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Régimen de Ortega afrontará dificultades para continuar comprando más vacunas rusas Sputnik. Esta es la razón

Médico dice que posibles dificultades del Gobierno en la compra de vacunas rusas no sería una tan mala noticia para la población nicaragüense. Esta es su explicación

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La agresión militar que mantiene Rusia contra Ucrania ha escalado a todos los escenarios, que ahora la producción, distribución y aprobación de la vacuna Sputnik V ha quedado en el limbo, así como podrían también quedar los contratos o negociaciones que tiene el régimen de Daniel Ortega con ese país ruso, tras las sanciones de la comunidad internacional y que han golpeado al Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), organismo que financia el desarrollo del biológico ruso.

A finales de febrero, el Departamento del Tesoro impuso sanciones al Fondo Ruso de Inversión Directa, por lo que analistas a nivel internacional han advertido que esto puede impactar la obtención de insumos para la producción de las dosis, así como la distribución de esta a nivel internacional.

Las sanciones recayeron en el RDIF, así como su director ejecutivo Kirill Dmitriev. El Tesoro dijo en su comunicado, tras las sanciones, que “(Vladímir) Putin y su círculo íntimo han confiado durante mucho tiempo en RDIF y Dmitriev para recaudar fondos en el extranjero, incluso en los Estados Unidos. Al restringir aún más a estas personas y entidades del Sistema Financiero estadounidense, Estados Unidos continúa demostrando su compromiso inquebrantable de apoyar a Ucrania, imponer costos al círculo íntimo de Putin o a aquellos conectados con Putin y su elección por la guerra, y evitar que el régimen de Putin aumente su capital para financiar su invasión a Ucrania y otras prioridades”.

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La vacuna rusa, que es desarrollada por el Instituto Gamaleya, se utiliza en más de 70 países del mundo. La exclusión del Sistema Financiero de los bancos rusos supone otro obstáculo para que los gobiernos puedan hacer transacciones en la adquisición de esa vacuna, además que se exponen a sanciones.

Pero mientras Guatemala busca anular el contrato de compras de cuatro millones de dosis de vacunas Sputnik Light que mantiene con Rusia, el régimen orteguista —como es costumbre— calla sobre si aún mantiene contrato con ese país y si afectará a Nicaragua y a los planes de vacunación a largo plazo que tiene junto al Ministerio de Salud (Minsa).

Argentina, Bolivia, Honduras, Guatemala, México, Nicaragua, Paraguay y Venezuela son parte de los países latinoamericanos donde se aplica esa vacuna rusa, sin embargo, solo Guatemala ha expresado públicamente que está analizando la suspensión legal del contrato; mientras que México manifestó que mantiene firme su compromiso de compra con el Gobierno de Rusia.

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El hermetismo de Nicaragua

Según el “Proyecto de vacunas Covid-19” que presentó el Minsa en enero de 2021, el plan del régimen era comprar más de siete millones de dosis, de los cuales 3.8 millones correspondían a la Sputnik V. Sin embargo, en mayo de 2021 se conoció escuetamente el contrato con el Fondo Ruso por 1.9 millones de dosis de Sputnik V, y en octubre de ese mismo año, la adquisición de 3.6 millones de dosis de Sputnik Light.

El 26 de octubre de ese año, la vicepresidenta designada y vocera del régimen orteguista, Rosario Murillo, dijo a través de los medios oficialistas que Nicaragua había recibido 3.9 millones de dosis de vacunas rusas. A los días llegó una donación de 100 mil dosis de Sputnik V, para un total de aproximadamente cuatro millones.

Hasta ahora no hay información si ya se completaron las entregas del contrato de Sputnik V, o si aún hay fondos comprometidos en algún otro contrato, debido a que el régimen mantiene una estrecha relación con Rusia, que junto a Cuba han sido los países que más le han proveído vacunas a Nicaragua en concepto de compras. Ninguna de estas vacunas avaladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De acuerdo con la valoración de un especialista en temas diplomáticos —quien prefirió el anonimato—, si los fondos para comprar vacunas provienen de los organismos de financiamiento internacional, estos deben exigir explicaciones acerca de los procedimientos utilizados, si se trata de vacunas aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y si realmente existe necesidad de hacer esas compras.

“Tiene que ver con la corrupción galopante en el Estado y en el Ministerio de Salud, corrupción e ineficiencia, así como políticas erráticas e irresponsables para enfrentar la pandemia. Todo esto tiene que ser evaluado por los organismos internacionales e informado públicamente”, dijo la fuente.

