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A “Gloria” le falló lo más elemental: su familia. LA PRENSA/ ARTE/ LUIS GONZÁLEZ

La trágica historia de “Gloria”, una niña violada, maltratada y embarazada que deambula sin hogar

Su familia no la quiso. La mandaban a dormir con las gallinas. Fue abusada sexualmente en su natal Jinotega. Vagó por el mercado de Mayoreo. Tuvo un hijo producto de otro abuso. Hoy, el niño legalmente ya no es de ella

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Cuando Gloria le dijo a su madre que el padrastro abusaba sexualmente de ella, la mujer se puso furiosa, agarró a la niña y le acercó las manos al fuego, para que no anduviera de “mentirosa”.

Cansada del martirio que vivía en la casa de su mamá, teniendo que soportar al padrastro que abusaba de ella, un pastor evangélico, Gloria se fue de la casa y comenzó a andar posando desde el año 2012, cuando ella tenía 11 años de edad. Así prosiguió una historia de maltratos, abusos sexuales, un hijo a los 15 años y dos juicios. Tiene solo 21 años y su vida ha sido un infierno.

La revista DOMINGO reconstruye la historia de Gloria (nombre ficticio, para proteger su identidad, acorde al Código de la Niñez) a través de documentos de los dos juicios que se realizaron, uno en contra del hombre que la embarazó, celebrado en Jinotega, y el otro en Managua, para despojar a la joven de su autoridad parental sobre el niño.

Padrastro abusador

A los siete años, Gloria vivía con su madre en una comunidad de Jinotega mientras su padre biológico la ignoraba. La figura paterna que tenía a su lado, su padrastro, era un pastor evangélico que comenzó maltratándola y después abusó sexualmente de ella, confesaría años después, ya adolescente, ante las autoridades del Ministerio de la Familia (Mifamilia).

Como su madre no le creyó que el padrastro la abusaba, a los 11 años de edad buscó la ayuda de su abuelo materno, quien vive en otra comunidad de Jinotega. La aceptó, pero la mandó a “dormir con las gallinas”.

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Cansada de recibir maltratos también del abuelo, Gloria buscó el apoyo de su padre, en Managua, pero no le fue bien y la Policía capitalina la encontró, en diciembre de 2013, deambulando en el mercado de Mayoreo, sola, sin comer, perdida. Tenía solo 12 años de edad.

La Policía y Mifamilia hablaron con el abuelo materno, quien aceptó cuidarla de nuevo. En agosto del año 2015, cuando cumplió 14 años, ella estaba viviendo con su abuelo materno, porque Mifamilia la había dejado al cuidado de él, tras ser encontrada deambulando en el mercado de Mayoreo de Managua.

Mayoreo
En 2013, “Gloria” fue encontrada por la Policía en el mercado de Mayoreo deambulando sin rumbo, perdida. LA PRENSA/ ARCHIVO

La vida donde el abuelo era difícil, porque él estaba criando a otros siete niños. El trato no mejoró y a finales de ese año 2015, ella busca apoyo de unos ancianos, quienes la recibieron gustosos en su casa, en otra comunidad de Jinotega.

Ahí iniciaría, sin embargo, un nuevo calvario para ella, cuando en la casa de esos ancianos conoció a J. S. R., un hombre de 25 años, que la sometería sexualmente por seis meses y la dejó embarazada cuando apenas rondaba los 15 años de edad.

Desde la primera vez que la vio, relató Gloria, J. S. R. comenzó a enamorarla. Ella lo saludó y él le retuvo la mano. Ella vio raro eso.

Al día siguiente de haber llegado a la nueva posada, los ancianos la mandan a comprar a una venta que está a media cuadra. Resulta ser la casa de J. S. R., quien casualmente se estaba bajando de un camión cuando vio llegar a la adolescente. Afuera de la venta había unos borrachos, pero ella se sintió más segura con la presencia de J. S. R.

“Gloria” contó a las autoridades de Mifamilia que toda su vida ha vivido bajo amenazas y que por eso siempre siente mucho miedo de las personas y se le dificulta decir no. LA PRENSA/ ARTE/ LUIS GONZÁLEZ

La sensación de seguridad se le terminó casi de inmediato, cuando J. S. R. le dijo buenas tardes, la tomó de las manos y le dijo que le iba a enseñar su dormitorio.

