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La toma de posesión de Daniel Ortega en 2007 representó el regreso al poder del caudillo sandinista. LA PRENSA/ ARCHIVO

FSLN consolidará la dinastía Ortega Murillo, aunque esto tenga un costo elevado para Nicaragua

Según el calendario electoral, este lunes  2 de agosto es el último día del período de presentación y registro de candidatos provisionales a presidente, vicepresidente y diputados, para las elecciones generales del próximo 7 de noviembre. Luego vendrá un proceso de impugnaciones y revisiones.

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El partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) revelará este lunes —cuando finaliza el período de presentación y registro de candidatos para las elecciones generales de Nicaragua— su fórmula presidencial, y  desde ahora analistas señalan que la apuesta del Frente Sandinista  será  sostener la dinastía Ortega Murillo,  aunque esto tenga consecuencias para el país. Se espera que  Daniel Ortega aspire al cargo por  octava vez en 37 años.

Según el calendario electoral, este lunes  2 de agosto es el último día del período de presentación y registro de candidatos provisionales a presidente, vicepresidente y diputados, para las elecciones generales del próximo 7 de noviembre. Luego vendrá un proceso de impugnaciones y revisiones.

Mientras Óscar René Vargas no descarta que Murillo pueda encabeza la fórmula, la especialista en Integración y Desarrollo y defensora de derechos humanos, Haydée Castillo, cree que Ortega seguirá siendo el principal candidato debido a que Murillo está consciente de que su figura no goza del reconocimiento del orteguismo y que su perfil  tiene sentido estando el dictador. “Sin él (Ortega) su figura (la de Murillo) es vacía”, apuntó.

“Es la figura del caudillo la que le da sentido a ella misma. Por otro lado es un partido —entre comillas— que se ha ido quedando sin referentes históricos de valía y reconocimiento para el pueblo de Nicaragua”, expresó Castillo.

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Sucesión dinástica

Desde hace 37 años la alianza del FSLN ha propuesto como candidato presidencial a Ortega y ha sido una constante oficializarlo el último día del período de inscripción. Sin embargo, a criterio de los especialistas, “hay condiciones” para que esta vez Murillo opte por esa candidatura.

“Hay que analizarlo siempre que la candidata a la Presidencia sea Rosario Murillo, hay que pensar en la posibilidad. Las condiciones están dadas para que sea ella. En el 2016, cuando decidieron que Murillo fuera la candidata a la Vicepresidencia, el régimen adoptó una serie de medidas: invalidó a los partidos políticos, sacó a los diputados de la Asamblea Nacional, etc., no quieren que nadie proteste con una posible candidatura de la señora Murillo. ¿Por qué? Para que en ese entonces nadie sacara lucha contra Murillo”, planteó Vargas.

Ese escenario se repite este año, sumado a las condiciones de salud de Ortega que lo pueden dejar inhabilitado, agregó el sociólogo.

Otro analista político, quien prefiere el anonimato por temor a represalias del régimen orteguista, valoró que la sucesión de Ortega está planteada desde antes del 18 de abril, y aunque ya sea por problemas biológicos o por conveniencia política, la alternativa de Ortega es la dinastía.

“Las alternativas de Ortega en el tema sucesorio se resumen en la sucesión dinástica o el hombre de paja. La candidatura de Murillo entra en la primera opción, tomando en cuenta la inexperiencia de los hijos. Una alternativa que ha contado con la oposición del llamado sandinismo histórico o vieja guardia, un sector que actualmente se encuentra dividido”, declaró la fuente.

Nueva reelección y más amenaza al país

Los analistas políticos enfatizaron que ya sea que Ortega o Murillo opten por la candidatura presidencial, una nueva reelección de la dictadura significaría no solo el rechazo internacional, sino más amenazas a la estabilidad y confianza del país, que afectaría más a las familias empobrecidas.

“La reelección del sistema, de la dictadura, sería una situación más difícil para el país, las condiciones económicas pueden mejorar a nivel macro, pero de una manera limitada. ¿Qué es lo que se puede prever? Mayor migración por la falta de empleo, mayor empobrecimiento familiar”, señaló al respecto Vargas.

