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El doctor Carlos Tünnermann Bernheim se retiró de la Alianza Cívica, de la que era coordinador general, el reciente sábado 31 de octubre. LA PRENSA/ Archivo/ Oscar Navarrete

Carlos Tünnermann: “Ya no podía seguir en la Alianza Cívica en esas condiciones”

La salida del doctor Carlos Tünnerman Bernheim fue un duro golpe para la Alianza Cívica. En esta entrevista explica cuáles fueron exactamente sus motivos y qué hará a partir de ahora para seguir luchando por la unidad opositora. "No se trata de pugnas ideológicas, se trata de democracia versus dictadura", sostiene.

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La Alianza Cívica se salió de la Coalición Nacional y, cinco días más tarde, el doctor Carlos Tünnermann Bernheim se retiró de la Alianza Cívica, una agrupación a la que había dedicado los últimos dos años y medio de su vida. La decisión fue anunciada el pasado 31 de octubre, para culminar una semana de reveses en el proyecto de unificación de los sectores opositores.

La salida de Tünnermann Bernheim, junto con otros tres miembros del sector civil y el sector académico, ha sido uno de los golpes más fuertes que la organización opositora ha recibido desde su creación, allá en mayo de 2018.

En esta entrevista, el excoordinador general de la Alianza Cívica y uno de sus miembros originales explica cuáles fueron exactamente sus razones para retirarse y todo lo que intentó antes de llegar a la conclusión de que no podía seguir ahí.

Pese a todo, y con 87 años cumplidos, el doctor Tünnermann Bernheim todavía quiere seguir aportando a la conformación de la unidad. Aquí cuenta cuáles son sus intenciones.

¿Cómo fue el día que lo llamaron a participar en el Diálogo Nacional?

Una tarde me llamó por teléfono monseñor Rolando Álvarez y me dijo que (Daniel) Ortega estaba dispuesto a dialogar para encontrar una solución a la crisis que se estaba presentando. La Iglesia (católica) pensó en buscar interlocutores de los distintos sectores: estudiantil, empresarial, académico, sociedad civil y sector laboral. Pero recuerdo que en la primera reunión que tuvimos con monseñor Rolando Álvarez estaba solamente gente del Pacífico y yo sugerí que para que fuera realmente un Diálogo Nacional tenía que incorporarse también a representantes de la Costa Caribe, que se incorporaron, y también el sector campesino. Decidimos no llevar agendas sectoriales porque esa podía ser la intención de Ortega para diluir el diálogo, cuando lo principal eran los temas que la Iglesia había propuesto: la justicia por los crímenes que se habían cometido y la recuperación de la democracia. Entonces decidimos constituirnos como Alianza Cívica, porque la lucha tenía que ser cívica, y tomamos los dos temas principales del Diálogo Nacional: justicia y democracia.

Después de más de dos años de trabajo dentro de la Alianza Cívica y el proyecto de la unidad opositora, ¿qué fue exactamente lo que lo hizo salir?

Los que salimos de la Alianza Cívica salimos porque consideramos que la decisión de retirarse de la Coalición Nacional tenía que estar bien fundamentada, si es que realmente existían suficientes razones. En todo caso, si se dice “nos salimos de la Coalición porque vamos a crear una alianza de carácter electoral sin exclusiones”, había que tener bien elaborado cuál era la alternativa. Pero no había una propuesta preparada, ni siquiera un comunicado que explicara las razones por las cuales la Alianza se salía de la Coalición. El día 23 de octubre enviamos una carta exponiendo todas las razones por las cuales creíamos que esa decisión no se debía tomar, porque a la larga eso podía ser más bien aprovechado por Ortega para señalar que en la oposición no había entendimiento, que no había una oposición que pudiera negociar unas reformas electorales y porque, por otro lado, si el anuncio no incluía una alternativa convincente y una explicación clara de los motivos, pues entonces eso iba a tener mucho repudio y mucha crítica. La salida provocó una cantidad de críticas y rechazo incluso en una buena parte de las directivas territoriales de la Alianza, que también estaban inconformes con la decisión. Se había hecho una consulta previa con ellos y en esa consulta honestamente la mayoría dijo que no estaba de acuerdo con que la Alianza se saliera de la Coalición, porque en muchos sectores eso iba a crear desesperanza, porque había muchas esperanzas puestas en la Coalición y si no se tenía una alternativa que mantuviera muy en alto el nivel de esperanza del pueblo de que va a haber una unificación de las fuerzas democráticas, pues eso iba a crear desesperanza y frustración. Además, en el imaginario nacional se va creando la imagen de que se está repitiendo el escenario de 2006, en que los liberales fueron divididos, porque no pudieron unirse. Unidos habrían ganado la elección y Ortega nunca habría regresado al poder.

