Entre enero y septiembre de este año, el Producto Interno Bruto (PIB) se expandió 9.9 por ciento, para un promedio de los últimos 12 meses de 6.7 por ciento, según estimaciones preliminares del Banco Central de Nicaragua (BCN). Por lo que ahora, la entidad está apostando este año por un crecimiento económico de entre 7.5 y 9.5 por ciento, y para 2022 estima una expansión de entre 3.5 y 4.5 por ciento.
“El 2021 ha sido el año de la recuperación económica de Nicaragua”, sostuvo el presidente del BCN, Ovidio Reyes, mientras compartía las actualizaciones de las proyecciones del crecimiento económico para el cierre de este año y las perspectivas para 2022.
Según Reyes, el PIB registró un crecimiento del 9.7 por ciento en el tercer trimestre de este año, del 17 por ciento durante el segundo trimestre, y del 3.7 por ciento en el primer trimestre. “Con ello, el crecimiento económico acumulado durante 2021 asciende a 9.9 por ciento”, expresó.
De concretarse la proyección de crecimiento de 7.5 por ciento, Nicaragua registraría la tasa más alta de los últimos 22 años. Según registros históricos, la última vez que la economía se expandió en siete por ciento fue en 1999, cuando el PIB creció siete, un año después del azote del huracán Mitch en el 1998, lo que ocasionó el ingreso de cooperación externa lo que favoreció a las actividades económicas.
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De hecho, detrás del crecimiento económico que proyecta el BCN al cierre de este año estaría el efecto de la pandemia en el 2020, así como tres años de recesión. Economistas consultados han explicado a LA PRENSA que si se comparan los datos de este año con 2020 se va a observar un gran crecimiento, pero no es lo correcto, puesto que el año pasado la economía mundial y nacional se vio afectada por la pandemia de la covid-19.
Es decir que la tasa de crecimiento proyectada para este año está calculada sobre la base de una economía debilitada por la pandemia y tres años de contracción consecutiva, lo que ocasiona que haya un efecto rebote similar al que hubo en el 1998, cuando el PIB creció menos que en el 1999.
Hasta ahora la tasa de crecimiento más alta que se había reportado después de 1999 fue en el 2012 cuando se registró una expansión de 6.5 por ciento, según cifras oficiales.
Según Reyes, luego de observar el comportamiento de todos los sectores y con base a los resultados de la actividad económica hasta septiembre, procedieron a realizar un ajuste a la estimación de crecimiento económico para 2021, la cual pasó de ubicarse en un rango de entre 6 y 8 por ciento a posicionarse en un crecimiento esperado de entre 7.5 y 9.5 por ciento.
Asimismo, la estimación de la inflación para este año pasó de situarse de entre 5 y 6 por ciento a un pronóstico de entre 6 y 7 por ciento, es decir un impacto mayor en los precios de los alimentos y bienes de servicios, un fenómeno que se está viviendo en la economía mundial debido a los problemas de logísticas y aumento del petróleo y derivados.
“Para el 2022, el Banco Central de Nicaragua estima un crecimiento económico de entre 3.5 y 4.5 por ciento y una inflación estimada en un rango de entre 2.5 y 3.5 por ciento”, señaló Reyes.
¿Más empleo?
El presidente del BCN indicó que a raíz del desempeño económico que se ha registrado, el empleo también se ha recuperado. Compartió que hubo una reducción en la tasa de desempleo, la cual en el tercer trimestre se situó en 4.3 por ciento, “aún cuando la tasa global de participación laboral se ubica en 65.6 por ciento”.
Además, sostuvo que el empleo formal registró un crecimiento del 8.4 por ciento, puesto que en noviembre del corriente el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) contaba con 774,404 afiliados frente a los 714,540 trabajadores que cotizaban en el mismo mes de 2020.
Por otro lado, explicó que la recuperación de la economía a nivel mundial, luego de los efectos de la pandemia de la covid-19, así como las políticas de estímulo fiscal y monetario, han impulsado el gasto mundial e influenciado “hacia el alza las expectativas de los principales agentes.
En consecuencia, aseguró, se ha observado un alza significativa en los precios de la energía y los combustibles y un ajuste generalizado de los precios de las materias primas, los que han sido agravados por dificultades en las cadenas de suministros y por la aparición de nuevas variantes de la covid-19. “De esta manera, la inflación ha resurgido en las principales economías industriales trasladándose este efecto también a nuestra economía”, agregó.
