Tras recordar el encuentro entre el general Augusto C. Sandino y el director de la Guardia Nacional, Anastasio Somoza García, en 1934, Daniel Ortega concluyó que el diálogo con Estados Unidos es imposible, a la vez que lo desestimó como una solución a la crisis sociopolítica que vive el país desde 2018.
“Qué diálogo puede haber con el diablo, como dice el Ché: ‘A los yanquis, al imperialismo no se le puede creer ni un tantico así, porque te acaba’. Y nosotros sí quisiéramos tener relaciones con Estados Unidos, pero es imposible”, dijo Ortega casi al final de su intervención de media hora.
Como es habitual, Ortega abordó extensamente la historia de Sandino en el acto nocturno de conmemoración de la revolución sandinista, que se celebró este martes 19 de julio. Recordó que tras el diálogo entre Somoza y Sandino, este último fue asesinado por orden del Gobierno de Estados Unidos de ese entonces, lo que lo llevó a la conclusión de la imposibilidad de un diálogo con ese país.
Esta declaración de Ortega fue en respuesta a la sugerencia de diálogo que le hizo públicamente el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, quien habló en el acto antes que Ortega.
El pasado 5 de mayo, se conoció que Laureano Ortega Murillo, hijo de Ortega y de la vicepresidenta Rosario Murillo, se acercó “silenciosamente” a Washington para reiniciar el diálogo con Estados Unidos, aseguraron funcionarios y diplomáticos al periódico The New York Times.
Laureano buscó a Washington luego de la invasión rusa a Ucrania, pero cuando un alto funcionario del Departamento de Estado viajó a Managua para reunirse con él, “los Ortega aparentemente se arrepintieron”, y el encuentro no se dio.
Acto del 19 de julio
Casi a las 9:00 p.m., Ortega comenzó a hablar muy animado en el acto del 19 de julio, diciendo que “esperaba un poco más de música”, porque para él el tiempo no había pasado, aunque el acto comenzó a las 6:30 de la tarde, los asistentes esperaban desde antes a Ortega y su esposa.
Pronto retomó su habitual discurso antimperialista contra Estados Unidos, recordando la responsabilidad de este país en la explosión de la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki, evento ocurrido en 1945.
Luego pasó a hablar de la colonización española, la esclavitud, repetidas historias del general Augusto C. Sandino, el personaje que le da nombre al partido Frente Sandinista (FSLN), entre otros temas que Ortega siempre repite en su discursos.
Este martes 19 de julio se conmemoró el 43 aniversario del triunfo de la revolución sandinista, que significó el fin de la dictadura somocista.
Como ya es habitual, el aparato gubernamental montó un acto teatral colorido en la Plaza de la Revolución, en Managua, con abundantes flores, música testimonial en vivo, pero también diferentes artistas cantaron géneros musicales modernos. En el acto sobresalió la coreografía humana de una multitud de jóvenes uniformados, con la característica camiseta blanca de la Juventud Sandinista.
Todas las cabezas de los otros poderes del Estado, ministerios e instituciones públicas estuvieron presentes en el evento. También la jefatura nacional de la Policía Nacional, encabezada por el primer comisionado Francisco Díaz, y los comisionados Ramón Avellán y Adolfo Marenco.
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Este año ningún jefe de Estado asistió al acto del 19 de julio. Venezuela, Cuba y Rusia, que son los principales aliados del régimen orteguista, enviaron a sus ministros. De Centroamérica, solo Honduras envió al vicecanciller Gerardo Torres Zelaya en representación del gobierno de Xiomara Castro.
Como fue anunciado por la primera dama, Ortega otorgó al primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, la Orden Augusto Sandino en su máximo grado Batalla de San Jacinto. San Vicente y las Granadinas es uno de los pocos países que no le ha dado la espalda a Nicaragua en el foro de la Organización de Estados Americanos (OEA).