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No hay nicaragüense mejor que Byron Bonilla con el balón en los pies. Pese a que hay varios jugando en el extranjero y en ligas de Europa, a ninguno se le ha visto el talento y la explosividad en el ataque que tiene el jugador granadino.
Juega como extremo izquierdo en el Real Estelí. Ha jugado 30 partidos internacionales con la selección de Nicaragua y ha anotado seis goles. Su valor en el mercado de acuerdo al sitio especializado Transfermarket, es de 175,000 euros, un valor alto para un jugador nicaragüense.
Pese a eso, Bonilla no juega con la selección nacional de Nicaragua desde octubre de 2023, cuando el actual director técnico Marco Antonio “Fantasma” Figueroa dejó de convocarlo por decisión propia.
En ese entonces, Bonilla escribió en redes sociales que “por motivos personales anuncio oficialmente mi retiro de mi amada selección de futbol. Creo que por cosas de la vida me toca tomar esta fuerte decisión y hacerme a un lado”.
Su decisión la hizo pública después de que Figueroa lo dejara fuera de una convocatoria oficial para jugar dos partidos contra Montserrat en la Liga de Naciones de Concacaf. Figueroa fue consultado por los medios de comunicación sobre su decisión de no llevar a Bonilla, y este reaccionó molesto.
“Vengo a hablar de la selección, no de un jugador en específico. Vengo a hablar de tantas cosas. Si quieren hablar de un jugador específico, yo los dejo, sigan especulando lo que ustedes quieran. Me siento más cómodo en la cancha que aquí”, dijo Figueroa.
Tras las destacadas actuaciones de Bonilla con el Real Estelí en torneos internacionales a inicios del 2024, en nuevas declaraciones, el técnico dejó abierta la posibilidad de que regrese a jugar con la selección.
“Hubo un solo responsable y fue él porque renunció, pero los ataques van en contra nuestra. Byron tomó la decisión de renunciar. ¿Cuál es el primer paso? Él tiene que desbloquearse solo y después si muestra el nivel con mucho gusto va a ser llamado nuevamente a la selección”, dijo en marzo previo a un partido amistoso contra Perú, pero desde entonces, el tema no se ha vuelto a abordar desde ninguna de las dos partes.
Pero antes de ser jugador de futbol, Byron Bonilla tuvo una vida dura en donde a veces no tenía para comer y fue discriminado por ser nicaragüense en Costa Rica. Incluso, por encontrarse sin papeles en el vecino país, estuvo a punto de dejar el futbol por completo.

Discriminación
Byron Bonilla Martínez nació el 30 de agosto de 1993 en Granada y vivía en el barrio El Arsenal. A los cuatro años, su madre Maribel Martínez lo dejó a cargo de su hermana mayor para ella irse a trabajar a Costa Rica.
“Viví en Managua, pero sufrí mucho. Luego me fui a vivir con mi papá a Granada y era complicado. En todo momento mi hermana estuvo pendiente de mí, incluso a veces se quitaba el plato de su mesa para dármelo a mí”, contó el mismo Bonilla a LA PRENSA en 2020.
Cinco años más tarde, la señora Martínez regresó a Nicaragua para llevarse a su hijo con ella. Empezó a vivir en el barrio Las Pastoras, en San Pablo de Heredia, y ahí, con nueve años, Bonilla sufrió sus primeros episodios de xenofobia.
“De niño me decían ´Nica regalado´, es la frase que más nos dicen a todos de forma despectiva. La verdad no le ponía atención, nunca me enfoqué en eso. No me agredieron físicamente, pero a veces las palabras duelen más que los golpes”, relató a LA PRENSA.
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En otra entrevista que él mismo concedió a la cadena deportiva ESPN en 2020, contó que su padrastro Guillermo Avendaño fue muy importante para él en su crianza. “Mi vida fue muy dura, cosas que no deseo a nadie, ojalá algún día Dios me bendiga para ayudar a niños. Quiero ser un impulso para ellos. Llegué muy pequeño a Costa Rica, mi padrastro nos ayudó a mí y a mi madre, a veces casi no teníamos para comer”, relató.
Hasta que cumplió 18 años viajó nuevamente a Nicaragua para visitar a sus familiares, pero le retuvieron su pasaporte porque el que tenía era uno de menor de edad, así que después no podía volver a Costa Rica donde ya tenía una vida con su mamá y tampoco tenía dinero para gestionarlo.
“Debí quedarme un tiempo porque no tenía dinero para devolverme. Por eso después mi mamá me tuvo que traer a Costa Rica ilegalmente”, contó a ESPN.
Futbol
Bonilla empezó su acercamiento con el futbol profesional entre 2014 y 2015 en las filiales de Saprissa, pero como se encontraba en situación irregular en Costa Rica, no podía jugar. Hasta entonces solo había jugado en la calle, en canchas de cemento o sintéticas.
Aquellos juegos en la calle le dejaron varias heridas y cicatrices en las piernas, razón por la cual Bonilla se ha hecho varios tatuajes para cubrirlas.
En las menores de Saprissa le daban dinero para cubrir el pasaje para que fuera a los entrenamientos, pero se desanimaba debido a que por falta de papeles no podía jugar hasta que decidió separarse del futbol por un tiempo y dedicarse a buscar empleo. Entre otras cosas, Bonilla trabajó como repartidor de una empresa de alimentos.
Con el paso del tiempo, Bonilla logró regularizar su situación migratoria y regresó al futbol con un equipo de tercera división llamado Linafa y a mediados de 2016 fue comprado por el equipo Sporting San José de la segunda división costarricense. En su primera temporada marcó un total de ocho goles y desde entonces se caracterizaba por su rapidez y su precisión de pases.

