Ricardo Zúñiga, el recién nombrado delegado de la administración de Joe Biden para el triángulo del Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras), es el hombre que también estuvo involucrado en la reapertura diplomática entre Cuba y Estados Unidos, que se oficializó en agosto de del año 2015; así lo ha revelado una nota publicada por el periódico digital El Faro de El Salvador.
En el texto se explica que Zúñiga, participó durante un año y medio en reuniones clandestinas que se desarrollaron en Canadá y El Vaticano. El objetivo de las juntas era lograr mediante un canje la liberación de Alan Gross, un excontratista de la agencia USAID que estuvo cinco años preso en Cuba, acusado de espionaje.
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“A finales de 2014, Ricardo Zúñiga se convirtió temporalmente en una celebridad. Sumaba 20 años de carrera diplomática y llevaba dos en el Consejo de Seguridad Nacional como principal asesor de (Barack) Obama para América Latina. No era un desconocido, pero tampoco ocupaba portadas de periódicos. Hasta que se supo que aquel hombre de 44 años, cara redonda, gafas y aspecto apacible había negociado con Cuba en secreto, durante año y medio, para canjear al contratista Alan Gross, cinco años preso en la isla, y reabrir las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana”, señala el texto.
Agregando que “en las semanas siguientes protagonizó artículos e imágenes en una veintena de periódicos y canales de televisión, en los que se detallaron reuniones clandestinas en Canadá y El Vaticano, mensajes ocultos y momentos críticos -la salud de Gross era frágil y amenazó con suicidarse en un momento de la espera- hasta la culminación del pacto histórico”
No obstante, tras el logro diplomático y político, Zúñiga volvió a la discresión al asumir un puesto consular en Brasil. Luego que Donald Trump asumiera la presidencia en 2017, Zúñiga obtuvo una licencia del Departamento de Estado y se dedicó a la investigación en Wilson Center.
Zúñiga es de ascendencia hondureña, su padre era de ese país y su mamá estadounidense, fue criado en Estados Unidos. Está casado y tiene dos hijas. Uno de sus abuelos fue Ricardo Zuñiga Augustinus, quien militó en el Partido Nacional, de Honduras, organización política que era cercana a los gobiernos militares y que llegó a ser candidato a la Presidencia de Honduras en los 80.
Regreso al foco público
Pero todo ha vuelto a cambiar para él desde el lunes cuando el Departamento de Estado lo oficializó como su representante ante para el Triángulo del Norte y también por momentos con México. En la región Zúñiga deberá implementar la política migratoria de Biden, la cual entre otros aspectos dispone de 4,000 millones de dólares en ayuda con los que se busca entre otros aspectos promover el desarrollo de Centroamérica, la democratización y reducir el flujo migratorio hacia Estados Unidos.
“Un juego de equilibrios en el que Zúñiga tendrá que esquivar, además de los problemas de corrupción y autoritarismo de los gobiernos centroamericanos, el bloqueo republicano en el Senado estadounidense. El hecho de que en el campo de acción de Zúñiga vaya a estar México pero no se incluya de partida la Nicaragua de Daniel Ortega indica hasta qué punto la tensión interna por la acumulación de centroamericanos en frontera arrastra voluntades y condicionará su trabajo”, menciona el artículo de El Faro.
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Según el portal, la actual administración estadounidense, tiene plena confianza en la trayectoria de Zúñiga y porque “su otra gran misión como asesor senior en el segundo Gobierno de Barack Obama fue diseñar el Plan “Alianza estratégica para la prosperidad del Triángulo Norte de la América Central”,con el que Estados Unidos respondió en 2014 a la crisis de los niños migrantes”.
Además en el artículo se explica que Zúñiga y el actual presidente Biden han coincidido en diversos puntos sobre Centroamérica, especialmente demandar a los países del istmo compromisos para luchar contra la corrupción a cambio de ayuda económica.
Su influencia
“El sello de Zúñiga está en muchos de los mensajes que la Casa Blanca ha enviado en los últimos meses hacia Centroamérica. En su calidad de investigador del Wilson Center ha mantenido desde noviembre comunicación permanente con el entorno de Biden y tuvo reuniones con funcionarios de USAID, la Oficina Antinarcóticos y de Aplicación de la Ley (INL) o el mismo Departamento de Estado. Sabía además desde diciembre que era cuestión de meses su entrada en la administración”, reseña el portal.
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Agregando que en las reuniones sostenidas por Zúñiga con las dependencias estadounidenses, compartió sus puntos de vista sobre la política exterior estadounidense y de ayuda financiera hacia la región centroamericana en el quinquenio de 2014 a 2019.
“El documento, que se presentó formalmente en diciembre de 2020, identifica errores en la política histórica y reciente de Estados Unidos hacia Centroamérica, y termina siendo un borrador de la nueva estrategia de Biden hacia el istmo” señaló El Faro. Según el portal salvadoreño, el documento fue desarrollado por Zúñiga y Eric Olson, director adjunto del programa latinoamericano del Wilson Center.
“El estudio de Zúñiga y Olson identifica la necesidad de que Estados Unidos priorice el carácter democrático de los gobiernos frente a otros indicadores de éxito, recomienda a las agencias de cooperación concentrar esfuerzos en un número menor de objetivos atados a indicadores claros de resultado, y enfatiza la importancia de que Estados Unidos refuerce a los actores locales de sociedad civil o instituciones del Estado que defiendan la transparencia y luchen contra la corrupción”, dice el artículo.
Finalmente, el artículo da cuenta que para la implementación de la estrategia hacia el Triángulo Norte, Zúñiga y la administración estadounidense priorizarán la asociación con organizaciones de la sociedad civil y no tanto con dependencias gubernamentales de esos países.