“Así, la inflación nacional acumulada a noviembre se ubicó en 5.7 por ciento, mientras que la inflación interanual fue de 7.1 por ciento. También la inflación subyacente, que aísla los bienes más volátiles de la canasta de bienes con que se calcula el IPC, se ha visto incrementada, ubicándose en 5 por ciento”, mencionó.
Siguiendo esta línea, señaló que el BCN espera que el incremento en la inflación resulte transitorio, al estar originado, principalmente por elementos externos y por el impacto que ha tenido el alza de los precios de los combustibles.
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En lo que va del año, en Nicaragua se han registrado 31 alzas y 11 bajas en el precio de la gasolina regular y súper y 29 alzas y 13 bajas en el precio del diésel, según el monitoreo del Instituto Nicaragüense de Energía (INE).
Y aunque a nivel internacional se han registrado semanas consecutivas en que el precio promedio del petróleo, de las gasolinas y del diésel han disminuido, lo cierto es que este alivio no ha llegado nicaragüenses, pues el gobierno de Daniel Ortega no revierte su decisión de mantener congelados los precios de los carburantes, que siguen como los más caros de Centroamérica.
Comportamiento de los indicadores
Según el reporte, hasta septiembre el consumo nacional registró un crecimiento del 7.6 por ciento, del cual “el consumo individual de los hogares creció un 8.2 por ciento y el consumo del Gobierno creció un 4.9 por ciento”, respecto a igual periodo del año pasado.
El incremento del consumo individual de hogares obedece, en parte, al aumento de los flujos de remesas procedentes del exterior, “así como por la tendencia de recuperación del empleo y el crédito personal, incluyendo el de tarjeta de crédito”, indica el informe.
Por otro lado, la formación bruta de capital, ligada a la construcción privada y pública, registró un buen desempeño durante el año, reportando un crecimiento equivalente al 37.8 por ciento hasta septiembre.
Según el máximo emisor bancario, la inversión fija privada creció un 39.8 por ciento y la inversión fija pública creció un 39.5 por ciento.
Asimismo, los números del BCN indican que hasta septiembre las exportaciones crecieron un 17.4 por ciento, como resultado de un aumento en los volúmenes exportados de los sectores de manufactura y mineros. Y en menor medida, por los envíos al exterior de los sectores agrícola y pesquero.
“Por su parte, en los servicios se registró crecimiento en los servicios de aeropuerto, puertos marítimos, comunicaciones, servicios de seguro, y las compras de no residentes; entre otros”, indicó la entidad.
En paralelo, las importaciones crecieron 19.5 por ciento, como resultado de mayores importaciones de bienes y de servicios. “En los bienes, se observó aumento en productos de bebidas, tabaco, vestuario, productos de madera, productos metálicos, maquinaria y equipo, entre otros”.
“En los servicios se registró aumento en servicios de transporte aéreo; transporte por agua, comunicaciones, servicios de seguro, servicios administrativos del gobierno, servicios de esparcimiento, y compras en el exterior por residentes; entre otros”, detalla el BCN.
¿Qué actividades económicas están sosteniendo el crecimiento?
Reyes aseguró que los principales sectores económicos se encuentran “ya no sólo en recuperación, sino que en expansión. Podemos inferir a la luz de este comportamiento que la economía está retornando a una nueva senda de crecimiento económico de mediano plazo que esperamos se afiance en el siguiente año”.
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Según el BCN, los sectores de mayor crecimiento acumulado durante 2021 han sido: explotación de minas y canteras (43.2 por ciento), construcción (40.7 por ciento) y comercio (17.3 por ciento).
También se encuentran en la lista la industria manufacturera (14.7 por ciento), electricidad (8.1 por ciento), pecuario (6.8 por ciento), hoteles y restaurantes (6.5 por ciento), transporte y comunicaciones (6.4 por ciento), agricultura (3.1 por ciento) y agua (2.8 por ciento), entre otras.
Pero, también se observa que en el periodo de referencia pesca y acuicultura disminuyó 3.2 por ciento y la intermediación financiera y servicios conexos también registró una caída del 5.3 por ciento, entre otras.