La asesora especial del gobierno de Estados Unidos (EE. UU.) para la organización de la IX Cumbre de las Américas, Debbie Mucarsel-Powell, dijo que los gobernantes que “no quieren comprometerse con la democracia y violan los derechos humanos, probablemente no serán invitados”. Así lo dijo este martes 17 de mayo en la Conferencia de Seguridad Hemisférica, organizada por la Universidad Internacional de la Florida, en Miami.
Mucarsel-Powell señaló que “el hemisferio sufre regímenes autoritarios que vulneran los derechos humanos con comportamientos dictatoriales, como en Cuba, Venezuela y Nicaragua”. Sin embargo, dejó claro que la decisión final de invitar o no a los gobernantes de esos países le corresponde al presidente Joe Biden. Es lo mismo que ha dicho el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols.
La asesora especial para la IX Cumbre de las Américas, reconoció que el Gobierno de EE. UU. está recibiendo presiones para que invite a los gobernantes de los países antes mencionados, que son denunciados internacionalmente y por los mismos EE. UU., como dictadores. Pero no mencionó al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), como el gobernante que lidera esas presiones.
Lo cierto es que López Obrador y sus seguidores han puesto en jaque a la Cumbre programada para realizarse en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, del 6 al 10 de junio próximo.
La Cumbre de las Américas se instituyó en 1990 con la proclamada vocación y compromiso de promover y fortalecer la democracia en el hemisferio. Pero algunos gobernantes izquierdistas y de talante autoritario, como el mexicano López Obrador, la pretenden convertir en un instrumento para la legitimación política de las dictaduras.
Es muy importante recordar que una de esta Cumbres, la III que se realizó en Quebec, Canadá, del 20 al 22 de abril de 2001, mandató a la Asamblea General de la OEA a que redactara y aprobara la Carta Democrática Interamericana, con el necesario objetivo de “reforzar los instrumentos (…) para la defensa activa de la democracia representativa”.
No es cierto que la Cumbre de las Américas sea un organismo promiscuo, política y moralmente hablando, como es la ONU, en la que por fuerza de ley de la Carta de las Naciones Unidas que es un tratado internacional, todos los países del mundo tienen derecho de participar, sean dictaduras horripilantes o países libres y democráticos.
Algunos comentaristas políticos democráticos opinan juiciosamente que los gobernantes de Cuba, Venezuela y Nicaragua podrían y deberían ser invitados a participar en la Cumbre de Los Ángeles, si en ella se examinara la situación de la democracia y los derechos humanos en sus países. Y se estableciera de previo el compromiso concreto de respetar los principios democráticos declarados por la Cumbre de las Américas de Quebec, y cumplir las normas de la Carta Democrática Interamericana.
Ciertamente, el lema adoptado para la IX Cumbre de las Américas es “Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo. Pero, ¿cómo el futuro de los pueblos de las Américas —de todos ellos y no solo de algunos— podría ser sostenible y equitativo, si no es en condiciones de libertad, democracia y respeto a los derechos humanos?