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Roberta Jacobson. LA PRENSA / AFP.

Gobierno de Biden endurecerá exigencias para dar dinero a Centroamérica, ¿afectará esto a Nicaragua?

Según Roberta Jacobson, alta funcionaria de la Administración Biden, la nueva política incluiría entre sus objetivos "una contabilidad transparente y pruebas de buen gobierno, como elecciones justas y respeto por los derechos humanos"

El gobierno de Joe Biden impondrá medidas más estrictas y de transparencia en sus programas de cooperación hacia Centroamérica, según reveló esta semana el Diario Los Angeles Times, el que señala que Estados Unidos cambiará las reglas para asegurarse que una menor cantidad de dinero llegue a los gobiernos de la región y privilegiarán a las organizaciones no gubernamentales para que manejen  los fondos.

Aunque en el reporte periodístico se hace referencia exclusiva a los 4,000 millones de dólares que Estados Unidos dará a los países que conforman el Triángulo Norte (El Salvador, Honduras y Guatemala), en  el país especialistas advierten que un endurecimiento de las exigencias de la administración Biden a los gobiernos de la región puede dejar por fuera por completo a Nicaragua de la cooperación que aún pueda recibir por parte del gobierno de Daniel Ortega, que no cumpliría con los requisitos que se estarían afinando.

Según el diario estadounidense, citando a Roberta Jacobson, alta funcionaria de Biden para asuntos de la frontera suroeste y experta en inmigración, la nueva política de esta Administración incluiría  entre sus objetivos “una contabilidad transparente y pruebas de buen gobierno, como elecciones justas y respeto por los derechos humanos”.

En los últimos años en Nicaragua, desde que Ortega se atornilló al poder y estableció una relación conflictiva con Estados Unidos, la cooperación al sector público ha venido en descenso, pero aún así el régimen tiene presupuestado para este año 40.96 millones de córdobas en donaciones, según el Presupuesto General de la República 2021.

El diario estadounidense señala que “la perspectiva de una rendición de cuentas más estricta está provocando el pánico en algunos de los líderes centroamericanos que esperaban permanecer en el extremo receptor de la ayuda estadounidense después de cuatro cómodos años bajo el presidente (Donald) Trump”.

La apuesta de Estados Unidos, según Jacobson, exembajador en México y subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, será “que en lugar de invertir la mayor parte del dinero en las tesorerías nacionales, mayores cantidades se destinarán a organizaciones no gubernamentales y programas para madres solteras, capacitación de jóvenes y grupos similares, para que al final, estén fortaleciendo las sociedades y no enriqueciendo a estos gobiernos ”.

Los miembros del Congreso y varios de los asesores de Biden dijeron que ha sido un error inyectar dinero en países que han malgastado la ayuda estadounidense, con muy poco que mostrar. Instaron a Biden a “recalibrar” su política centrándose en la impunidad y la corrupción, y exigiendo cambios antes de liberar fondos, según explica el diario estadounidense.

De hecho el mismo diario cita al senador Patrick J. Leahy (D-Vt), quien a través de un comunicado dijo: “Si vamos a enviar más dólares de impuestos estadounidenses a esos gobiernos, necesitan líderes confiables que quieran ayudar a su gente, en lugar de permanecer en el poder y enriquecerse”.

Este jueves, Leahy dijo que “el gobierno de Nicaragua es, por definición, una dictadura que utilizará todos los medios que considere necesarios para tratar de evitar unas elecciones libres y justas. Sin una buena gobernanza, ninguna cantidad de ayuda exterior cambiará fundamentalmente esta dinámica. La Administración Biden y el Congreso de los Estados Unidos deben reevaluar nuestras relaciones con estos gobiernos que son la antítesis de socios creíbles, y al hacerlo reafirmar nuestro firme compromiso con la defensa de los derechos del pueblo centroamericano y los principios de gobierno del pueblo, por parte del personas, y para las personas”.

Obstáculos para las ONG

Y si bien la apuesta ahora de Estados Unidos será privilegiar a las organizaciones no gubernamentales con sus fondos, lo cierto es que en Nicaragua estas entidades tendrían serias dificultades para acceder a ayudas de este tipo, tomando en cuenta que ahora las persigue la Ley de Agentes Extranjeros o Ley  1040,que entró en vigencia en octubre del 2020.

En Nicaragua los especialistas temen que esa nueva política de focalizar los fondos en organizaciones no gubernamentales sirva como prueba de fuego a Daniel Ortega, tomando en cuenta que Estados Unidos intentaría mantener su ayuda a través de estas organizaciones no solo nacionales sino internacionales y la idea sería ver si el régimen se atreverá a restringir la participación de las ONG que están bajo la sombrilla de las Naciones Unidas y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El economista Róger Arteaga señala que el hecho de que la administración de Biden vaya a apostar por  las organizaciones no gubernamentales para inyectarle fondos a la región, para evitar la corrupción gubernamental, es algo  que  pone a prueba a Ortega y su represiva Ley 1040, con cuya legislación persigue a este tipo de organizaciones de la sociedad civil.

“Las donaciones de Estados Unidos para Nicaragua a través de AID son pocas porque Estados Unidos dijo que en lo particular a Nicaragua le iba a tratar diferente que los demás países centroamericanos, es por eso que a Guatemala, El Salvador y Guatemala les ha soltado plata y a Nicaragua la ha dejado corta”, explicó Arteaga.

