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Esta es la zona del deslave en el Macizo de Peñas Blancas. LA PRENSA/CORTESÍA

¿Cuáles son las condiciones para que se dé un deslave? Especialista explica las razones

Aunque las principales causas son naturales, hay condiciones que empeoran esta situación y que involucran el actuar del ser humano

El deslave ocurrido en el macizo de Peñas Blancas, Matagalpa, vuelve a alertar sobre la vulnerabilidad que tienen las familias que viven en los alrededores de las laderas, sobre todo porque esto no solo corresponde en un fenómeno natural, provocado por las intensas lluvias del huracán Iota, sino también a causa de trabajo humano.

Técnicamente a este tipo de fenómeno se le llama movimiento en laderas, pero dependerá del material que se desprende para llamarle deslizamiento, deslave o derrumbe (de rocas). Lugares como las laderas propician este fenómeno por su inclinación y la combinación de árboles, rocas, tierra, según explicó Abdel García, especialista en gestión de riesgo.

“El tipo de material que provenga de la ladera le da la característica si es un derrumbe de rocas o si es deslizamiento de lodo”, expresó García.

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El especialista señaló que los principales factores para que se dé este tipo de fenómenos es la inclinación de la ladera y la presencia de lluvias. “A más inclinación de la ladera esta tiende a ser inestable, y lo que la lluvia hace es incorporarle humedad, y eso a la ladera le incorpora peso, y ese peso puede inducir a un movimiento en laderas, a un desprendimiento, deslizamiento, escurrimiento de suelo, derrumbe, etc.”, detalló el especialista.

Las condiciones no naturales

Si bien García explicó que esas son las primeras razones para un movimiento en laderas, destacó que hay otras condiciones importantes que también afectan a estas zonas altas, y que involucran el actuar del ser humano.

El especialista manifestó que se le llama desastre natural a una situación donde hay daños en infraestructura y pérdidas humanas, pero que esto también es causado por el mismo hombre.

“Para que haya un desastre tiene que ver personas e infraestructura, algo que se dañe; y segundo, las condiciones  en las que entra el ser humano de tener intervenidas las laderas, que significa que la ladera haya sido despalada, ocupada con actividades agrícolas, entonces cambiás la dinámica de la ladera”, explicó el especialista.

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García expresó que los árboles ayudan a controlar la filtración del agua en las laderas, además de disminuir que el agua impacte directamente al suelo. “Al pegar mucha agua de lluvia en el suelo, le da inestabilidad a la ladera. Inestabilidad significa que además de estar golpeando el suelo, lo está debilitando, aflojando. Si no hay árboles, y ponés arroz o frijoles, estás debilitando la ladera”, declaró el especialista.

Rosa Matamoros, de la Mesa Nacional de Gestión de Riesgo, explicó que al tener infiltración de agua en el suelo se evita que haya correntías. “¿Por qué se dan los deslaves? Porque generalmente hay zonas que están desprovistas de cubierta vegetal,  entonces al momento de tener una lluvia intensa no hay nada que detenga a ese suelo,  generando enormes corrientes  de agua que arrastran piedras, suelos”, manifestó.

“El catalizador (del deslave) es la humedad, pero ese es el fenómeno que lo activa, si lo puede o no acelerar, pero tiene que haber una condición ya previa, y esa condición es la del ser humano, haber contribuido a que la ladera se vuelva inestable, transformándola de una zona forestada en una deforestada”, agregó por su parte García.

Función del ecosistema

El especialista enfatizó la función  e importancia del ecosistema, que ayuda en este tipo de lugares a que las laderas se mantengan estables, pese al peso y sistematicidad de la lluvia.

El ecosistema ayuda a tener una mayor capacidad de recuperación en las zonas golpeadas por fenómenos naturales, es decir, reducir los efectos de los cambios ambientales en la estructura total del mismo.

García señaló que debido a las actividades del hombre en la cobertura de las laderas, este tipo de situaciones se repetirán si no se actúa para proteger el medio ambiente. García expresó que toda ladera es propensa a un deslizamiento.

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Al respecto, Matamoros dijo que hay estudios que indican que Nicaragua es de vocación forestal, y que la zona de las laderas no son para actividades de agricultura por lo que son terrenos inestables, por su misma topografía, sin embargo, esto no se toma en consideración al momento del aprovechamiento forestal.

“Al caer agua sobre un suelo desnudo, sin nada que se detenga, es seguro que se va a dar esa situación porque la lluvia impacta sobre el suelo inclinado,  y eso no se da cuando tiene cubierta vegetal, sobre todo en las partes altas”, expresó Matamoros.

Ordenamiento territorial

El deslave en el macizo de Peñas Blancas, como consecuencia del impacto de Iota, ha dejado hasta el momento nueve muertes. Aún hay dos personas desaparecidas, según información oficial.

A criterio de Matamoros, la misma necesidad de la persona obliga a establecerse en zonas vulnerables, por lo que la especialista señaló que las autoridades deberían hacer conciencia entre la población y un ordenamiento territorial.

“A veces se trata que la gente no tiene otro lugar dónde ubicarse, creo que esto se trata de un ordenamiento territorial, del manejo adecuado de las cuencas (…) No es asunto de decirle a la persona ‘váyase’, sino de brindarle opciones viables sostenibles”, consideró la especialista.

“Hay que promover el uso del espacio dependiendo de sus condiciones naturales, si sabemos que es una zona inclinación, hay formas de un manejo adecuado, por ejemplo no deforestando las partes altas, estableciendo obras de conservación de suelos como diques para contener corriente. Hay formas en las que se puede hacer uso del terreno, siempre y cuando sea con un adecuado manejo y poniendo en práctica todas las medidas posibles para evitar erosiones de esa magnitud”, añadió Matamoros.

Señales de alerta

Ante este escenario, el especialista García brindó algunas señales de alerta que deben tener en cuenta la población que vive cerca de estas zonas.

-Si las cercas de alambre de púa se revientan o se desprenden, significa que los postes (a los que están sosteniendo el alambre) se estiran o se aflojan por la inestabilidad de la tierra.

-Igualmente ocurre con los árboles y  postes, si están inclinados es una señal del aflojamiento de la tierra.

-Si el suelo tiene “piel de naranja”, o un estilo de capas de tierra seguidas, puede ser que el suelo se está reviniendo.

-Los “nichos de arranque”, esto es cuando de repente hay desnivel en el suelo o deslizamiento y grietas. “Eso significa que hay una propensión al deslizamiento”.

“Estas señales deben transmitirse  a la gente para que puedan entender y prever una situación como esta”, dijo García.

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