Argentina mantiene convenios con Rusia para la adquisición de más de 30 millones de dosis de las cuales aún quedan por entregar más de 9 millones de dosis, según reportes periodísticos. Hasta ahora el Gobierno no se ha pronunciado al respecto, aunque a inicios de febrero de este año, según el medio argentino Infobae, el presidente de esa nación anunció que no comprará más vacunas Sputnik V porque las fabricarán en el país.

No es tan mala noticia

A criterio de un médico del sector privado, que laboró para el Minsa, el país perfectamente puede sobrellevar la vacunación anticovid tomando en cuenta la disponibilidad de vacunas que tiene la institución sanitaria, y el apoyo que recibe de organismos como el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), mecanismo Covax o países. Hasta la fecha Nicaragua ha adquirido más de 15 millones de dosis.

Sin embargo, el médico aclaró que aunque haya disponibilidad de dosis anticovid el problema radica en que estas tienen fecha de caducidad por lo que el Minsa deberá renovar su stock de vacunas para poder mantener el programa de vacunación y es ahí donde entra en juego el desempeño del Gobierno.

“Entiendo que la urgencia de revacunar a la población y cambiar las tarjetas obedece precisamente a la necesidad de utilizarlas antes de su vencimiento. El Gobierno tiene apoyo de agencias como el BCIE y mecanismo Covax, además donaciones de otros países, así que si afecta el programa (las vacunas rusas), quizás no sea algo determinante”, planteó el médico.

En noviembre del año pasado, el Minsa inició la aplicación de dosis de refuerzo con Sputnik Light. Se desconoce si la institución la sigue ofreciendo debido a la falta de campaña.

Al respecto, el doctor refirió que esta situación con Rusia podría resultar una ventaja para el país, ya que puede optar o darle prioridad a otras vacunas que sí estén avaladas por la OMS. Este organismo retrasó el proceso de autorización del fármaco ruso debido a la invasión de Rusia a Ucrania.

“Creo que en este sentido la falta de disponibilidad de Sputnik V o Light no sería un problema, porque perfectamente podrían ser sustituidas por AstraZeneca, Pfizer, incluso tienen ofertas de Sinovac”, manifestó el doctor, quien señaló que estos biológicos darían más confianza a la población de vacunarse contra la covid-19.

Exclusión del Sistema Financiero, otra barrera

El medio español Cinco Días compartió la valoración de la especialista en Derecho Sanitario y Farmacéutico, Yolanda Puiggròs Jiménez de Antalas, quien expuso que las sanciones al Fondo Ruso de Inversión Directa calarán en la “financiación de los proyectos de desarrollo de la vacuna debido a la limitación a la recepción de inversiones”.

“En las operaciones de pago por la compraventa del material para producir la vacuna o de la propia vacuna acabada, que se complicarán debido a la exclusión de los bancos rusos del sistema de pagos interbancarios SWIFT, de manera que se canalizarán todas necesariamente por los dos únicos bancos rusos que quedan en el sistema, y la logística del sistema de transportes por cuanto los aviones rusos tienen prohibido sobrevolar el espacio aéreo de los países sancionadores”.

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Si bien no hay información sobre las negociaciones que tiene Nicaragua con Rusia acerca de adquirir más vacunas anticovid o la producción de este biológico en el país, el experto en temas diplomáticos señaló que hacer compras con países que están siendo sancionados por Estados Unidos y los países occidentales, representa “un alto riesgo de ver congelados esos fondos”.

“No se debe hacer negocios con países sancionados, no solo porque sería perder el dinero, porque como ocurre en el caso de Rusia tiene sus fondos congelados y cualquier transferencia a través de terceros puede ser bloqueada, sino porque pueden derivarse sanciones también para Nicaragua”, concluyó el especialista.

Luego de las sanciones contra Rusia, el Gobierno de Irán realizó una donación a Nicaragua de 200 mil dosis de vacunas Coviran Barekat contra la covid-19, como parte de un acuerdo de “cooperación” en salud entre ambos países. De esta manera, Irán y Nicaragua afianzan la relación que viene de hace años.

Las sanciones internacionales a Rusia y su fondo también dejarían en el limbo el proyecto que tenía el régimen de Ortega de producir el fármaco de ese país en una planta que ambos tienen en Nicaragua. En octubre del año pasado, el régimen informó que realizaba «las pruebas necesarias» para iniciar la producción de la vacuna contra la covid-19 CoviVac, desde la planta Mechnikov, en Managua.

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