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Cardenal Leopoldo Brenes presidiendo una misa en la Catedral de Managua

El virus infernal contra la Iglesia Católica

Quince sacerdotes han fallecido en Nicaragua después de presentar síntomas atribuibles al Covid-19. Al menos otros 10 han presentado complicaciones respiratorias. El virus también ha alcanzado al propio cardenal Leopoldo Brenes y complicado la visita a los templos.

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Casi diminuto y de blanco como se le ve desde el 13 de marzo de 2013, el argentino subía poco a poco, cojeando, las gradas de una Plaza de San Pedro desierta.

Era viernes 27 de marzo del 2020. Días antes, el once del mismo mes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había declarado como pandemia al Covid-19. Hasta entonces, había 118,000 casos en 114 países del planeta y más de 4,000 personas fallecidas desde que se supo de la existencia del virus en diciembre del 2019.

Ahí estaba Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, protagonizando una de las imágenes más impactantes de la última década y quizás de este siglo que apenas empieza. Rezaba solo en la Plaza de San Pedro, sin la multitud que acostumbraba a admirar cada acción papal, mientras caía la tarde en medio de una Roma confinada por la peste.

En Nicaragua, la imagen se repite hasta estos días. No tan impactante como la de Bergoglio, pero sí se hace sentir entre los fieles católicos que cada domingo acostumbraban visitar los templos del país para comulgar y escuchar la palabra del Señor.

Desde la llegada de la pandemia al país, el 18 de marzo del 2020, varios templos optaron por cerrar sus puertas temporalmente para prevenir contagios. Incluso el cardenal Leopoldo Brenes presidía la eucaristía desde la Catedral de Managua vacía, a través de redes sociales y medios de comunicación.

También se establecieron protocolos de prevención que persisten hasta la fecha. Nadie puede entrar a una iglesia si no usa mascarilla, además de la aplicación de alcohol antes de ingresar a los templos. Tampoco se permiten más de tres personas sentadas en una banca.

Feligreses con mascarillas y en bancas separadas en medio de una misa dominical en Catedral de Managua. LA PRENSA/Óscar Navarrete

El cardenal Brenes ha informado que de momento ha dejado a criterio de cada párroco la decisión de suspender las actividades presenciales en los templos; sin embargo, la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Ticuantepe informó en sus redes sociales que ya no celebrarán misas de cuerpo presente, suspendieron las confesiones y al momento de la eucaristía se dará la comunión en la mano.

“Si sospecha de gripe o se siente débil o con malestar, por favor no asista al templo, puede vivir la misa desde los medios católicos de comunicación o por la página parroquial de Facebook”, dice la publicación de la parroquia.

El virus también ha afectado a los sacerdotes. El mismo cardenal Brenes se encuentra en el Hospital Militar tras dar positivo a una prueba del nuevo coronavirus, según informó la Arquidiócesis de Managua en un comunicado.

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A inicios de este año, las iglesias poco a poco venían retomando las misas presenciales pese a que el virus aún no está controlado, pero antes de ser hospitalizado, el cardenal Brenes dijo el martes 17 de agosto en entrevista a Canal 12 que, en una reunión de consejo presbiteral, los sacerdotes realizarán consultas en sus parroquias para decidir si es necesario volver a cerrar los templos y retomar la modalidad virtual ante el rebrote que existe en el país.

“Como los sacerdotes no han dejado de celebrar la eucaristía y a veces las personas se acercan, quizás algunos, puede ser que se descuidaron un poco, aunque tratamos de hacer todo lo posible (por cuidarnos)” mencionó Brenes en esa ocasión y aseguró que en Nicaragua “trece sacerdotes han fallecido de Covid-19 en todo el país”.

Dos días más tarde, el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, durante una homilía informó de la muerte de un sacerdote más con síntomas asociados al Covid-19.

Entre estas muertes, Álvarez mencionó al obispo emérito César Bosco Vivas Robelo, fallecido el 23 de junio de 2020, a los 78 años de edad. Vivas fue enterrado de manera inmediata, a como establece el protocolo para pacientes fallecidos por Covid-19. En esa ocasión, el cardenal Brenes dijo a LA PRENSA que “ahora toda cosa respiratoria, dicen que siempre es tendencia que sea Covid-19 (…) una sospecha”.

