Mujeres que eran beneficiadas por las herramientas y espacios de las ONG ilegalizadas aseguran que esto es una demostración más de la falta de interés del gobierno actual por la lucha de los derechos de la mujer y su bienestar. El 4 de mayo 50 organizaciones de la sociedad civil fueron ilegalizadas, de las cuales ocho trabajan directamente en el desarrollo integral de las mujeres.
Según la Iniciativa Mesoamericana de Derechos Humanos (IM-Defensoras), con estas nuevas ocho organizaciones feministas o que trabajan por los derechos de las mujeres, “ya suman 34 las organizaciones feministas y que apoyan o trabajan por los derechos de las mujeres ilegalmente canceladas por el gobierno de Daniel Ortega desde abril de 2018”.
Las organizaciones son: Asociación Movimiento de Mujeres de Chinandega (MMCH), Asociación Programa Regional Feminista La Corriente, Asociación Casa de la Mujer Bocana de Paiwas, Asociación para el Desarrollo Integral Comunitario (ADIC), Fundación Proyecto Solar para Mujeres Nicaragüenses, Fundación Fondo Centroamericano de Mujeres (FCAM), Asociación para la Promoción de la Mujer de Waslala (Apromuwa) y Fundación Nakawe.
El cierre de estas organizaciones deja a mujeres en mayor situación de vulnerabilidad ante la violencia de género que se vive en el país, recordando que 71 mujeres fueron víctimas de femicidio, señalaron IM-Defensoras. En el primer cuatrimestre del año 2022, se registraron 22 femicidios en contra de mujeres y niñas nicaragüenses, según la organización Católicas por el Derecho a Decidir.
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“Me salvó de mil maneras”
Dara* relató a LA PRENSA que a través de los programas de formación, talleres y encuentros por parte de La Corriente pudo sentirse acuerpada de otras mujeres y pudo hablar de la violencia sexual, psicológica y física de la cual había sido víctimas en sus relaciones. “Gracias a la seguridad del espacio, de las y los trabajadores y de María Teresa (Blandón, directora de La Corriente) pude identificar y nombrar las agresiones que había sufrido en mis relaciones. Pude nombrar lo que estaba viviendo y pedir ayuda. Sin la ayuda de La Corriente no sé qué hubiera hecho”, relató la activista feminista.
Asimismo, otra joven activista feminista y estudiantil señaló que a través de esta organización y sus espacios de formación académica en derechos sexuales y reproductivos, así como el feminismo y la información sobre prevención de violencia le permitió generar pensamiento crítico, además que se convirtió en un espacio de acompañamiento.
“Personalmente tuve mucho apoyo emocional, me apoyaron con una psicóloga y se han atendido con los brazos abiertos para los procesos de mi salud emocional. A La Corriente le agradezco mucho porque me salvó de mil maneras”, afirmó Alexandra Salgado, activista feminista y estudiantil que colaboraba de cerca con La Corriente.
En “la mira” de Daniel Ortega
Una de las fundadoras de la Asociación Casa de Mujer Bocana de Paiwas, ubicada en la Región Autónoma de la Costa Caribe, señaló que ya se esperaba la cancelación de la personería jurídica porque llevan años sufriendo represalias.
Ella destacó que primero fue la cancelación de la personería jurídica y la licencia para transmitir en la radio Palabra de Mujer, esto se debe a que “en el pasado la Casa de la Mujer fue una de las que le plantó cara a Daniel Ortega en 2002, fue un precedente visible que se dejó en la comunidad y es la factura que también ahora le pasan”. En 2002, la denuncia de Zoilamérica Narváez contra su padrastro Daniel Ortega por abuso sexual y violación fue respaldada por los grupos feministas, movimientos y asociaciones.
Ella señala que quienes pierden con la cancelación de estos organismos son las mujeres beneficiarias, porque Nicaragua es un país con un sistema machista que no vela por la seguridad de las mismas. Señaló que Daniel Ortega y Rosario Murillo, pareja de dictadores en Nicaragua, demuestran así su odio a las mujeres y a las activistas feministas; ejemplo de esto es la situación de las privadas de libertad que se encuentran en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), con quienes se han ensañado con tratos violentos, torturas psicológicas y castigos especiales.
“En la lucha vamos a seguir siempre… pero hay mujeres que no tienen acceso a una red de apoyo, y para ellas será doblemente difícil y peligroso porque viven en situaciones vulnerabilidad”, finalizó.