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El encarcelamiento de los líderes del Cosep

Entre las conjeturas y comentarios políticos que se han hecho sobre el encarcelamiento de los líderes del Cosep, Michael Heally y Álvaro Vargas, el exdiputado democrático Eliseo Núñez recordó que no es la primera vez que los dirigentes sandinistas hacen algo como esto. “Ya habían capturado a don Enrique Bolaños en los años ochenta”, recordó Núñez en declaraciones que brindó al Diario LA PRENSA.

     En realidad, no muchas personas recuerdan —porque han pasado cuatro décadas y la juventud en general desconoce esa historia— que las relaciones del sandinismo de los años ochenta con los empresarios, y de manera institucional con el Cosep, fueron muy ásperas y conflictivas. Igual que ahora.

Eso ocurrió a pesar de que el empresariado apoyó a la Revolución en su inicio, al grado de que un expresidente del Cosep, Alfonso Robelo Callejas, fue miembro de la Junta de Gobierno que sustituyó al régimen somocista, en julio de 1979.

     También doña Violeta Barrios de Chamorro, procedente del sector privado, fue parte de aquella primera Junta de Gobierno, de la cual renunció nueve meses después, junto con Robelo, por insalvables discrepancias con los comandantes de la Revolución Sandinista que de hecho eran los verdaderos gobernantes.

     Después, los choques fueron muy duros, como se puede ver por algunos hechos que se relatan en un reportaje histórico de LA PRENSA publicado el 13 de septiembre de 2020.

El 19 de octubre de 1981, el entonces presidente del Cosep, Enrique Dreyfus, y los presidentes de las cámaras de la Construcción, Benjamín Lanzas; de Industrias, Ismael Reyes (padre); de Comercio, Reynaldo Hernández; de Productores Agrícolas y Pecuarios (Unap) Ramiro Gurdián, y de la Confederación de Profesionales (Conapro), Gilberto Cuadra, firmaron una carta institucional en la que repudiaban lo que consideraron graves amenazas del general Humberto Ortega, quien era jefe del Ejército Popular Sandinista, comandante de la Revolución y uno de los nueve miembros de la Dirección Nacional del FSLN.

El general sandinista había asegurado unos días antes, en un discurso incendiario, que “aquellos que conscientes o inconscientemente apoyen los planes del imperialismo (…) si no se incorporan a la defensa, cuando se produzca la agresión serán los primeros en aparecer colgados a lo largo de caminos y carreteras del país”.

Los dirigentes empresariales reaccionaron diciendo en su carta que “el sector privado apoyó y seguirá apoyando la legítima revolución nicaragüense, tal como está contemplado en el Plan de Reconstrucción Nacional, pero de ninguna manera apoya el proyecto de transformar esta revolución en una aventura Marxista-Leninista que solo traerá más sangre y sufrimiento a nuestro pueblo”.

La consecuencia de aquella declaración empresarial fue el encarcelamiento de tres firmantes de la carta: Enrique Dreyfus, Gilberto Cuadra y Benjamín Lanzas. También Enrique Bolaños fue llevado a la cárcel, a pesar de que no firmó el documento porque no presidía ninguna Cámara, pero apareció en una foto mientras supuestamente lo redactaba. Reynaldo Hernández no fue capturado porque se refugió en la Embajada de Venezuela, y Ramiro Gurdián había viajado a ese país para recibir un reconocimiento póstumo a Jorge Salazar, el prominente líder empresarial asesinado el 17 de noviembre de 1980.

Pero los líderes del Cosep no duraron mucho tiempo en la cárcel, en aquella ocasión. Bolaños fue liberado tres días después, porque no era firmante de la carta, aunque confiscaron sus propiedades. A Dreyfus, Lanzas y Cuadra los sentenciaron a siete meses de prisión, pero solo estuvieron presos durante cuatro. Fueron liberados cuando el entonces presidente de México, José López Portillo, se negó a venir a Nicaragua a efectuar una visita oficial pactada previamente, mientras los dirigentes del Cosep no fueran dejados en libertad.

Esto es una parte imborrable de la historia, de la cual se dice que es necesario conocerla para no repetir los mismos errores y hechos desgraciados. Pero aunque se repitan debido a la contumacia política propia de algunas personas, también hay que conocerla y por lo menos reflexionar sobre ella.

Editorial cosep Daniel Ortega archivo
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