Abel Alejandro Arias fue condenado a 30 años de cárcel, luego de que el Ministerio Público demostrará ante un juez que quemó vivo al guatemalteco Melvin Giovanni Carrera Alvarado en su furgón, el pasado 24 de agosto del 2019, hecho ocurrido en la comunidad Las Delicias, municipio de San Francisco Libre, departamento Managua.
El juez Donaldo Alfaro, del juzgado Penal de Tipitapa, lo sentenció por los delitos de asesinato agravado y robo agravado. El hombre obtendrá su libertad en septiembre de 2049, y deberá cumplirla en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro de ese municipio.
Lea además: Condena para prestanombres en crimen de empresario queda firme
De acuerdo con el Ministerio Público, el 23 de agosto, la víctima llegó a una bodega de azúcar ubicada en el kilómetro 16 de la Carretera Nueva a León, y mientras esperaba que le cargaran la rastra con azúcar para dirigirse a Matagalpa, recibió varias llamadas telefónicas de Abel Alejandro, quien en ese momento le solicitaba empleo como ayudante.
Prendió fuego al furgón y huyó
La víctima accedió a darle el trabajo a Abel Alejandro y se encaminaron hacia Matagalpa. Cuando iban por la comunidad Chilamatillo, en el municipio de Tipitapa, el condenado golpeó y amordazó al guatemalteco, le robó el teléfono celular y así condujo el cabezal hasta la gasolinera de Sébaco, negoció con la administración del lugar para parquear el pesado vehículo, y ahí mismo contrató al caponero José Esteban Ramírez Martínez para que le ayudará a vender el producto, logrando colocar al menos 50 quintales.
Lea también: 29 años de prisión para autores intelectuales del crimen del cubano Henry Sotolongo
El condenado se fue a un bar a tomar cervezas hasta las 12 de la noche. Llegó a la gasolinera y estuvo ahí hasta las 4:00 de la mañana del 24 de agosto. Posteriormente, tomó la carretera panamericana norte, hasta llegar al empalme de San Francisco Libre, y de ahí se dirigió a la finca Las Mercedes, en la comunidad Las Delicias. Cuando estaba a varios kilómetros de la entrada de la propiedad, roció la cabina con diésel donde estaba el conductor amordazado y huyó del lugar.
La víctima falleció por un edema pulmonar a causa de la asfixia química por intoxicación de monóxido de carbono, más quemadura del 100 por ciento de la superficie corporal.