Las iglesias de Nicaragua no se deciden a suspender sus cultos, misas y otras actividades religiosas en este momento en que el contagio del Covid-19 va en ascenso, porque no existe entre la población una educación adecuada en temas de salud y, además, porque el gobierno de Daniel Ortega ha sido un mal ejemplo para sus allegados al promover actividades con grandes aglomeraciones de personas, afirma el epidemiólogo Álvaro Ramírez.
“La gente no puede entender la importancia de evitar las aglomeraciones”, señaló Ramírez, insistiendo en el mal ejemplo que da la dictadura para que se dé esa falta de comprensión sobre la gravedad del Covid-19 en Nicaragua.
Por otra parte, el epidemiólogo nicaragüense, que reside en Europa, considera que a la falta de educación en temas sanitarios se le une el fanatismo religioso, otro factor negativo que impide que las iglesias detengan las actividades que generan aglomeraciones y ayuden a la disminución del contagio con el coronavirus. “La gente puede creer que por la oración se van a salvar, sin tener que considerar las medidas terrenales de protección: distanciamiento social, evitar aglomeraciones, lavado de manos…”, manifestó Ramírez.
Y un tercer elemento que mencionó el galeno es el económico. “Hay pastores independientes que necesitan del diezmo y si no se reúnen no hay diezmo. On line no sirve mucho”, analizó el epidemiólogo.
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El dilema de las iglesias: ¿Reunirse o no?
Para el también epidemiólogo, Leonel Argüello, las razones que llevan a las iglesias en Nicaragua a pensar varias veces la decisión de suspender las misas o cultos en estos tiempos de pandemia del Covid-19 son varias.
Argüello indicó que desde el inicio de la pandemia, en el 2020, se pidió a las iglesias que evitaran las aglomeraciones en sus reuniones espirituales.
Con la Iglesia católica no hubo mucho problema, contó el galeno. Encontraron en ella seriedad, responsabilidad y preocupación por los feligreses.
Pero, con las iglesias evangélicas fue diferente. Son muchas y, a diferencia de la Iglesia católica, no están cohesionadas bajo un solo liderazgo. “Están muy separadas entre unas y otras”, expuso Argüello.
Una de las principales razones por las que los cristianos se reúnen es porque ese mandato aparece en la Biblia: la hermandad. De hecho, consideran que la Iglesia es el grupo de hermanos que se reúnen y no el edificio en sí.
La pandemia ha creado una situación difícil para los religiosos. El epidemiólogo Argüello considera que es muy probable que los evangélicos confundan que “Dios los va a proteger y eso no es correcto”. “La gente siempre debe de mantener las medidas”, aseveró.
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Según Argüello, no hay problema en reunirse, siempre y cuando se tomen las medidas necesarias, pero no en todas las iglesias se toman con seriedad las medidas recomendadas.
El médico añadió que otro punto a tomar en cuenta es que en las iglesias se cobran diezmos u ofrendas, un elemento que puede tener su influencia en la decisión de seguir reuniéndose a pesar de los rebrotes de la pandemia.
“Un arma de doble filo”
El vicario de la Familia de la Iglesia católica, monseñor Silvio Fonseca, reconoce que la situación es difícil y reunirse o no reunirse como iglesia puede ser “un arma de doble filo”.
Por un lado, explica Fonseca, la feligresía resiente la falta de misas, porque en la actualidad Nicaragua vive momentos muy difíciles en muchos sentidos, especialmente por la misma pandemia y por la situación económica, política y social. “Es cuando más la gente necesita la asistencia espiritual”, expresó el sacerdote.
De acuerdo con Fonseca, los feligreses católicos reclamaron que en el 2020 hubo capillas que estuvieron cerradas desde el inicio de la pandemia en Nicaragua, hasta finales del año.
Por otro lado, “la pandemia no se va a ir ahorita y las iglesias no pueden estar así, cerrando cultos”, manifestó el sacerdote.
En los últimos meses, la pandemia ha causado estragos también entre los sacerdotes católicos. Varios de ellos han fallecido con sospechas de Covid-19, jóvenes incluso, con gran potencial de llegar a ser pastores y hasta futuros obispos de este país.
De contagiarse con el Covid-19 no ha escapado ni una de las máximas autoridades de la Iglesia católica, el cardenal Leopoldo Brenes, quien dio positivo a la enfermedad. Afortunadamente, comentó Fonseca, el domingo y el lunes, Brenes ha estado estable.
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Fonseca también comentó sobre la parte económica de los cultos y las misas religiosos, indicando que debido a la pandemia y también a la situación económica las ofrendas han mermado hasta en un 70 por ciento en las iglesias católicas, las cuales dependen de las limosnas de los fieles. “Los que no bajan son los recibos de luz, de agua”, expresó Fonseca.
“El contagio no está en las iglesias”
Por último, monseñor Fonseca aclaró que los feligreses solo están una hora en las misas y el contagio se produce principalmente en otros sitios.
En las noticias se cuenta que los bares, los estadios, centros comerciales y otros sitios de ocio permanecen llenos de personas en estos días.