A diferencia del 2019, el Gobierno decidió hasta el último minuto del 2020 mantener en sus celdas a más de 100 presos políticos, que no lograron recobrar su libertad ni por las fiestas de Navidad y fin de año. Así pues el régimen de Daniel Ortega llegó a un decisivo 2021, donde se espera que se impulsen reformas electorales, que, según los cambios que se logre en las mismas, determinarán el futuro de la dictadura en las elecciones presidenciales de noviembre de este año.
En ese contexto, analistas advierten que el régimen apuntaría a utilizar a este grupo de presos políticos como “moneda de cambio” en un contexto donde se espera inclusive que la comunidad internacional aumente su presión para que se hagan esas reformas previo a las elecciones. El asesor para asuntos de la Presidencia, Bayardo Arce, ya reveló en diciembre pasado que su gobierno promoverá los cambios electorales en la primera mitad del año.
Según el conteo de diversos organismos de derechos humanos nacionales, Ortega tiene a más de 100 presos políticos, algunos permanecen en celdas de máxima seguridad desde 2018.
Para el opositor Eliseo Núñez, el régimen de Ortega y Murillo mantiene a estas personas en las cárceles para utilizarlas y ejercer presión en una posible negociación con la comunidad internacional y no tanto con la oposición.
Según Núñez, el régimen quiere hacer caer a la población en una especie de apatía antes de los comicios para sacar ventaja de la abstención.
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“En estos meses la lucha de Ortega es dar la sensación de que es invencible, para que cuando lo obliguen a ceder sea en lo mínimo para ir a unas elecciones medianamente legítimas, que las ganaría por la abstención”.
Núñez también opinó que la única manera de que en Nicaragua no existan presos políticos es con la salida de Ortega del poder. “Hoy puede sacar a esos cien presos políticos y luego puede meter a otros. Esto en los regímenes se llama puerta giratoria y consiste en meter presos a los que más odia o considera traidores”.
En cuanto a las elecciones previstas para noviembre de 2021, el analista político asegura que lo realmente importante es saber si en una contienda electoral se le podrá quitar el poder al dictador y esto pasa por salir de la “dispersión de la oposición”. De no ser así, el exdiputado dice que la oposición en su conjunto debería de valorar cambiar de estrategia.
“Son rehenes”
Para el exdiputado José Pallais, Ortega no ha soltado a estos nicaragüenses porque aún no ha tomado una decisión sobre el tipo de “elecciones” que va a permitir en el país.
“Daniel Ortega está considerando montar una farsa, pero se va a reservar todas las medidas. Quiere controlar su juego y por eso tiene a estos presos políticos que en realidad son rehenes. Ya los usó en el diálogo y los volverá a usar”, apuntó.
Pallais también señala que juega un papel importante la postura que vaya a tomar Joe Biden, de cara a Nicaragua y las elecciones de 2021.
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“Todo dependerá de la correlación de fuerzas de la oposición y el nuevo gobierno demócrata. Daniel Ortega está esperando a ver cómo reacciona Biden y quiere despejar esta incógnita. En dependencia de cómo se mueva el nuevo presidente de Estados Unidos, así se moverá la Organización de Estados Americanos (OEA)”, precisó.
Sobre la opción de participar en unas elecciones pese a que existan presos por razones políticas, Pallais sostiene que hay una necesidad de no ir a elecciones en esas condiciones y tampoco mira claro que se pueda realizar una campaña política bajo asedio y persecución.
“Los tiempos se están agotando. Las campañas normalmente han sido de seis meses en situaciones normales, pero aquí estamos en situación de anormalidad, solo puede hacer campaña alguien que está listo. Es como un boxeador bien entrenado, Ortega no ha permitido que la oposición se organice”, dijo Pallais.
Situación crítica
Mientras el tiempo avanza, en la cárcel permanecen los presos políticos que han realizado acciones desesperadas como huelgas de hambre y zurcirse los labios y párpados, todo con tal de exigir su liberación.
Carlos Guadamuz, abogado y defensor de derechos humanos del Colectivo Nicaragua Nunca +, asegura que en el segundo semestre de 2020 observaron un aumento de la represión y el asedio en el país. Mientras que la situación para los privados de libertad por razones políticas es crítica.
Los presos sufren mala alimentación, falta de agua, falta de iluminación, difícil acceso a los artículos de higiene personal, muchos de ellos permanecen incomunicados y sobre todo destacan que no tienen acceso a centros de salud.
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“Uno de los casos más fuertes fue el de don Justo Rodríguez, quien salió con una discapacidad adquirida durante el tiempo que estuvo bajo custodia y responsabilidad del Estado”, dijo el abogado, quien también denunció la negativa de las autoridades para permitir que organismos de derechos humanos puedan inspeccionar las condiciones en que se encuentran los presos.
Además, aunque se siguen reportando detenciones ilegales, en el Colectivo Nicaragua Nunca + las denuncias por asedio y acoso por parte de la Policía y grupos parapoliciales han aumentado significativamente en los últimos meses, sobre todo realizadas en contra de excarcelados y sus familiares.
Diferentes grupos de la oposición han venido señalando la necesidad de ir a unos comicios sin presos políticos. Aunque otros sectores sostienen que se debe de participar pese a esta situación.
En una videoconferencia llevada a cabo en diciembre de 2020, Vilma Núñez, directora del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, aseguró que la libertad de los presos políticos es “una lucha” que va más allá de las elecciones y campañas políticas.
La Organización de Estados Americano (OEA) exigió a Ortega que a más tardar en mayo del 2021 promueva modificaciones profundas al sistema electoral que permitan la observación electoral creíble, la depuración del padrón electoral y la reestructura del Consejo Supremo Electoral (CSE), que implique el nombramiento de nuevos magistrados electorales.