El obispo emérito Bosco Vivas Robelo de la Diócesis de León fallecido en junio del 2020. LA PRENSA/Óscar Navarrete

Desde el 13 de octubre del 2020, el Ministerio de Salud no reporta más que un fallecido semanal, pese a que la cifra de contagios alcanzó su pico más alto el 31 de agosto cuando las autoridades informaron de 568 casos positivos.

Las cifras oficiales distan mucho de las que tiene el independiente Observatorio Ciudadano Covid-19 Nicaragua, que registra un total de 22,086 posibles casos positivos y 4,002 muertes atribuibles a la pandemia. El organismo también convocó esta semana a una auto cuarentena por un mes debido ante incremento de casos y muertes por el virus

En medio del rebrote pandémico, el 31 de agosto, monseñor Rolando Álvarez, llamó a sacerdotes, religiosos y a la población en general a cumplir “estrictamente” las recomendaciones brindadas por los expertos desde que inició la pandemia.

Los templos de la Diócesis continuarán abiertos dijo, pero “les exhorto encarecidamente con el corazón de padre y pastor, a vivir preferencialmente las eucaristías, aún las dominicales, a través de los medios de comunicación, radio, televisión y redes sociales, y a recibir con todo el fervor, amor y devoción a Jesús de forma espiritual”, indicó en una nota de prensa firmada por él.

Una semana antes, Álvarez ya había orientado “suspender inmediatamente” los retiros procesiones y otras manifestaciones religiosas. “Debemos custodiar la vida”, dijo el obispo de Matagalpa en esa ocasión.

El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez. LA PRENSA

Ciertamente, nadie estaba preparado para enfrentar el virus, ni la Iglesia, y así lo dijo el Papa Francisco en la Plaza San Pedro. “Fuimos sorprendidos por una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en el mismo barco, todos frágiles y desorientados, pero al mismo tiempo importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de consuelo. Todos estamos en este barco”.

Lo dijo durante una hora de oración en donde otorgó, de manera extraordinaria porque solo se da los domingos de pascua y los 25 de diciembre, la bendición “urbi et orbi”, que concede indulgencia plenaria por sus pecados a los fieles católicos.

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“Se concede la indulgencia plenaria a los fieles afectados por el coronavirus”, dijo el Papa argentino cerca de la puerta central de la Basílica del Vaticano, donde se lució la imagen de la Virgen Patrona de Roma, la Salus Populi Romani, y el Crucifijo de San Marcelo que en 1552 fue llevado en procesión a través de los barrios de la capital italiana para terminar con otra plaga que azotaba la región para aquellos años.

15 sacerdotes fallecidos

El primer sacerdote del que se tiene registro que falleció durante la pandemia del Covid-19 en Nicaragua, es monseñor Francisco Leiva, el 14 de mayo de 2020 en un hospital de Managua.

Leiva era canónigo de la Catedral de León y vicario de una parroquia de Nagarote. La Diócesis de León informó en sus redes sociales que el padre fue llevado de emergencia a un hospital capitalino, aunque no especifica cuál fue la causa por la que falleció.

Días más tarde, el 21 del mismo mes, el párroco de la iglesia Santiago Apóstol de Telica, Bismark Acebedo, fue reportado como fallecido sin especificar la causa, sin embargo, su entierro se dio de manera inmediata en su natal Jinotepe.

El nueve de junio del 2020, el párroco de la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe de Granada, Francisco Solano, permaneció con respiración artificial y falleció en el hospital Militar tras presentar síntomas asociados al Covid-19, según reportó Canal 5TV Granada

La página de Facebook de su parroquia lamentó el fallecimiento de Solano. “Nos encontramos profundamente consternados pero esperanzados en la resurrección. En paz descanse nuestro hermano el Pbro. Francisco Solano”, se lee en su publicación de junio del año pasado.

