e incluso ellas mismas son conscientes de lo que les podría pasar que hasta van preparadas para no quedar embarazadas. Este es el alto riesgo que las personas migrantes están dispuestas a enfrentar para la búsqueda de una mejor vida, dado la situación insostenible que provoca el subdesarrollo en sus países de origen.

El fenómeno migratorio en Centroamérica no solo se da en los países del llamado triángulo del norte (Guatemala, Hondura y El Salvador), en Nicaragua en los últimos tres años se ha incrementado este fenómeno, y se traduce necesariamente en un problema para el área de recursos humanos de las empresas de industria y servicio que brindan oportunidades de empleo a los pobladores, sobre todo en las zonas de occidente y del norte del país, en donde los trabajadores abandonan o renuncian a su puesto de trabajo para migrar hacia otro país, ya sea solo o con sus familias y entonces, la frase…

La frase “se lo llevó el coyote” se ha vuelto popular, lo que causa un impacto negativo a lo interno de las empresas con la merma del potencial humano productivo. La salida al exterior de estas personas está generando escasez de fuerza de trabajo en esas zonas del país. Por ello, he aquí la pregunta: ¿Cómo el área de recursos humanos podría reinventar su estrategia de negocio y sus políticas para retener el recurso humano?

No hay una respuesta fácil e inmediatamente viable, dado que las condiciones económicas y política del país afectan la implementación una estrategia éxitos de retención del personal. Los salarios e incentivos y las condiciones laborales que ofrecen las empresas no se compara con el anhelo de alcanzar el sueño de bienestar americano, por lo que el irse con el coyote es la opción más atractiva que quedarse en un país donde la estabilidad laboral se va haciendo cada día más frágil.

Actualmente, las empresas de industria y servicio están haciendo grandes esfuerzos para retener al personal, aún no se tienen cifras al respecto de algún estudio que se haya realizado, lo que sería muy interesante para medir el impacto que ello causa a la economía del país. Ante la magnitud del problema las siguientes recomendaciones podrían ser viables para el área de RR. HH., en dependencia de cómo desarrollen su estrategia ante el giro de negocio de la empresa.

Primero, RR. HH. debe de pensar en la salud de la empresa, la que estará en dependencia de varios factores ligados a la estrategia de negocio, imagen y producción. Tales factores se encuentran a lo interno y a lo externo de la empresa, internos, referidos al colectivo de trabajadores; externos referidos al entorno social, económico del mercado.

Segundo, desarrollar empatía con la magnitud del problema, ponerse en los zapatos del trabajador o del posible candidato, que le permita abrir espacios de entendimiento de las preocupaciones, retos y desafíos que enfrenta, ya sea de forma individual o grupal que lo llevan a migrar.

Tercero, hacer una revisión de las políticas y procesos de contratación que signifiquen no solo abaratar el proceso, sino también desechar pasos administrativos y burocráticos que le permitan despejar el proceso, hacerlo más ágil, ligero, reduciendo la cantidad de variables que en muchos casos no están acorde a la realidad económica y social del país.

Cuarto, hacer una revisión en cuanto a la remuneración fija o variable del salario y de los beneficios que le puedan ser atractivos al candidato, tomando en cuenta el entorno geográfico y las fluctuaciones económicas del mercado.

Quinto, y que es clave, hacer que estas recomendaciones puedan tener éxito, integrando la inteligencia colectiva, haciendo que los involucrados en el proceso aporten ideas para la búsqueda de soluciones creativas ante los retos que enfrenta el área de RR. HH. para minimizar el riesgo que el coyote se lleve a los trabajadores.

 Hay que considerar que las políticas para enfrentar el fenómeno migratorio no deben de ser aisladas, tales acciones deben ser equilibradas entre lo político y lo social, entre los gobiernos y la empresa privada. Por ello es urgente crear un frente de acciones multilaterales, a como lo mandata el Pacto Global de las Naciones Unidas, en donde el Estado tiene el rol principal de canalizar y facilitar la adopción de los diez principios universales del Pacto Global relacionados con los derechos humanos, el derecho al trabajo, el impacto del medioambiente y la lucha contra la corrupción.

 La solución es reinventarse en el camino hacia la creación de medidas más responsables para mejorar las condiciones de los países de origen de la migración, propiciando un diálogo incluyente, participativo, que genere confianza en la institucionalidad, mejorando el mecanismo de la cooperación entre los Estados y entre los sectores económicos. Para ser más consecuentes en la importancia de generar oportunidades de empleo para la población, pensar en cómo se puede mejorar la planificación de programas de desarrollo para la sociedad de cara al futuro que propicien la formación de una sociedad activa, innovadora, educada, capaz de satisfacer más allá de sus necesidades básicas.

 La migración es un fenómeno que siempre va a estar presente, es un tema impostergable, crucial de las generaciones presentes, que se debe debatir públicamente, para la generación de ideas y propuestas tendientes a fortalecer y equilibrar las políticas migratorias que generen beneficios para todos.

La autora es abogada.

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