“Yo le dije que no me gustaban esas circunstancias porque yo había sido abusada por mi padrastro y no quería que otra persona me volviera a hacer lo mismo”, narró la muchacha ante una jueza, en febrero de 2018, cuando J. S. R. fue enjuiciado por violación.

El hombre la llevó al cuarto, la sentó en una cama matrimonial de madera. Ella tenía miedo, contó. Él le dijo que se dejara llevar. “Déjese, déjese. No le va a pasar nada”, decía él.

La muchacha contó que, a pesar de que ella no quería, el hombre logró sostener relaciones sexuales con ella.

Desde el primer momento, Gloria estaba desesperada por salir de la casa de J. S. R., dijo, pero la jueza que llevó su caso, y la psicóloga que la atendió, no creyeron en su relato.

La Fiscalía acusó a J. S. R. por los delitos de violación agravada y lesiones psicológicas leves, pero la jueza indicó que no se probaron esos delitos.

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Inmediatamente después de la primera vez que J. S. R. la obligó a sostener relaciones sexuales, le pidió que se quedara viviendo con él y ella se quedó, lo cual, en el juicio, lo justificó alegando que ella siempre había vivido bajo intimidación, especialmente desde que el padrastro la abusó. “No me iba de la casa porque le tenía miedo a J. S. R. Él no me amenazaba, pero yo le tenía miedo”, explicó. Los hermanos y el papá del hombre estaban de acuerdo en que ella se quedara a vivir en esa casa.

Alrededor de seis meses vivió con él. También la llevó a otra casa, en otra comunidad, donde la mamá de él.

Le pegaba con una coyunda y la agarraba del cuello. “A veces yo estaba dormida y él me quitaba la ropa. En algunos momentos yo forcejeaba con él para que no me quitara la ropa y él me golpeaba”, contó Gloria, quien en el juicio explicó que ella estudió hasta cuarto grado de primaria.

La adolescente se sentía obligada a sostener relaciones con J. S. R. porque no tenía a donde ir. Se sentía mal, sola. Aunque ella estuviera en su periodo, él la obligaba a sostener relaciones.

La celaba. Le decía que no debía hablar con ningún otro hombre. Cuando ella se negaba a tener contacto sexual, él le recriminaba que si ya se había enamorado de otro. “Cómo voy a tener otro hombre si ni con vos quiero nada”, le respondía ella.

Embarazada a los 15

Una hermana del hombre le hizo una prueba de embarazo y resultó positiva. El hombre se alegró. Dijo que si salía niña le iba a comprar de todo.

En una ocasión, cuando Gloria ya tenía un mes de embarazo, J. S. R. le propinó un machetazo que le rozó una mano y le impactó en una pierna. Ella sangraba.

Decidió escapar. “Para otra, me va a matar”, se dijo.

Gloria llegó a un hospital de Jinotega y pidió ayuda. “Estoy embarazada y el hombre me pega”, explicó. Fue en noviembre de 2016. Ella todavía tenía 15 años de edad.

La muchacha presentaba “alteraciones en su estado de salud” y Mifamilia la llevó a una casa materna, donde ella decía que no quería asumir el cuido de su bebé, que lo iba a tener, pero que era mejor que se lo dieran a una familia que quisiera cuidarlo bien.

Aunque en algún momento Gloria estuvo a punto de perderlo, el niño nació sano y hermoso, el 6 de marzo de 2017. Lo tuvo por cesárea. Se convirtió en madre tras cumplir 16 años de edad.

“No quería ser madre y no sentía afecto por el niño”, declaró la responsable de la casa materna en el juicio que después se hizo para quitarle la autoridad parental a ella.

Mifamilia buscó a los familiares de Gloria. Con la mamá de ella no había comunicación. El abuelo no quiso hacerse cargo de ella ni del bisnieto porque tenía a sus otros siete niños que estaba criando. Y una tía materna tampoco quiso asumir. “No me querían ni a mí, que me maltrataban, mucho menos que quieran a mi hijo”, les decía Gloria a los de Mifamilia.

Las autoridades procuraron entonces ayudarle a Gloria a ser madre. La llevaron a Casa Alianza y al niño al centro de protección especial Rolando Carazo.

