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El dictador Daniel Ortega. LA PRENSA/ARCHIVO

¿Qué busca Ortega en Crimea, una zona en disputa entre Rusia y Ucrania?

Analistas desmenuzan qué hay detrás del acuerdo de cooperación y comercial que el gobierno de Daniel Ortega anunció esta semana. Temen un claro desafío contra Estados Unidos y la Unión Europea.

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Aunque las relaciones comerciales prácticamente son nulas y su economía descansa sobre los mismos cimientos que sostienen la de Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega anunció esta semana la firma de un acuerdo de cooperación comercial y económica con Crimea, el cual fue promovido por el hijo del mandatario, Laureano Ortega Murillo, quien funge como asesor presidencial nicaragüense para las Inversiones, el Comercio y la Cooperación Internacional, y uno de los impulsores del fallido proyecto del Canal Interoceánico.

Y aunque las relaciones económicas con Crimea son inexistentes y con Rusia son extremadamente reducidas, Ortega Murillo dijo que el acuerdo iba a permitir “ampliar y fortalecer la cooperación de las partes en el ámbito comercial y económico (en correspondencia con) las legislaciones de Rusia y Nicaragua, así como de los tratados internacionales de los cuales somos parte como países”.

Por Crimea —según un documento de tres páginas enviado por Rosario Murillo a los medios de comunicación—, el acuerdo lo rubricó el vicepresidente del Consejo de Ministros, Georgui Muradov, y por Nicaragua la firma estuvo a cargo del ministro delegado para la Producción y el Comercio, Francisco López.

El acuerdo, mediante el cual el Gobierno de Nicaragua promete impulsar la creación conjunta de empresas para promover el comercio bilateral y el intercambio de información, “así como compartir las necesidades de materia prima, componentes y productos finales”, se firma en momento de extrema tensión entre Daniel Ortega y Estados Unidos, Unión Europea y países de América Latina, históricos inversionistas en el país.

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Los bloques antes mencionados están presionando para que el régimen libere a los presos políticos,  permita elecciones libres, justas y transparentes en noviembre próximo y  conduzca a Nicaragua por el camino de la democracia y la institucionalidad, factores claves para que el país pueda recobrar la confianza de los inversionistas extranjeros.

No hay expectativas claras

El documento que hizo circular Murillo no especifica cuánta cooperación puede llegar de Crimea, una región en conflicto entre Ucrania, que la reclama como parte de su territorio y Rusia, que amplió su dominio sobre esa zona peninsular en el este de Europa en el 2014, lo que fue declarado ilegal por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Estados Unidos, el mayor socio comercial y económico de Nicaragua, ha cerrado filas a favor de Ucrania, lo que pone a Nicaragua en una posición controversial, a costa de la aspiración de Ortega de congraciarse con Rusia, consideran analistas consultados por LA PRENSA. Tanto la Unión Europea como Estados Unidos han anunciado una batería de sanciones contra Rusia y las autoridades de Crimea por la anexión ilegal.

Harold Rocha, experto en derecho internacional, duda que este acuerdo que el gobierno de Ortega anuncia con Crimea  busque beneficios económicos, a como lo vende el Gobierno en su anuncio.

“Da la impresión de ser parte de una estrategia que tiene más valor mediático y estratégico que práctico. Va en el mismo sentido de nombrar cónsul de Nicaragua en Crimea a un exmilitar ruso que se vio implicado por investigaciones de prensa internacional en un escándalo de corrupción con una donación de 26.6 millones de dólares a Nicaragua. Ucrania sancionó a Nicaragua por ese nombramiento”, recordó Rocha.

Acuerdo es más político

La sanciones de Ucrania llegaron a Nicaragua en febrero de este año y estas consisten en la restricción de las operaciones comerciales entre los dos países, tanto en importaciones como en exportaciones; la suspensión de las obligaciones financieras y económicas con Nicaragua; prohibición de transferencia de tecnologías y propiedad intelectual y el cese completo de tránsito de vuelos, transporte y recursos en el territorio ucraniano.

Rocha explica que hay varios factores que determinan que dicho acuerdo entre Nicaragua y Crimea es más de índole político. “Primero, porque la economía de Crimea, en términos de Producto Interno Bruto, es una tercera parte de la nicaragüense. Habría que ver exactamente las cláusulas de los acuerdos firmados para saber si hay compromisos concretos o solamente declaración de intenciones. Por otro lado, hay incertidumbre jurídica en relación a la facultad o potestad de su gobierno (de Crimea) de suscribir acuerdos y obligaciones internacionales cuando no cuenta con reconocimiento de Naciones Unidas”, precisó.

