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Jackson Orozco graduándose como periodista a pesar de que su familia no estaba de acuerdo en que ejerciera esa profesión. CORTESÍA

La historia de Jackson Orozco: “No debiste estudiar periodismo”, le recrimina su padre

A Jackson Orozco le rompieron la nariz y fue acusado de incendiar la Radio Ya. Su error, fuehaber estado cerca del siniestro, dice. Esta es la historia del periodista que tuvo que disfrazarsede vagabundo para huir de la represión de Daniel Ortega.

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“Todo lo que te está pasando es porque estudiaste esa carrera”, le dijo don Uriel Orozco a su hijo Jackson, cuando le contó la persecución que el gobierno de Daniel Ortega emprendió en su contra.

A Jackson lo acusaban de ser el responsable del incendio de la oficialista Radio Ya, el pasado 28 de mayo de 2018. Ese día, él estaba cubriendo una toma que hicieron estudiantes al recinto de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).

Los estudiantes llegaron desde las cinco de la mañana a tomarse la UNI. La Policía llegó a desalojarlos a eso de siete y media. Jackson llegó a cubrir casi a las nueve.

Estaba en vivo para 100% Noticias, por los semáforos de la avenida universitaria. El enfrentamiento entre estudiantes y la Policía ya estaba avanzado. Se escuchaban bombas, disparos y se veía a jóvenes corriendo de un lado para otro con piedras y morteros en las manos.

Entrevistó a un muchacho que le señaló hacia la Radio Ya diciendo: “De allá están saliendo los ataques”, así que, en su reporte, Jackson retomó la versión del joven. “Yo digo al aire que supuestamente los ataques están saliendo de Radio Ya, pero los oficialistas vinieron y manipularon eso”.

Su jefa de prensa en aquel momento, Lucia Pineda Ubau, lo llamó y le dijo que se pusiera a resguardo porque ya circulaba un video manipulado y las amenazas en redes sociales por parte de simpatizantes sandinistas. Pedían que fuese encarcelado y lo acusaban de dar la orden de incendiar la radio oficialista.

Jackson en el set de 100% Noticias, canal confiscado por la dictadura de Daniel Ortega. CORTESÍA

Días después lo mandaron a la Dirección General de Ingresos (DGI) porque había rumores de que estaban sacando papelería y se planeaba un incendio en esa institución, pero en lo que está llegando, en Canal 4 anuncian que “el mismo que dirigió la quema de Radio Ya, quiere dirigir la quema de la DGI”.

Desde ese momento lo empezaron a amenazar en redes sociales más seguido, motorizados lo seguían desde el canal hasta su casa, y Jackson sentía que la vida de su hija de nueve años, su hijo de cinco, y la de su esposa, estaban en peligro.

Fue en octubre de 2018 cuando los jóvenes Marlon Fonseca, Rodrigo Espinoza y Hanssel Vásquez, fueron detenidos en Nindirí y acusados de la quema de Radio Ya. En ese caso, Jackson fue vinculado como autor intelectual así que decidió salir del país.

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En diciembre, cuando 100% Noticias fue confiscado, el director Miguel Mora y la jefa de prensa Lucía Pineda fueron detenidos, mientras que el comentarista político Jaime Arellano, el periodista Luis Galeano y Jackson Orozco, tenían orden de captura.

“Sin temor a equivocarme, yo hubiese sido el primer periodista preso” desde octubre, valora hoy desde Estados Unidos, pero para llegar allá tuvo que pasar momentos de tensión. Se disfrazó de vagabundo para poder cruzar la frontera, y cuando intentó tomar un avión en uno de los países vecinos, las autoridades no le creían que era periodista y casi lo regresan a Nicaragua.

Por todo eso es que su padre le recrimina: “Te dije que no fueras periodista, pero vos no me hacés caso”.

Así fue periodista

Jackson Alexander Orozco Mora vivió su infancia entre Rivas y Managua. Nació el 10 de marzo de 1981. Su madre, María Teresa Mora, era una agente de la Policía sandinista de los ochenta y casi no pasaba tiempo con él. “Quien era hijo de militar o de policía en ese tiempo era imposible que iba a estar con sus padres”, recuerda.

Su padre, Uriel Orozco, era contador y después de separarse de María Teresa, y debido a la guerra migró hacia Estados Unidos donde vive actualmente. Desde allá, su padre le recrimina a Jackson el haber estudiado periodismo desde antes de entrar a la universidad.

Como sus padres no podían pasar con él, Jackson se crio con sus abuelos paternos en Ciudad Sandino. Don Crescencio Orozco fue casi un padre para él, dice. El hombre tenía un molino y se levantaba a las cuatro de la mañana para trabajar, y siempre lo hacía escuchando la Radio Corporación.

Ahí es donde Jackson se sintió atraído por el periodismo. Tenía 14 años, ya había estudiado su primaria en distintos colegios de Rivas y Managua, y en 1999 se bachilleró en el colegio cristiano Alfa y Omega.

Para ese entonces, don Crescencio compraba el diario LA PRENSA todos los días, y Jackson lo agarraba para leerlo. Dice que a su corta edad ya identificaba a la mayoría de funcionarios de los gobiernos de la época, el de Violeta Barrios y el de Arnoldo Alemán.

