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La OEA: luces y sombras

Desde la independencia de España hasta nuestros días, es decir hace ya 200 largos años, el sueño de nuestros próceres, pensadores y del pueblo llano de nuestras naciones, siempre ha sido vivir unidos en democracia, justicia y libertad. No es por casualidad, entonces, que haya sido el Libertador de cinco naciones, Simón Bolívar, quien hizo el primer intento en 1826 al convocar el congreso anfictiónico de Panamá.

Pero los primeros atisbos en crear formalmente la unidad continental se dan en Washington al reunirse la Primera Conferencia Internacional Americana entre octubre de 1889 y abril de 1890. De ahí se creó la Unión Internacional de Repúblicas Americanas, que luego pasó a ser la Unión Panamericana y finalmente en 1948 se constituye en Bogotá, Colombia, la OEA más o menos como actualmente la conocemos.

Es muy importante señalar que desde su fundación en 1948 la OEA ha considerado como sus cuatro pilares fundamentales los siguientes: 1) Democracia, 2) Derechos Humanos, 3) Seguridad y 4) Desarrollo. Sin embargo, por la falta de un poder real que obligue a los gobiernos a cumplir con las obligaciones contraídas, la OEA se ha convertido en un gigante con pies de barro, que ha visto enseñorearse a las dictaduras de izquierda y de derecha por todo el continente, limitándose en la mayoría de los casos a dar simples declaraciones de repudio que por lo general pasan desapercibidas.

Precisamente este 28 de abril se estarán cumpliendo 56 años de la vigorosa acción emprendida por la Fuerza Interamericana de Paz (FIP), organización militar convalidada por la OEA, que salvó a República Dominicana en 1965 de caer en las garras del comunismo castrista. La acción oportuna del Gobierno de los Estados Unidos (EE. UU.) presidido por Lyndon B. Johnson y de los gobiernos de Brasil, Honduras, Nicaragua, Paraguay que enviaron tropas y de Costa Rica que por no tener ejército envió un contingente de policías, fue lo que evitó la catástrofe. ¿Qué hubiera pasado si los EE. UU. y la OEA no hubieran actuado prontamente en defensa de la democracia dominicana?

También el desenvolvimiento de la OEA ha dependido de la ideología y de la dinámica que les infunde el Secretario General de turno, pues unas veces ha estado dirigida por personas mediocres como el chileno Miguel Insulza, quien haciendo honor a su apellido tuvo la osadía de felicitar al dictador Ortega por su “triunfo” en las elecciones del 2011 antes de haber recibido el informe de sus observadores, quienes señalaron graves anomalías en el escrutinio del proceso electoral nicaragüense. Pero también han desempeñado ese cargo verdaderos estadistas como el colombiano César Gaviria, en cuyo mandato se aprobó felizmente la Carta Democrática Interamericana.

En cuanto al actual secretario general de la OEA, Luis Almagro, considero que a pesar de que ha dado algunos bandazos, en términos generales está haciendo una labor digna de todo encomio por su frontal oposición a las tres dictaduras que aún quedan en nuestra América: Cuba, Venezuela y Nicaragua. Espero que no desmaye en aplicar con todo su rigor el arto. 21 de la Carta Democrática Interamericana al ilegítimo gobierno dictatorial de Nicaragua, que ponga en ejecución las resoluciones de la Asamblea General de la OEA del 21 de octubre del 2020 para que los nicaragüenses podamos ejercer nuestro derecho a elegir libremente a nuestros gobernantes y que nos ayude a “asfixiar a la dictadura” como lo dijo en su alocución del 7 de septiembre del 2018 en Miami, durante la celebración de la XV Cumbre Latinoamericana.

En relación a lo anterior pláceme comunicar la buena noticia recibida desde Nicaragua, en el sentido que los 11 precandidatos a la Presidencia de la República han rechazado conjuntamente y por unanimidad, el mamotreto de reformas electorales enviado por la dictadura a su espuria Asamblea Nacional para terminar de consumar el fraude electoral que pretenden realizar el 7 de noviembre próximo.

Es una decisión muy acertada y en la dirección correcta, por lo que nos alienta y llena de esperanza a los exiliados que la ansiada unidad pronto será una realidad que nos permitirá el retorno a la patria ya libre de la satrapía de los Ortega-Murillo.

El autor es periodista y secretario general de la Asociación de Nicaragüenses en el Extranjero (ANE).

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