El padre Francisco Solano era recordado por los feligreses por su carisma y solidaridad. Tomada de redes sociales

Solano fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1996 y ejerció su ministerio en la parroquia Nuestra Señora de Fátima en Granada, parroquia San Lorenzo de Boaco, y fue rector de los seminarios mayor San Vicente de Paúl en Boaco, y el seminario mayor de Diriá.

A la lista también se sumó el sacerdote Félix García el 18 de junio, y el 23 del mismo mes se anunció la muerte del obispo de la Diócesis de León, Bosco Vivas, tras presentar síntomas respiratorios relacionados con la pandemia. Vivas era criticado por sectores de oposición que lo consideraban un “aliado” del gobierno de Daniel Ortega.

El 30 de julio a las once y media de la noche falleció Fray Jaime Valdivia Pinell de la Diócesis de Estelí, quien había recibido alta médica el 25 de julio después de haber pasado internado al menos 20 días en el hospital Bautista. Valdivia era el promotor de la beatificación del padre Odorico D´Andrea.

La cuarentena a la que se había sometido Valdivia desde marzo, junto a los demás miembros de la orden de Monjes Contemplativos Albertinianos a la que pertenecía, no le bastó para prevenir el contagio y junto a cinco frailes de la misma orden, además de la señora que les ayudaba en la cocina, se enfermaron con el virus. Solamente él perdió la vida.

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Valdivia Pinell era Doctor en Teología y decano de la Facultad Mater Evangeli de la Universidad del Trópico Seco (UCATSE), también fue fundador de los Monjes Albertinianos de la Regla de San Agustín para los Siervos de Dios, en la ciudad de Estelí.

El sábado 26 de septiembre de 2020, el padre Javier Antonio Reyes Treminio, párroco de la iglesia Guadalupe de Loma Linda fue reportado como fallecido por la Arquidiócesis de Managua. Su entierro fue realizado de manera inmediata y en privado por sus familiares.

Este año, otros ocho sacerdotes han fallecido con síntomas asociados al Covid-19. Julio Denis Reyes el 30 de marzo, Juan Domingo Gutiérrez el 14 de junio y Pablo Espinoza el 25 de julio. Los otros cinco fallecieron en agosto, todos en menos de un mes.

El sacerdote Julio Melgar, de origen salvadoreño, ya se había vacunado con la primera dosis contra el Covid-19, pero el 25 de julio tuvo que ser internado en el hospital San Juan de Dios de Estelí, en donde falleció la media noche del lunes nueve de agosto y tuvo que ser enterrado de manera inmediata al amanecer del día diez.

El padre Julio César Melgar. TOMADA DE REDES SOCIALES

Quienes lo conocieron lo catalogan como fiel creyente de San Arnulfo Romero, sacerdote asesinado en su país hace 40 años y declarado santo por el Vaticano. Durante 30 años, Melgar llevó el Evangelio a los fieles de San Juan de Limay y Pueblo Nuevo, además de la parroquia Santiago Apóstol de la ciudad de Somoto, Madriz.

Un día después del fallecimiento de Melgar, la Arquidiócesis de Managua anunció la muerte del sacerdote Uriel Sandi de la iglesia María Inmaculada del barrio Altagracia.

El 15 de agosto, falleció intubado en el hospital Militar, el sacerdote Julio de los Santos Dávila, de la parroquia de Monte Tabor. Llevaba diez días hospitalizado y cinco intubado. Tres días más tarde fallece el sacerdote de Estelí, Francisco Valdivia.

Todos los mencionados, fueron recordados el pasado 19 de agosto por el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez en su programa Pastoreo, Comunicación y Oración transmitido por el Canal Católico, de quienes confirmó que fallecieron por síntomas relacionados a la pandemia.

A la lista se sumó el sacerdote Dámaso Suazo de Muy Muy, el 30 de agosto. A este último, el padre Danny García lo recuerda como “una persona humilde, noble, de buen corazón”.

Padre Dámaso Suazo, fallecido el pasado 30 de agosto por síntomas asociados con el Covid19. TOMADA DE REDES SOCIALES

Suazo llevaba 17 días hospitalizado y con respiración asistida en el Hospital Regional de Matagalpa, hasta que se rindió frente al virus del Covid19.