Pero además recordó que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) brindó  un  préstamo  pero  sujeto a que lo  ejecutara la ONU, la OPS y una empresa  privada que iba a fiscalizar esos recursos.  “Es decir que son oenegés internacionales las que están a  cargo  del proyecto y Ortega ahí no podrá  hacer nada, quizá podrá limitar la  participación  de las oenegés nacionales porque muchas ya cerraron,  y otras ya no reciben apoyo”,  expresó.

Y agregó: “Estados Unidos podría probar a Ortega dándole fondos a estas oenegés (las que están bajo la sombrilla de Naciones Unidas) para ver si él  se atreve a quitárselos o no permitirles  usar esos fondos que son  beneficio para la población”.

Arteaga señala que  mientras a Costa Rica y  El Salvador, Estados Unidos les ha soltado mucho dinero, a Nicaragua la ha dejado corta. “Precisamente por la desconfianza que tiene sobre  el uso que hace de los recursos el gobierno de Ortega, y  eso lo dijo hace  tiempo el actual presidente del BID,  Mauricio Claver-Carone, quien en aquel momento era subsecretario del Fondo Monetario Internacional (FMI)”,  argumentó.

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Por  su parte el  exembajador Róger Guevara Mena apuntó que la comunidad internacional  considera a Nicaragua  como  un  Gobierno de ocupación  y  no  de aceptación  popular,  de manera que  es de esperarse que Biden tome sus medidas para  obligar a Ortega a una reconstrucción de  la gobernabilidad y el  camino  a la  democracia.  “En el  caso  de que hubieren  incumplimientos de medidas de EE. UU.  se podrían  esperar   sanciones más personalizadas  que las que se han dado  sobre casi 30 funcionarios  nicaragüenses”,  observó.

Guevara ve con  desconcierto el hecho  de que “Estados Unidos haya impuesto  sanciones a  la corrupción  en Nicaragua  y  por otra parte  autorice a los bancos de primer piso  a que distribuyan empréstitos, de manera que este año  se han  tenido  desembolsos de unos 1,000 millones de dólares”, alegó.

A criterio del exdiplomático, si bien la cooperación financiera no reembolsable de Estados Unidos para Nicaragua ahora no tiene significativo peso, no así las remesas, lo cierto es que lo importante de esto es el mensaje que se envía en el exterior en cuánta confianza y credibilidad en un gobierno tiene el Gobierno estadounidense.

“Yo creo que los préstamos de EE. UU. no son tan  significativos como las remesas  que son la sangre de los  trabajadores  en suelo  norteamericano,  español o  costarricense,  por lo  tanto  creo  que el significado  de   forma monetaria no  es tan importante, pero  sí  son  símbolos de la apertura o  credibilidad que  pueda tener la Administración  norteamericana en  la Administración  local  de Managua”, manifestó.

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Desde la perspectiva del político,  Eliseo Núñez, desde antes de que se hagan cambios en la política de Estados Unidos hacia Centroamérica, en cuanto a la inyección de recursos de los contribuyentes estadounidenses, Nicaragua ya ha sido relegada en la participación de cooperación de EE. UU. y muestra de ello es la Ley Nica Act y  un  decreto  ejecutivo por parte de Donald Trump.

“Nicaragua no es un elemento hábil  para recibir parte de esos  fondos que  anunció  Biden semanas anteriores. Por otro lado, la Ley de Agentes Extranjeros que aplicó Ortega restringe a las oenegés para recibir fondos desde el exterior  y como resultado Nicaragua queda excluida de cualquier tipo de ayuda  que pueda tener”,  advierte Núñez, tras agregar que Ortega actuó  bajo  la premisa de que  si no  hay dinero  para él no  hay para nadie.

Núñez al igual  que Guevara considera que Estados Unidos no  es una gran  ayuda directa para Nicaragua, aunque destaca que  ese país del norte  tiene  el  control sobre organismos multilaterales de  créditos,  que  son los que aportan la mayor  parte del  dinero para inversión pública, según el  Presupuesto General de la República. Y si ahora la apuesta de Biden será la transparencia y el buen gobierno, para Nicaragua se puede elevar dicha presión.

Finalmente,  a juicio del  economista Mario Arana,  mientras las oenegés  no se desvíen a actividades ilegales no debería haber impedimentos para el manejo de recursos provenientes de afuera y por tanto no es un impedimento para ejecutar recursos de la cooperación internacional en Nicaragua,  sostuvo.

“La ley a lo que te obliga es a proveer información, pero no impide la ejecución de recursos. Veo que algunas organizaciones no gubernamentales en un exceso de cautela o hasta desconocimiento han dejado de dar recursos a Nicaragua por esa ley”,   admitió.

Un planteamiento que no coincide con el del expresidente del Cosep, José Adán Aguerri, quien dice que efectivamente con la Ley de Agentes Extranjeros  “lo que está haciendo el Gobierno es intentando cerrar y/o controlar espacios de cooperación. Contrario a lo que pretenden que es afectar y limitar a estas organizaciones a los que realmente afectan es a los que son beneficiados con este tipo de cooperación y pueden dejar de recibirla. Vale la pena preguntar a los beneficiarios de estos programas de cooperación”.

“Cualquier cooperación es más que necesaria por los niveles de pobreza que tiene el país y es desafortunado que por el control político y la politización de la cooperación se ponga en riesgo la misma”, enfatiza.

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