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“Crimea se reconoce en la comunidad de naciones como provincia de Ucrania, y no como parte de la Federación Rusa. Eso también pone en tela de juicio si las relaciones diplomáticas que se dicen existir con Nicaragua serían reconocidas bajo la Convención de Viena de 1961, que solo aplica a relaciones entre estados independientes. Crimea no parece serlo”, añadió Rocha.

Al igual que Nicaragua, la economía de Crimea descansa sobre la agricultura y el turismo. Hasta el 2014, previo a su adhesión a Rusia, el presupuesto del gobierno de esa entonces región autónoma de Ucrania, dependía en un 70 por ciento de recursos de Kiev (la capital ucraniana), así como el 90 por ciento de su agua y la mayoría de abastecimiento de alimentos y electricidad.

Nicaragua le supera hasta en consumidores

Hasta el 2018 tenía una población de apenas  2.35 millones de personas, es decir que Nicaragua tiene más consumidores que esa región. El desempleo en el 2019 se situó en 5.9 por ciento, muy similar al nicaragüense, según información de medios internacionales.

Sin embargo, el Gobierno de Nicaragua asegura que con el acuerdo comercial y de cooperación económica habrá un mayor dinamismo. “Nicaragua puede vender al mercado crimeo productos como ron, carne, café y frutas y a la vez comprar trigo y productos de la metalúrgica, entre otros”, dijo Iván Acosta, titular de Hacienda, quien también participó en la firma del pacto.

Las estadísticas del Centro de Trámite de las Exportaciones (Cetrex) indican que entre el 2016 y mayo del 2021 Nicaragua no ha exportado un solo producto a Crimea y en el caso de Rusia en cinco años y medio se ha logrado en facturación el equivalente de apenas  50.66 millones de dólares, mientras que a Estados Unidos ha sumado 5,683 millones de dólares en ese lapso, sin incluir los productos de zona franca.

De hecho, la ministra de Finanzas y vicepresidenta del Consejo de Ministros de Crimea, Irina Kiviko, manifestó que desde hace tiempo estaban interesados en vender trigo y otros rubros alimenticios a Nicaragua, y viceversa, dice que tienen interés en café, frutas frescas y  “algunos otros productos”.

Por su parte, Muradov anunció que “para que este acuerdo pueda operar, nosotros vamos a formar un órgano operativo, (…) un grupo de trabajo que se va a reunir anualmente para ahí actualizar nuestras intenciones”. Es decir no hay nada en concreto.

Para el economista y sociólogo Óscar René Vargas “este acuerdo es puro espejismo porque Crimea está muy limitada desde el punto de vista económico comercial, pero Ortega está empecinado en manejar las contracciones entre Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea, porque está introduciendo un elemento que es conflictivo, porque más que un acuerdo comercial es más político, se está metiendo a un problema de por medio, entonces no se puede esperar un beneficio económico”.

Un especialista en temas de relaciones internacionales expresó que con este acuerdo Ortega sigue metiéndose sin sentido en un conflicto internacional. “El problema acá es que nos estamos metiendo entre las piernas de los caballos, porque Crimea es parte de una pugna entre Ucrania, la Unión Europea  y los Estados Unidos y Rusia, pero Nicaragua se identifica con Rusia en un tema que es tirante en las relaciones y hay senadores y diputados norteamericano que creen que Rusia están queriendo  volver a la situación que existían en los 80, por eso digo que Nicaragua se está  metiendo  entre las patas de las grandes potencias  en un momento que ya no necesitamos  más problemas”, sostuvo.

“Lo que es claro es que este no es un acuerdo comercial porque Crimea no es una república independiente, ha sido y siempre fue una base naval rusa, no tiene grandes recursos, pero también representa una amenaza para Ucrania, entonces se están metiendo en un pleito que no van a sacar ninguna ventaja”, agregó.

Un mercado demasiado lejano

El economista Marco Aurelio Peña manifestó que un comercio entre dos países alejados no resulta, pero además cuestiona el hecho de ¿por qué Nicaragua eligió a Crimea? “Hay una línea muy delgada entre las relaciones políticas internacionales y el comercio internacional, pero en caso de Crimea se desconoce el término de intercambio y por qué Nicaragua decidió estrechar sus lazos comerciales con esta nación lejana, si no hay antecedentes que nos indiquen que puede convertirse en un gran socio comercial”, cuestionó Peña.

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