Los rumores de que había un buen jugador nicaragüense en la segunda división de Costa Rica llegaron a los oídos de Henry Duarte, que para entonces era el entrenador de la selección de Nicaragua.
Duarte recuerda que viajó a Costa Rica para conocerlo. “Fui a verlo jugar. Me gustó. Hablé con él sobre la posibilidad de convocarlo para la selección y me dijo que sí que estaba interesado”, cuenta el exentrenador de la selección.
“Es un jugador con mucho atrevimiento. Muy hábil. Donde le cuesta es aplicarse en el juego táctico. Le cuesta, pero es un jugador que hace mucha diferencia y puede ayudar al equipo”, comenta Duarte, quien finalmente lo convocó y lo hizo debutar en un partido contra Trinidad y Tobago.
Bonilla tuvo un paso destacado por el futbol de Costa Rica y en 2017 fue nombrado como el mejor extranjero de la liga costarricense. En enero 2019 llegaría a jugar a préstamo con Municipal Grecia y luego, fue fichado por Saprissa en mayo de ese mismo año.
Como parte del plantel de Saprissa, Bonilla fue campeón de la Liga Concacaf en 2019, y en 2020 fue campeón de la liga costarricense. Pese a los títulos, en Saprissa Bonilla no se sentía a gusto porque no jugaba mucho y por esa razón decidió salir del club y empezar a jugar para Cartaginés con el cual fue campeón nacional de Costa Rica en 2022, dejando atrás los 81 años que tenía ese equipo sin ganar un título.
Familiar
En enero de 2023, el Real Estelí se hizo de la ficha de Byron Bonilla. Era una oportunidad para él de regresar a Nicaragua, sin embargo, su familia se quedó en Costa Rica.
“Desde que vino hubo una diferencia en el equipo hasta el punto en que se volvió un titular indiscutible y uno de los líderes del equipo”, comenta una persona allegada al cuerpo técnico del cuadro esteliano y que solicita no revelar su nombre.
En el ámbito personal, Bonilla es una persona de actitud “rebelde”, comenta Henry Duarte. “Tiene una personalidad agradable, pero también hay que saberlo llevar”, agrega, mientras que el allegado al cuerpo técnico del Estelí dice que, a veces “es un poco presumido por la calidad de jugador que es”.
Por otro lado, en algunas entrevistas, como la que ofreció a ESPN en 2020, Bonilla se ha mostrado muy cercano a sus seres queridos. “Mi familia significa todo. Tengo dos princesas (hijas), a mi señora madre, mi hermana que me ayudó y sigue en Nicaragua, a mi padre y otra hermana acá. Yo me debo a ellos. Mi mamá y yo hubo tiempos que no teníamos comida en nuestra mesa, pero aún, así siempre creyó en mis sueños, me apoyó y hoy en día yo llevo la comida a nuestra casa, todos los días me levanto con la consigna de ayudarlos”, dijo en esa ocasión.

Bonilla tiene 30 años actualmente y se ha destacado en los torneos internacionales en los que el Real Estelí jugó contra rivales de gran peso en la región, como el mismo Saprissa de Costa Rica o el CAI de Panamá. Incluso, jugando contra el Club América de México le anotó un gol de penal a lo “Panenka”, a Luis Malagón, uno de los mejores porteros de la región.
Por estas actuaciones contra grandes rivales, los aficionados nicaragüenses lo han echado de menos con la “Azul y Blanco”. Por ahora, Nicaragua tiene programado un partido amistoso contra Guatemala el próximo 26 de mayo, y posteriormente deberá encarar los partidos eliminatorios para el mundial de futbol de 2026, y para los cuales aún no está claro si el Fantasma Figueroa convocaría al mejor elemento en ataque con el que puede contar.
“Por acá todavía no hemos escuchado nada si hay posibilidad de que vuelva a la selección. Hasta donde sé, de parte de él hay interés, pero es que no se lleva bien con el Fantasma”, comenta la fuente del Real Estelí.