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Erasmo Ramírez tiene 32 años. LAPRENSA/G.GARCÍA

El secreto de la perseverancia de Erasmo Ramírez: “Con qué cara le digo a mis hijos que lo den todo si yo no lo doy”

LA PRENSA habla en exclusiva con el lanzador rivense en Miami. Erasmo Ramírez cuenta cómo fue su regreso a las Grandes Ligas, el principal motor que lo alienta a seguir, cómo pasó de estar sin equipo a convertirse en uno de los relevistas más importantes de los Nacionales y la clave de su buen rendimiento.

La noche del miércoles 20 de abril, Erasmo Ramírez empezó a sospechar que algo iba a suceder. No le tocó relevar en el cierre del encuentro de Triple A con las Alas Rojas de Rochester, sucursal de los Nacionales de Washington, cuando era su turno de entrar en acción. Llegó a su cuarto de hotel y estaba pensativo. Le surgieron tres opciones: sería transferido a otro equipo, le darían la baja o sería llamado a las Grandes Ligas. Acostumbrado a sobrevivir a lo peor se dijo: “Si me botan, al menos tengo buenos números para buscar a otro equipo”. Por la noche sonó su celular y era el mánager con el cual suele hacer bromas. Le dio la noticia que podría ser necesitado en Las Mayores, que empacara maletas. Erasmo era escéptico, dudaba porque no había leído nada sobre una lesión de los relevistas del equipo grande y continuó con la intriga.

Minutos más tarde, su celular volvía a sonar. Era el encargado de la logística del equipo de los Nacionales de Washington. No había vuelta atrás, el sueño de regresar se estaba cumpliendo. Empacó maletas para salir esa misma noche, pero no encontró boleto aéreo disponible, tampoco para el día siguiente. Entonces surgió la opción de conducir durante tres horas y media hasta llegar a su destino. Lo hizo ansioso con ese cosquilleo en su estómago como si fuera su primera vez. Entró al estadio y fue colocado en un cuarto aparte. En un principio no entendía qué estaba ocurriendo. Los Nacionales aún no sabían si colocarían en la lista de lesionados a uno de sus relevistas estelares o si podía recuperarse y, en ese impasse, Erasmo no podía mezclarse con el resto de compañeros sin estar en el roster oficial. Cuando el reloj marcaba la 1:00 p.m. del 21 de abril, Ramírez recibió luz verde. Debía prepararse, más tarde haría su debut en la colina con Washington.

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Han pasado 25 días desde ese llamado y su luz no ha hecho más que seguir iluminando su entorno. Con 32 años está convencido de vivir el día a día, entiende el beisbol desde su propia panorámica, sabe que un lanzador no es solo poner strikes, sino saber mezclar como el buen chef lo salado y lo dulce para hacer una explosión de sabor, ahora él domina el escenario y no deja que el receptor le ordene su repertorio, en síntesis, Erasmo encontró la madurez, ese punto que solamente se consigue cayendo una y otra vez y sabiéndose levantar. Con 1.80 en efectividad no tiene por qué decir una palabra para graficar su buen momento.

¿Cómo estás disfrutando este momento?

Agradezco el día a día. Desde que abro mis ojos y tengo la energía para venir al campo, también el saber que las razones por las que entreno son más grandes que el cansancio que puedo andar en el cuerpo, los picheos han salido en el momento oportuno y el equipo me ha dado oportunidades en relevos largos, cortos y terminar los juegos. Cuando estoy en el bullpen estoy alerta que en cualquier momento me pueden utilizar.

¿Cómo fue el cosquilleo de volver a las Grandes Ligas?

Nunca cambia la emoción, esos ánimos de querer debutar en un equipo nuevo. Esta vez es diferente, después de los 30 muchos creen que uno va para abajo, pero el brazo se me ha recuperado y he regresado a la velocidad normal y lo que faltaba era el empeño a la hora de lanzar.

¿Cómo viviste el no tener equipo durante el parón de equipos en Grandes Ligas?

Con mucha presión, pero siempre entrené y lancé bullpen, pero sin equipos ni juegos, y cuando se dio la oportunidad estaba listo.

¿Cómo sucedió?

Siempre estoy en contacto con mi agente y andaba con mi mujer y mis hijos de compras y cuando terminó el paro, al siguiente día a las 3:00 de la tarde me dijo que tendría un bullpen con Aníbal Sánchez y Julio Teherán. El agente trataba de juntar a varios jugadores para que más organizaciones llegaran a vernos. El try out era en Miami y le dije a mi mujer que nos íbamos y salí manejando desde Tampa. Gracias a Dios todo salió bien, lancé 90 y 91 millas sostenidas y me dijo el scout que creía que tenía chance.

 ¿Ese creo era de optimismo o cortesía?

