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Causas de la independencia de Centroamérica

La independencia de Centroamérica no es un hecho histórico aislado, sino vinculado a las luchas independentistas de Hispanoamérica que culminaron con la independencia de estas naciones del Reino de España. Pero, antes de entrar al tema aclaro que la independencia de nuestras naciones no fue una independencia de los pueblos indígenas autóctonos de los españoles que los invadieron. Los indios estaban —en aquel tiempo— sometidos a los descendientes de los conquistadores y colonos españoles que llegaron a este continente. En Hispanoamérica a los españoles nacidos en España se les llamaba “peninsulares” o “chapetones” (de “chapeta”, mancha rojiza posiblemente alérgica que les salía a los recién llegados de España) y a los descendientes de españoles nacidos en América se les llamaba “criollos”. Fueron los criollos quienes encabezaron las luchas independentistas.

Los criollos —y en menor medida— algunos mestizos eran los poseedores de tierras y negocios y tenían sometidos a los indios que trabajaban para ellos. Pero los criollos y mestizos estaban cansados del trato que les daban los peninsulares, generalmente funcionarios de la Corona, a la que pagaban grandes tributos sin recibir nada a cambio. Por eso, las ideas, antimonárquicas, liberales y republicanas que empezaron a impregnar Europa desde el siglo XVIII, con destacados pensadores como Montesquieu, Voltaire y Rousseau, la independencia de las 13 colonias inglesas que dieron origen a los Estados Unidos en 1776, la Revolución francesa (1789-1799) y la Declaración de los Derechos del Hombre y los Ciudadanos de 1789 inspiraron el independentismo entre los criollos de Hispanoamérica.

En 1808 Napoleón Bonaparte invadió España y destronó a Fernando VII, poniendo en su lugar a su hermano José Bonaparte. Los españoles se rebelaron contra el nuevo monarca y se produjo una resistencia popular mediante juntas integradas por militares, alto clero, funcionarios y profesores, creando un gobierno español clandestino. La Junta Central Suprema mandó la celebración de cortes (asambleas legislativas) extraordinarias y constituyentes. Las cortes reunidas en San Fernando y después en Cádiz promulgaron decretos relativos a la soberanía nacional, la división de poderes, la igualdad, la legalidad, la libertad de imprenta y leyes que establecieron un nuevo orden social. Se sentaron las bases del Estado democrático y de derecho, así como el fin del antiguo régimen y el inicio de nuevos tiempos para los españoles de la península y las colonias de América, promulgándose la Constitución de Cádiz de 1812.

Fue bajo los principios consagrados en esa Constitución que tomaron fuerza en Hispanoamérica las guerras de independencia. En 1814 volvió al poder Fernando VII, quien inició la Reconquista Española con fuertes batallas, pero las ideas republicanas e independentistas estaban para quedarse. Uno a uno los países de Hispanoamérica fueron derrotando a los monárquicos y logrando su independencia.

El primer movimiento independentista en Centroamérica se dio el 5 de noviembre de 1811, cuando el padre José Matías Delgado encabezó una conspiración en San Salvador. Ese mismo año estallaron rebeliones en León, Granada y Rivas. (En la Plaza de la Independencia de Granada, el obelisco conmemorativo del centenario de la misma tiene grabados en su base los nombres de los héroes independentistas de 1811). En 1814, cuando Fernando VII regresó a España restaurando el absolutismo, el capitán general José de Bustamante y Guerra desató una persecución feroz en contra de los independentistas y los defensores de las ideas republicanas, que se prolongaría hasta 1818, cuando lo sustituyó Carlos Urrutia.

En 1820 los militares forzaron a Fernando VII a jurar la Constitución de Cádiz de 1812, con lo que nuevamente se implementó en Centroamérica la libertad de prensa. Pedro Molina fundó El Editor Constitucional, periódico crítico de la monarquía y promotor de la independencia. En México las tropas monárquicas retrocedían derrotadas y el 24 de febrero de 1821 se firmó el Plan de Iguala, quedando a un paso de su independencia. Esto alarmó a las autoridades de la Capitanía General de Guatemala, además de la crisis financiera que por entonces sufría España. El capitán general Urrutia dejó el puesto, sustituyéndolo Gabino Gaínza, un peninsular simpatizante secreto de los independentistas. Una Junta de Notables convocada por el capitán general firmó con él la independencia, el 15 de septiembre de 1821. 

El autor es abogado y escritor.

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