En el lienzo al óleo de Anicet Lemonnier: La lectura del huérfano de la China de Voltaire, encargado por Josefina, esposa de Napoleón, aparece un grupo de filósofos y enciclopedistas de la ilustración francesa en presencia del busto de Voltaire. Los ideales libertarios de estos pensadores influenciaron a quienes más tarde nos emanciparían del yugo de las monarquías, en aras de la independencia.
Las ideas del filósofo Descartes y luego la de los enciclopedistas contribuyeron al desarrollo del pensamiento revolucionario del Siglo de las Luces. En Gran Bretaña filósofos como Hobbes, Locke, Hume, Bacon, Smith, y las contribuciones científicas de Newton dieron base sólida al pensamiento ilustrado. En Francia se difundieron con los enciclopedistas Diderot, D’Alambert, Montesquieu y Rousseau. En España con los neoclasicista Benito Feijoo y Gaspar de Jovellanos que unida a las filosofías de pensadores alemanes, como Kant, sentaron las bases para la creación del pensamiento moderno. Ideas que aunándose a los sentimientos libertadores de Jefferson y Franklin, independizaron las trece colonias norteamericanas.
La división de poderes, la doctrina de la soberanía popular y el antimonarquismo se difundieron luego en Hispanoamérica.
Cuando los ejércitos franceses invadieron la península ibérica en 1808, Napoleón obligó a Fernando VII a abdicar, proclamando rey a José Bonaparte. España combatió heroicamente derrotando a los franceses en 1814.
Los independentistas centroamericanos tomaron impulso después de la ocupación napoleónica, dándose el primer grito libertario en la conspiración encabezada por José Matías Delgado y Nicolás Aguirre en San Salvador (1811), seguido de revueltas en Nicaragua y de la Conjuración de Belén (1813).
En 1812, las cortes reunidas en Cádiz escribieron la Constitución de tendencia liberal. Esta no duró mucho, Fernando VII al regresar victorioso en 1814 la anuló.
Aunque Gámez dijera que la independencia de las colonias centroamericanas “vino por fin a realizarse sin violencia y con la mayor tranquilidad”, Alfonso Argüello en su ensayo Acontecimientos precursores de 1821 afirma que las luchas preindependentistas que sostuvieron los pueblos del Reino de Guatemala fueron sangrientas.
La sangre derramada, torturas en prisiones indecorosas e insalubres en Omoa, El Morro, Cádiz y África fueron largas y dolorosas. Tenemos los casos de Tomás Ruiz, el prócer indígena nicaragüense, detenido en la Conjura de Belén; José Celis, asesinado en la cárcel después de la conspiración de El Salvador, siendo con Pedro Molina los dos grandes médicos independentistas centroamericanos, y Manuel Antonio Marure, asesinado en La Habana, quien aún en prisión propagaba sus ideas libertarias.
La independencia centroamericana fue ganada y no echada al azar.
La Ilustración penetró durante 1760-1808 en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Donde se educaron Miguel Larreynaga y Tomás Ruiz. Allí ambos obtuvieron sus doctorados, comenzando en el Seminario Conciliar de León, Nicaragua. Centros educativos donde fueron profesores destacados.
En la Constitución de 1812, las Cortes de Cádiz concedieron al Seminario Conciliar la facultad para erigirse como universidad.
Miguel Larreynaga ideológicamente, escribe Pérez Valle, “era hijo de la ilustración francesa por influjo recibido de Liendo Goicoechea”. Tomás Ruiz fue vicerrector del Seminario Conciliar (1802). Propagó entre sus alumnos sus ideas libertarias y republicanas educando, según nos relata Argüello, a alumnos como Rafael Francisco Osejo, quien introdujo a Rousseau en Costa Rica, reformando los sistemas tradicionales de dicho país.
La conjuración de Belén fue realizada mayormente por universitarios. Algunos fueron directores de diarios y en sus columnas sostuvieron sus sueños independentistas. El doctor Pedro Molina funda en Guatemala (1820) El Editor Constitucional, después nombrado Genio de la Libertad, donde denunciaba los vicios de la administración colonial y defendía los derechos americanos. En una de sus ediciones se leía: “El Supremo Hacedor crió a los hombres iguales. No dio derecho a unos para oprimir a otros”.
José Cecilio del Valle fundó El Amigo de la Patria, quien al mando de los gazistas combatía las ideas libertarias de Molina, quien dirigía el grupo formado por Los Cacos.
El 5 de mayo de 1820, don Carlos de Urrutia envió una nota a Guatemala anunciando el restablecimiento de la Constitución de 1812. Estableciéndose inmediatamente la libertad de imprenta, abriéndose al pensamiento libre y expandiéndose las filosofías de las repúblicas democráticas.
Los estados mexicanos Comitán, Tuxtla y los del sur, incluyendo Chiapas, se adhirieron al Plan de Iguala (24 de febrero de 1821), lugar donde se declaró la independencia del Virreinato de la Nueva España. Así fue como el 15 de septiembre de 1821, en el Salón del Palacio de los Capitanes, se declaró la independencia centroamericana. Entre los que sobresalían estaban Gabino Gaínza, capitán general; José Cecilio del Valle, auditor general y Miguel Larreynaga, oidor. Quedando postergado ese día glorioso para nuestra historia nacional y centroamericana.
Bebiendo la esparcida savia francesa / con nuestra boca indígena semiespañola, / día a día cantamos la Marsellesa, / para acabar cantando la Carmañola. (Rubén Darío).
La autora es Máster en literatura española.