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La expansión territorial rusa en Ucrania

Nicaragua enfrenta tantos y tan grandes problemas, que, salvo excepciones, los que ocurren en otras partes del mundo no deberían interesarle mucho a los nicaragüenses. Nos referimos a problemas como, por ejemplo, la guerra en Ucrania y la anexión rusa de unos 65 mil kilómetros cuadrados de territorio ucraniano, proclamada ayer por el presidente Vladímir Putin.

     Pero el mundo actual está realmente tan globalizado y los países son tan interdependientes, que lo que ocurre en un confín de la tierra repercute de algún modo en el otro extremo del planeta.

Además, Nicaragua ha sido víctima en el pasado de agresiones armadas y ocupaciones extrajeras. Por lo cual tiene que haber aquí alguna sensibilidad a ese tipo de crímenes internacionales que ocurren en otras partes del mundo.

     La guerra de Rusia contra Ucrania tiene que interesar en Nicaragua, desde luego que su gobierno ha tomado partido a favor de los agresores. Nuestro país ha sido reubicado por el actual régimen en la geopolítica mundial, poniéndolo precisamente bajo la sombra de Rusia, además de la de China. De manera  que siendo el Estado de Nicaragua afín a Rusia, y su protegido, a los nicaragüenses les debe importar la anexión rusa —por la fuerza militar y mediante una farsa de referendo—, de las provincias ucranianas de Lugansk, Donetsk, Zaporiya y Jersón.

     Lo que ha hecho Putin contra Ucrania  no había ocurrido en el mundo desde las anexiones territoriales de la Alemania de Adolfo Hitler, que en 1939 provocaron la Segunda Guerra Mundial. Como ha dicho el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, es algo que no tiene cabida en el mundo moderno.

     Guterres ha dejado claro que las anexiones territoriales rusas violan la Carta de las Naciones Unidas, y advirtió que la ONU está “plenamente comprometida con la soberanía, la unidad, la independencia y la integridad territorial de Ucrania en sus fronteras reconocidas internacionalmente”.

     Pero la verdad es que la ONU no puede hacer nada más que emitir declaraciones y posiblemente una resolución de condena en la Asamblea General. Porque el Consejo de Seguridad, que es el único que teóricamente podría movilizar una fuerza armada internacional para restablecer la integridad territorial de Ucrania, de hecho es incapaz de hacerlo porque Rusia tiene allí poder de veto y lo impediría.

     El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, reaccionó a la proclamación oficial de la anexión rusa, demandando que Ucrania sea admitida inmediatamente en la OTAN, la alianza militar defensiva del Occidente democrático. “Ya somos aliados de facto”, indicó Zelenski, “ya hemos demostrado la compatibilidad (de Ucrania) con las normas de la Alianza”.

     Eso sería lo menos que podría hacer la OTAN ante el cercenamiento ruso del territorio ucraniano, aparte de incrementar el respaldo militar y económico al país democrático amigo que está siendo agredido por Rusia.

A Putin se le debería hacer entender de manera contundente, que su guerra es una agresión contra toda la comunidad de Estados democráticos del mundo, no solo contra Ucrania. Y deberían hacerle pagar consecuencias por su terrible felonía.

Editorial invasión libertad OTAN. Rusia Ucrania archivo

COMENTARIOS

  1. Hace 1 año

    Los fascistas hicieron un golpe de estado en 2004. Arremetieron luego contra los ciudadanos de habla Rusa. Estos resistieron y hubo combates. Se acordó en Minsk hacer un gobierno federal y no se cumplió.

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