Era de optimismo, pero me explicó que iba a hablar con el equipo a ver si ofrecían un contrato. En la noche me llamó mi agente que estaban interesados y que tomara la decisión de esperar por otros equipos o firmar.

¿Hubo más ofertas?

En ese momento no, yo solo quería una oportunidad, hacer las cosas bien, cuando llegara el Spring Training continuar trabajando duro.  

¿En qué momento te das cuenta que estás listo para Grandes Ligas?

No es tanto la velocidad o condiciones, sino cuando sientes la ejecución de picheos, a veces he tenido velocidad, pero no ejecución, con los Mets tenía localización, pero me le estaban dando muy duro; con Detroit tenía la velocidad, me le estaban dando suave, pero los batazos encontraban espacios adecuado y, este año, me enfoqué en ejecutar ya que tengo la velocidad y sobre todo, no confiarme en los bateadores y ponerle ojo para ver si ya lo enfrenté, cómo lo hice y ver qué es lo que tengo ese día en el brazo.

¿Cómo ha sido el proceso de pasar del lado B al lado A entre los relevistas que el mánager confía?

Aunque tuviera alta la efectividad mi mente es igual. Le pongo atención al juego y si llego al montículo con una condición de 0-0 en el juego no puedo ponerme presión y si estamos ganando por 10 no diré que tiraré solo recta, estoy dejando las anotaciones al lado, a mí me llaman a pichar y que no me anote nadie, ese es mi trabajo y si me anota alguien, por lo menos luchar.

La otra vez hablabas del motor que es tu familia y tus hijos en tu vida…

Escuchaba charlas motivacionales que con qué cara le vas a decir a tu hijo que dé todo si no lo distes tú, entonces eso es lo que me enfoco, entrenar fuerte y pase lo que pase yo sé que di todo.

Escuchaste muchos “no” en tu carrera y no te diste por vencido…

Aprendí de los golpes, ahora que soy un veterano estoy propenso a fallar, pero todo depende cómo fallés.

Hay lanzadores que tienen más calidad, pero se derrumban con una mala actuación. ¿Cómo se trabaja la mentalidad?

Eso es algo personal, un día podés estar bien y con un mal relevo te puede destruir toda la temporada. Como abridor un par de salidas malas, le pones mucha atención y crees que sos vos o la mecánica, cuando es que te descifraron. A mí me comenzaron a dar jonrones y darme hit y me dije algún día estará alguien que va a atrapar la pelota. Y así fue, comencé a tirar y a morir cerca de la zona de strike. Y pasó que ejecuté adentro un picheo y fue jonrón, un buen bateador, el segundo jonrón fue porque el slider no hizo lo que debía y él aprovechó y estaba ejecutando bien los picheos, me le dio bien, ellos entrenan para eso, lo más indicado es mantenerla delante de la barda, los compañeros cuando lanzo están activos y ven que Ramírez tira abajo: o mata o lo matan.

¿Cómo es un día normal?

Hoy por ejemplo es tratar de dormir lo más que se pueda, comer, venir temprano al estadio en el primer bus, hacer el calentamiento, todo lo que necesito para relajar el cuerpo, escuchar música, comer, beber jugo…

¿Qué tipo de música?

De todo, si estoy extrañando la patria escucho música de Fusión 4, Leytón (sonríe), estoy escuchando música que me ayude a estar tranquilo. Después salgo a entrenar y suelto poco porque sé que no voy a ponchar a nadie ahí en el entrenamiento, después si no he lanzado tiro unos ocho picheos desde el montículo para ver cómo se siente el estadio porque cada estadio es diferente y luego, comenzar a pensar en qué debo trabajar y esperar a ver si me llaman.

¿Cómo te proyectás en esta temporada?

Lo que me ha ayudado es no pensar en mañana, sino en el hoy y si me llaman daré todo. Lo único que podemos pedir es salud y poder abrir el ojo.

¿Creés que podrías estar en el Juego de Estrellas?

Cuando el tiempo llegue veré los números, si me pongo a pensar me vuelvo loco, a veces he sacado a los grandes bateadores y luego otro que no tiene mucho tiempo y es desconocido me pega jonrón porque me confié.

¿Qué le dirías al Erasmo de años atrás cuando inició en Grandes Ligas?

Que tire con más confianza. Antes lanzaba lo que el cácher me indicaba a pesar que mi mente me decía: “El cambio está bueno, lánzalo”, pero el cácher pedía curva que ni la practicaba y el batazo iba para atrás de jonrón. Ahora les digo: “Cuando sienta que la curva está bien te lo hago saber, si está mala ni se te ocurra, ni perdás el tiempo pidiéndola y cuando el día llegue usted pídala que iré hasta el fondo”.

Deportes Erasmo Ramírez archivo

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