En el Centro Especial Rolando Carazo se protege a niños menores de seis años en circunstancias especialmente difíciles: abandono, maltrato, orfandad y situación de riesgo social. LA PRENSA/ TOMADA DE WEB CANAL 4

Cuando Gloria ya había alcanzado la mayoría de edad, 18 años, pues nació en febrero de 2001, la sacaron de Casa Alianza y la llevaron junto a su hijo a la casa hogar Norma, donde la inscriben en el programa Plan de Vida Independiente. El objetivo era ayudarle a fomentar vínculos con su hijo, pero ella solo lo cuidaba cuando sabía que la estaban observando. Luego de eso, lo maltrataba.

Ver al infante, explicaba ella, le hacía recordar todo lo que había vivido cuando quedó embarazada. Presentaba síntomas de depresión, no podía dormir y se mantenía estresada.

Gloria se fugó de la casa hogar Norma en febrero de 2020 y al niño lo regresaron al centro Rolando Carazo.

Juicio por violación

El 14 de febrero de 2018, J. S. R. fue acusado en Jinotega por los delitos de violación agravada y lesiones psicológicas leves, en perjuicio de Gloria.

El 20 de marzo, poco más de un mes después, la jueza especializada en violencia, Engracia Inés Flores, lo declaró no culpable, concediéndole la duda razonable.

J. S. R. fue capturado en diciembre de 2017, tras regresar a Nicaragua procedente de Costa Rica. Alegaba que todo se había tratado de “un noviazgo” entre él y Gloria.

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La médica forense Cristina Rizo señaló que Gloria había sido violentada sexualmente cuando ella tenía seis años de edad y que odiaba al hombre que le había hecho daño, aunque no especificó si se trataba del padrastro o del hombre que la embarazó después.

El testimonio más incidente fue el de la psicóloga forense Vicenta Gutiérrez, quien explicó que “inconsistencias” e “incoherencias” en el relato de Gloria, ya que en algún momento hasta le mencionó que estaba enamorada. “El daño que yo encuentro no es con la violencia de J. S. R. El daño es por el evento traumático realizado por su padrastro”, dijo Gutiérrez.

La experta también indicó: “Fue de una manera de manipulación que se enamoró, porque era una adolescente, por el daño que se le había causado era una persona vulnerable, porque no tenía padre ni madre. Encuentro un daño de acuerdo con la vivencia que tuvo con el padrastro”.

Las palabras de Gutiérrez fueron determinantes para que la jueza Flores declarara no culpable a J. S. R., pues para ella, según lo que contó Gloria, el acceso carnal que existió fue con el consentimiento de la muchacha.

Un tribunal de apelaciones revocó la sentencia que dejó libre al hombre, pero lo condenó luego a dos de prisión, la mínima, por el delito de estupro, cuyo castigo máximo es de cuatro años de cárcel.

Otro escape

Gloria se fugó de la casa hogar Norma y a los meses regresó diciendo que deseaba ver al niño, tenerlo, y que había encontrado a una amiga que le había ofrecido casa y apoyo para cuidar al infante.

Las autoridades de Mifamilia trataron de darle un voto de confianza y la enviaron a que asistiera al Programa de Consejería Familiar.

Finalmente, Gloria también se fue de la casa de la amiga.

Fueron a consultar si Gloria estaba llegando a las sesiones del programa, pero en la Escuela de Valores informaron que ella solo había llegado a tres de las 13 sesiones a las que debía asistir. Además, en esas tres sesiones mostró una actitud negativa.

Un último recurso de las autoridades fue enviarle mensajes a Gloria a través de las radioemisoras, pero no se presentó al llamado.

Al ver que la joven no asumía la responsabilidad sobre su hijo, que en varias ocasiones había expresado que no quería cuidarlo y que tampoco había apoyo por parte de la familia, Mifamilia decidió demandarla porque el niño no podía quedar desprotegido y tiene derecho a un hogar.

El juez de Familia de Managua, Diego Arana, decidió, en julio de 2021, quitarle la autoridad parental a Gloria y declarar en desamparo al niño para que Mifamilia pueda darlo en adopción. El niño cumplió cinco años de edad el pasado 6 de marzo de 2022 y está en manos de Mifamilia. Gloria, por su parte, actualmente habita en la comunidad de Jinotega donde vive su abuelo materno, según constató la entidad estatal.

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