Por otro lado, son al menos diez los sacerdotes que han presentado síntomas contra el Covid-19, algunos continúan delicados, pero sin ceder ante el virus como el mismo cardenal Brenes, otros ya más recuperados, pero no al cien por ciento como el exorcista de la Catedral de Managua, Rodolfo López, quien a través de un mensaje respondió “gracias a Dios estoy mejor”.

De la misma manera se supo sobre la salud del padre Jairo de Jesús Mejía, párroco de la parroquia Santa Cruz en Santo Domingo, Chontales. Un familiar de nombre Daniel Mejía asegura que el sacerdote “se encuentra en recuperación y está fuera de peligro”. Actualmente realiza su cuarentena prudencial en un cuarto de su parroquia, después de haber estado algunos días hospitalizado.

Entre el virus y la dictadura

Días después que la pandemia llegara al país, el 18 de marzo del 2020, monseñor Rolando Álvarez anunció que su Diócesis crearía un Centro de Prevención Médica para “informar, orientar y atender a la población ante el Covid-19 en la medida de nuestras posibilidades”.

Esto no pudo llevarse a cabo porque el cinco de abril de ese año, Álvarez informó por twitter que “el MINSA me acaba de notificar que no puedo llevar adelante el Proyecto de los Centros de Prevención Médica, ni si quiera el Call Center. Quiero dejar constancia ante el pueblo que nosotros como Diócesis quisimos trabajar por la salud de nuestro pueblo y no nos han permitido”.

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Contrario al gobierno de Daniel Ortega, la Iglesia Católica de Nicaragua fue de las primeras instituciones del país en tomar medidas de prevención frente al virus orientando a sus fieles que siguieran los oficios religiosos del fin de la Cuaresma y toda la Semana Santa en sus casas.

Mientras tanto, el gobierno de Ortega promovió actividades religiosas que habían sido suspendidas por la iglesia como las carretas peregrinas a Popoyuapa, el viacrusis acuático en Granada o la misa de San Lázaro, en Masaya

“Una auténtica piedad popular (…) no debe ignorar el sentido común, la prudencia y el uso de la razón: exponerse al contagio y desafiar la pandemia con una fe imprudente e irracional o peor aún escuchando la voz del demonio que tienta como tentó a Jesús” reaccionó la Conferencia Episcopal de Nicaragua después de que la vicepresidenta Rosario Murillo instara a participar en estas actividades.

El cardenal Leopoldo José Brenes permanece hospitalizado tras haber dado positivo a una prueba de Covid-19. LA PRENSA/Óscar Navarrete

Lo mismo ha sucedido con otros eventos como la celebración de Santo Domingo de Guzmán, el santo patrono de capital Managua. Mientras la Iglesia ha instruido a sus fieles a que vivan la bajada y subida del santo en oración desde sus hogares, las autoridades promueven actividades masivas e incluso simulan el trayecto del santo con una réplica de la imagen.

Los roces entre la Iglesia Católica y el gobierno de Daniel Ortega no son nuevos. Ya venían desde 2018 cuando el mismo Ortega acusó a los obispos de ser parte de un plan de Estados Unidos que buscaba darle un Golpe de Estado.

Los ataques del oficialismo persisten hasta estos días, empezando por las diatribas de medio día de la vicepresidenta Rosario Murillo donde ataca a los obispos y sacerdotes constantemente. La respuesta, en palabras de monseñor Abelardo Mata, únicamente ha sido: “la Iglesia siempre ha visto pasar el féretro de sus perseguidores”.

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COMENTARIOS

  1. Hace 3 años

    Todo lo escrito es la verdad, mas no conocemos que es el motivo de callar o esconder verdadero estado de salud del Cardenal Brenes? Supimos que había dado positivo al Civid-19, aun después de haber recibido dosis completa de vacunas para contrarrestar infecciones de plaga. Ya han pasados dos semanas de silencio y no sabemos si sigue hospitalizado o que. Como parte de la Iglesia a la que profeso, pido conocer que ocurre con nuestro Cardenal. Verdadero estado de salud y donde se encuentra. No queremos mas secuestro ni engaño alguno. Que la preciosa Sangre de Cristo y San Miguel Arcángel sean su Angel protector.

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