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El paraíso de Haulover, por ahora, solo queda en la memoria. Tras el impacto de los huracanes Eta e Iota en la Costa Caribe Norte, la comunidad está desértica. Las populares casas de tambo, la iglesia, la clínica y la escuela Brisa María no existen más, solo han quedado en el lugar sus escombros, la basura y el hedor a animal muerto.
La belleza de Haulover estaba en su panorama: por un lado el mar Caribe y por el otro, la laguna de Haulover. Sin embargo, los potentes vientos y la furia de las olas del mar irrumpieron y partieron en dos la comunidad. Ahora el oleaje de los dos cuerpos de agua se encuentran, imposibilitando el tránsito terrestre. Todo está destruido y ahora, aislado.
Reynaldo Francis, exalcalde de Bilwi y miembro del partido Yatama, realizó este domingo un recorrido por Haulover – comunidad ubicada a 45 kilómetros al sur de Bilwi – y constató que las familias están desorientadas y angustiadas por los daños ocasionados por los huracanes, pero sobre todo, porque no saben cómo levantarán sus casas.
“Es muy triste el panorama, la gente está desorientada porque llegan a sus comunidades y no tienen nada, y están con los brazos cruzados solo con la ropa puesta, y lo más triste es que la comunidad se partió en dos. El mar entró directo a la laguna”, declaró Francis.

Los habitantes le compartieron a Francis que no piensan abandonar su comunidad, y que ante la fracturación del lugar, a una parte le llamarán “Haulover 1” y al otro, “Haulover 2”. Otra forma de querer sobreponerse y empezar a organizarse.
De acuerdo con Francis, este domingo se encontraban en Haulover representantes de unas 19 familias para evaluar los daños de sus casas y de la comunidad. Levantaron unas improvisadas champas de plástico negro para taparse del sol, y posiblemente, para pasar la noche.
Perdieron todo
Saúl Pereira también visitó este domingo Haulover. Llegó a la comunidad para saber qué quedaba de su casa pero no encontró nada. “Antes era un paraíso pero ahora todo está destruido. Nada de casa, de kayukos, trasmallos (red para pescar), de lanchas, barcos, todos perdieron ahorita”, expresó Pereira al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef por sus siglas en inglés).
Por su parte, Manuel Francis, consejo de ancianos de Haulover, dijo también a Unicef que en esa comunidad la prioridad debe ser abastecer de agua a la gente, limpiar los pozos y letrinas que están contaminadas. “Haulover hay que levantar, uno necesita letrinas, segundo, pozos, escuelas para los niños, clínica y médicos, pero lo más importante ahorita es agua”, manifestó Francis. Agua, pero agua limpia, con la que puedan cocinar, que pueda calmar la sed que tienen en medio de la nada.

En Haulover vivían unas 280 familias, pero por ahora la mayoría se encuentra en albergues, pasando hambre o durmiendo mal. De acuerdo con Francis, las personas no saben qué harán porque no tienen dinero ni materiales para reconstruir sus casas, y tampoco ningún representante del régimen de Daniel Ortega ha hablado con ellos.
Sin casa y sin “machete”
La comunidad está muy sucia y revuelta. Las personas que este fin de semana visitaron el lugar, estaban de brazos caídos porque no cuentan con herramientas para levantar, limpiar y reparar. El principal sustento de ese lugar es la pesca, pero debido a la magnitud del huracán, las lanchas presentan daños y otras herramientas como redes quedaron rotas o perdidas.
“Aquí en Puerto Cabezas están entregando láminas de zinc pero en las comunidades no hay nada, ¿de dónde van a sacar la madera (los comunitarios)? Yo creo que el gobierno debería asumir con mucha responsabilidad eso”, cuestionó Francis, quien añadió que las autoridades están transportando a la población de vuelta a sus comunidades, cuando primeramente debería asegurar que haya condiciones de vida en esos lugares.
Los pobladores comentaron que el régimen ha dado una porción pequeña de alimentos que consiste entre cinco y ocho libras de arroz, tres libras de frijoles, harina y aceite. Según observó Francis, en las comunidades un equipo realizaba el censo de los daños causados por Iota, pero precisamente no era para brindar ayuda.
“El gobierno debería en cada comunidad donde ya hay gente o que lo están trasladando mandar una casa de campaña con médicos, enfermeros, medicinas y abastecer con agua para atender esta gente”, destacó.

Apoyo de Unicef
Un equipo de Unicef se encuentra en Bilwi para visitar las comunidades más afectadas y realizar un informe bibliográfico que fundamente la campaña de ayuda humanitaria que convocó el organismo. Parte de ese recorrido ha sido publicado en sus redes sociales.
El representante adjunto de Unicef, Paulo Sassarao, dijo a LA PRENSA que la visita in situ del equipo es para “retratar la situación crítica” que están pasando las comunidades del Caribe, y de esta manera “sensibilizar a los donantes sobre la necesidad de apoyar al país”. Hasta el momento llevan recaudado casi un millón de dólares.
Sassarao señaló que han hecho una primera donación al Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred) de bombas y tanques para almacenar agua. Tras el paso de Eta, el organismo también donó container e insumo para purificación de agua, así como kit de higiene personal y equipo de protección.
“Tenemos gente en el terreno para monitorear la llegada de estos insumos a las familias afectadas (…) La llegada de los suministros depende de ciertos factores, la accesibilidad de las carreteras, estamos trabajando con el Sinapred y oenegés para que la ayuda que podamos proveer realmente puedan llegar a las familias más vulnerables”, refirió Sassarao.
“Todo esto va acompañado con actividades de educación e higiene, comunicación y riesgo, buscando prevenir la transmisión del coronavirus”, dijo el representante adjunto, que añadió que está previsto una visita este miércoles para las comunidades de Jinotega.
Unicef espera recaudar más de 12 millones de dólares para los cuatro países de Centroamérica más afectados por los huracanes Eta e Iota.