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El espíritu de abril

Anoche soñé que en la entrada de Managua, a la orilla de la Carretera Norte, había un gran rótulo con grandes letras fosforescentes que anunciaba: “Se busca: El Espíritu de Abril/Recompensa: una Nueva República”.

Acto seguido vi una enorme multitud que en búsqueda febril corrían de un lado para el otro, unos con picos y con palas y otros con unas herramientas más sofisticadas, buscando afanosamente el Espíritu de Abril.

Llego el crepúsculo con sus arreboles y las sombras de la noche comenzaron a cubrir la capital. La muchedumbre estaba exhausta de tanto trajinar infructuosamente, pues habían buscado el Espíritu de Abril en las suntuosas embajadas; en las casas de los Cresos del país y hasta en los grandiosos hoteles de cinco y más estrellas sin encontrar lo que desesperadamente buscaban.

Es obvio que cundía el desaliento. Cuando de pronto, entre la abigarrada multitud, saltó a la palestra un anciano de rostro enjuto y vestimenta estrafalaria, quien con voz pausada y trémula dijo: “Esfuerzo en vano estáis haciendo, porque donde buscáis no está el Espíritu de Abril”.

Y luego agregó: “El Espíritu de Abril es un tesoro ciertamente pero no se encuentra en la madre tierra como el oro y otros metales preciosos. Está en nuestros héroes nacionales que como escribió un poeta ‘no dijeron que morían por la patria, sino que murieron’. Está en los más de los 350 compatriotas que se inmolaron en las gloriosas jornadas del 2018 con la esperanza de alcanzar una mejor Nicaragua para todos. ¡Prez y gloria para los caídos! Está latente en cada obrero de nuestras ciudades que ve como unos pocos cada día son más ricos, producto de la corrupción imperante, mientras ellos cada día son más pobres. Está en el campesino que desde la alborada hasta el atardecer suda copiosamente la gota gorda para hacer producir la tierra, con la esperanza de un futuro digno para sus hijos (que cada día se aleja más), mientras los gamonales políticos rojinegros cotidianamente se vuelven más acaudalados y gozan con sus familias de las ventajas que solo ofrece la civilización a los potentados.

El Espíritu de Abril está en nuestra juventud que desde las aulas universitarias, desde los talleres y desde las calles, han logrado despertar a un pueblo que estaba dormido. Esta en los médicos y las enfermeras que haciendo honor a su dignidad profesional se negaron a acatar las órdenes de la cruel tiranía de abandonar a su suerte a los infortunados heridos. Está en las Comisiones de Derechos Humanos (CPDH, Cenidh, ANPDH). En nuestros héroes populares: Miriam del Socorro Matus “la Coquito”, en el maratonista Alex Vanegas, en la incansable bailarina de nuestro folclor, Flor Ramírez y en doña Francisca Ramírez y Medardo Mairena, que con sus marchas anticanal dieron el aldabonazo en la defensa de nuestra integridad territorial.

El Espíritu de Abril está también en las mujeres nicaragüenses que no solo embelesaron el mundo por sus encantos femeninos sino también por su capacidad dirigencial y por su extraordinario valor cívico. Está en los periodistas que dentro y fuera de nuestras fronteras patrias mantienen incólumes los principios de la Libertad de Expresión. Igualmente, en los más de cien presos políticos que no solo sufren los vejámenes de los verdugos de la dictadura sino que padecen por la ausencia de sus seres queridos. Está en los más de 100 mil exiliados políticos que deseamos intensamente el retorno a nuestra querida patria. En los altos jerarcas de nuestra Iglesia católica como el cardenal Leopoldo Brenes y los obispos Silvio Báez, Abelardo Mata, Rolando Álvarez y muchos sacerdotes que fieles a las enseñanzas de Jesús y de los Santos Evangelios se han solidarizado con los que somos perseguidos por causa de la justicia.

Ya para finalizar el anciano guardó un profundo silencio y antes de bajarse de la improvisada tarima, exclamó: “¡Vive el Espíritu de Abril! Está en la conciencia de la gran mayoría de nicaragüenses que no cejará en su vital empeño por alcanzar el triunfo de la Nueva República con justicia, progreso y libertad para todos. ¡Viva Nicaragua Libre! Exclamaron todos y entonces me desperté.

El autor es periodista y secretario general de la Asociación de Nicaragüenses en el Extranjero (ANE)

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