“Ortega y su régimen, dado el desprecio a las libertades y derechos humanos de sus ciudadanos, el desprecio total a la Constitución y las leyes, así como por la profundización de sus lazos con el narcotráfico y la conversión del territorio nacional en refugio de la corrupción, y por su constante invitación a Rusia para servirle de peón en una nueva confrontación mundial, se constituye cada día más en una amenaza a la estabilidad y seguridad regional. Los problemas derivados de esta situación son múltiples y graves, en una subregión altamente interdependiente”, planteó en tanto el analista político.

¿Qué pasará con la empresa privada?

Según Castillo, la empresa privada nicaragüense “no es homogénea” y hay una parte de ella que “sigue aspirando a reconciliarse y volver al corporativismo y al cogobierno Cosep/dictadura”, sin embargo, ese eslabón aún “está débil” y posiblemente solo se conservará esa unión con los grupos o élites con quienes comparten inversiones e intereses económicos.

“Hay otra parte de la empresa privada que tiene clara la película (el escenario) y sabe que mientras Ortega esté en el poder su sobrevivencia está en peligro, ya que la cobija no da para tanta gente y el régimen no permitirá compartir las ganancias entre tantos. Es importante que la empresa privada mida el riesgo y sepa que en el mediano plazo de mantenerse las actuales reglas del juego, hasta sus inversiones están en peligro, pues este régimen no gozará de apoyo internacional y no habrá un clima de negocios seguro ni estable, salvo para quienes estén dispuestos a cogobernar bajo las reglas de ellos”, explicó Castillo.

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Vargas también destacó que la empresa privada nacional “ya se está plegando y aceptando la continuación” de los Ortega Murillo, haciendo alusión a un comunicado que publicó el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) sobre el llamado a participar en las elecciones. Según empresarios, esa decisión fue unilateral del presidente Michael Healy.

“En primer lugar, el gran capital tiene muchas relaciones con la nueva burguesía, es decir que tienen negocios juntos y dependen mucho de esa relación. Ellos están acostumbrados de recibir toda clase de exoneraciones, y si el gobierno Murillo Ortega o Ortega Murillo promete eso, ellos van a seguir mamando la teta desde el Estado, como lo han venido haciendo, lamentablemente”, dijo Vargas.

Por su parte el analista político, que pidió no ser citado,  cree que el sueño de Ortega es llamar a un diálogo nacional, una vez culminado el “circo electoral” y haber sido autorreelecto por cinco años más, para poder contar con la colaboración de los partidos participantes en la farsa electoral y la empresa privada.

“Su intención es reconstruir el famoso ‘modelo de consenso’ que le funcionó durante los primeros 10 años de dictadura. Pero eso es una quimera, toda vez que la confianza ha sido rota y las tensiones con la empresa privada no solamente no se reducen sino que aumentan (…) Ortega es incapaz, y lo será aún más, de garantizar el clima social de tranquilidad y seguridad que exigen el mejoramiento de la economía y las inversiones”, declaró.

Nicaragua postrada

El régimen orteguista busca completar 20 años en el poder de manera consecutiva. Si el dictador nuevamente se reelige a la Presidencia, serían ocho veces consecutivas —desde 1984 hasta la fecha— que opta por este cargo, enviando un mensaje nocivo a la región y evidenciando el declive de una democratización.

“Ortega ha perdido la capacidad de crecer y de satisfacer las necesidades básicas de la población (…) Hay un proceso de empobrecimiento y el panorama es de una Nicaragua que se va a postrar y que no va a desarrollarse”, compartió Vargas.

“La región centroamericana está en crisis, Honduras, El Salvador, Guatemala están en crisis, ya no solo con el tema de la narcoactividad sino que sus pueblos están empezando a dar señales de levantamientos espontáneos, de conflictividad social ante tanto atropello, inseguridad y debilitamiento del Estado de derecho. Un período más de Ortega solo hace más explosiva e inestable la situación de la región e implica riesgo para la inversión y el comercio, pues Centroamérica es el segundo socio comercial de la misma región y para Nicaragua”, reflexionó por su parte Castillo.

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