Crescencio Orozco e Isabel Baquedano, abuelos paternos de Jackson. CORTESÍA

En 2001, quiso entrar a estudiar periodismo en la Universidad Centroamericana (UCA), pero su abuelo estaba muy enfermo para aquellos días, así que decidió estudiar sabatino en la Universidad Hispanoamericana (UHISPAM), y durante la semana se hacía cargo del molino de su abuelo.

De la UHISPAM recuerda haber conocido a colegas como Arnulfo Peralta, con quien compartió salón de clases, y en los pasillos de la universidad, porque eran generaciones diferentes, se encontraba a Jennifer Ortiz o a Karen Erazo.

Pero cuando Jackson contó a su familia que había decidido estudiar periodismo, nadie lo apoyó. Su abuela, Isabel Baquedano no quería que estudiara periodismo porque la consideraba una profesión muy peligrosa. “En México matan periodistas”, le advertía. Su abuelo nunca le dijo nada, y sus padres nunca estuvieron de acuerdo. Es la fecha y le siguen recriminando su decisión.

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Jackson empezó trabajando en Radio Maranatha como pasante cuando estaba en segundo año de la carrera. Era locutor. Tiempo después aplicó para ser presentador en 100% Noticias, y fue seleccionado. Luego trabajó en ENACAL con Ruth Selma Herrera, directora de la empresa estatal para aquel entonces, e hizo consultorías para algunas organizaciones.

En 2010 regresó a 100% Noticias hasta octubre de 2018 que decidió salir del país. Fue jefe de prensa, periodista y presentador en el canal que fue confiscado en diciembre de ese año.

Vagabundo

El 18 de abril de 2018 Jackson estaba en el canal editando y desde ahí vio la represión en Camino de Oriente. El siguiente día, 19 de abril, le tocó cubrir las protestas en la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI).

También cubrió la llegada de los obispos a la Basílica Menor de Diriamba el nueve de julio de ese año. Ese día a Jackson le quebraron la nariz a punta de puñetazos.

“Este es Jackson, el que dio la orden de quemar la Radio Ya” gritó un paramilitar encapuchado que lo identificó en medio del tumulto de gente. Los obispos llegaban a la ciudad cerca de las once de la mañana para tratar de detener la represión y sacar a las personas manifestantes que se encontraban refugiadas en la Basílica.

Jackson llegó en un microbús con los obispos pues “por seguridad”, no llevaron la camioneta del canal. Los paramilitares y turbas del Frente Sandinista rodearon el templo y golpearon a los obispos. Jackson se quedó cerca de monseñor Silvio Báez para grabar cómo lo atacaban, pero en eso le roban la cámara a su compañero de trabajo. Los agarraron a los dos y a él le rompieron la nariz.

“Te advertimos que por esta te salvas, pero la próxima no te vamos a perdonar porque vos fuiste el que promoviste la quema de la radio, y decile a tu jefe Miguel Mora que se cuide” le advirtieron los paramilitares, dice.

Jackson ensangrentado después de que paramilitares le rompieran la nariz a puñetazos. CORTESÍA

En el camino a Managua fue que decidió su exilio, así que se puso a buscar opciones en los siguientes días. Con familiares y amigos encontró la mejor manera de salir a Estados Unidos, y fue hasta octubre que pudo hacerlo.

No quiso salir por el puesto fronterizo por temor a que fuera detenido, y para evitar a los miembros del Ejército que resguardan los puntos ciegos en las fronteras, se disfrazó de vagabundo. Se quitó sus anteojos, se puso la ropa más viejita, rota y sucia que tenía, además de una mochila vieja donde llevaba solamente sus cosas esenciales.

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Jackson caminó y logró cruzar por puntos ciegos. Llegó lodoso al aeropuerto del vecino país porque se cayó en un barranco. Dice que en ese momento se vio a sí mismo y se preguntaba “¿Por qué voy huyendo si no yo he hecho nada? Yo no soy delincuente”. Cuando dejó Nicaragua, se sintió liviano. Como si una gran carga se hubiese quitado de encima. “Me sentía como una pluma”, cuenta.

Mientras esperaba por su avión se cambió de ropa. Todo parecía ir bien, pero en el aeropuerto fue retenido por Migración y lo llevaron a un cuarto para interrogarlo.

“¿Quién sos vos?, me preguntaban. Creían que yo era un delincuente que iba huyendo”, recuerda. Cuando ya vio que lo podían regresar a Nicaragua, Jackson no tuvo más opción que explicar su situación. Después de eso, no hubo más problema. Solamente tuvo que pagar una multa por haber entrado de manera irregular y pudo salir en el vuelo hacia Estados Unidos.

Un mes después, su esposa y sus dos hijos se reunieron con él en territorio norteamericano. Actualmente está tramitando su asilo, mientras trabaja en un supermercado por las noches. También ha trabajado en jardinería y como bodeguero

No se ha reunido en persona con su padre, pero le sigue recriminando por teléfono que si hubiese estudiado otra cosa no le habría pasado nada de lo que ha vivido en los últimos tres años.

A pesar de eso, Jackson sigue apasionado por el periodismo, aunque no ha podido ejercerlo desde que salió del país. “No tenés idea de cuánto extraño mi profesión”.

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