A la hora de someterlo a votación, a lo interno de la Alianza, ¿no tenían que exponerse bien cuáles eran los motivos por los que esa facción quería retirarse de la Coalición Nacional?

Pues eso decíamos nosotros. Que se tenía que tener mucha claridad sobre los motivos. Nosotros votamos en contra. Hubo seis votos contra quince. Ellos tuvieron mayoría calificada. En la rueda de prensa (de la Alianza) se leyó un comunicado en el cual no se pudo conciliar el hecho de retirarse de la Coalición Nacional, que en el imaginario colectivo estaba vista como un instrumento de la unidad, con la propuesta de salirse para crear otra unidad diferente, ¿con quiénes? Antes de nuestro retiro les enviamos otra carta, porque queríamos darles todas las oportunidades para no vernos forzados a retirarnos. A través del director ejecutivo, mandamos otra carta al pleno de la Alianza, en la que sencillamente les decíamos: “Ya que ustedes han tomado esta decisión, que consideramos no es acertada, y como ustedes dicen que esto tiene tres meses de estarse discutiendo, ya es hora de que puedan contestarnos estas preguntas”. Y las preguntas eran muy claras: ¿Cuál es la nueva estrategia ante la ruptura con la Coalición Nacional? ¿Cuáles son los pasos que vamos a dar para lo que ustedes están diciendo que se va a hacer: una nueva unidad nacional que se va a constituir como alianza electoral para derrotar a Ortega en las elecciones de 2021? ¿Con qué organizaciones se va a hacer ese nuevo acercamiento si nos estamos alejando de la Coalición Nacional y eso quiere decir que estamos considerando que no son ellos a los que vamos a llamar? ¿Quiénes son esos otros? ¿Cómo se va a recomponer nuestra relación con la UNAB? La carta la mandamos el 29, luego hubo una reunión del consejo ejecutivo y nosotros esperábamos que se respondiera nuestra carta, pero ¿qué pasó? Ni siquiera hubo cuórum. No pudo sesionar el consejo y, por supuesto, no hubo ninguna alusión a la carta.

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Por lo que me ha dicho, da la impresión de que a lo interno de la Alianza hay discusiones de las que no todos sus miembros tienen conocimiento…

Bueno, eso es lo que nosotros decíamos: “Si hay cosas que todavía no se han puesto sobre la mesa, díganlas porque queremos conocerlas. Somos miembros. Yo soy el coordinador general. El sector de la sociedad civil pide tener conocimiento (Azahalea Solís y el doctor Tünnermann). El sector académico, el padre Idiáquez, rector de la UCA; el doctor Ernesto Medina y el mismo secretario técnico, Juan Carlos Gutiérrez”. Pedíamos que si había otras opiniones para tomar otro rumbo que nos dijeran con quiénes y cómo.

¿Qué tanto pesaron los egos personales en la salida de la Alianza de la Coalición?

No te lo podría decir, porque hasta el momento en que salí de la Alianza no se había tomado ninguna decisión sobre candidaturas de ninguna clase. Todos nos considerábamos en el mismo plano. Lo que nos molestó es que había un sector de la Alianza que tenía otras alternativas que no nos fueron comunicadas y eso fue lo que nos llevó a retirarnos.

¿De qué sector vino la iniciativa?

Fueron fundamentales las posiciones del sector estudiantil y el sector empresarial, acompañados por otros miembros. Por ejemplo, los representantes del Caribe y el sector político, de tal manera que solo el sector de la sociedad civil y el académico dijimos que no. Pero mantenemos siempre el mismo respeto, el mismo afecto. El hecho de que yo me haya retirado de la Alianza Cívica en nada disminuye mi afecto por todos sus miembros.

¿Nunca se reunieron todos para exponer cada uno su punto de vista?

Como no. En las primeras reuniones cuando se empezó a plantear esta idea. Fijate que en un momento dado se iba a tomar la decisión antes de la Asamblea General de la OEA y ahí varios sectores dijimos: “No, eso sería absurdo, ante la OEA no podemos dar ninguna muestra de división de ningún tipo”.

Todavía no entiendo cómo no les explicaron por qué se querían ir de la Coalición.

La explicación que daban era que en la Coalición Nacional los delegados de la Alianza Cívica eran objeto de críticas infundadas, eran maltratados en sus expresiones verbales por los otros miembros de la Coalición, las protestas de la Alianza Cívica eran rechazadas, el Movimiento Campesino hacía causa común con los partidos políticos y algunas veces hasta la misma UNAB votaba en contra, entonces se sentían ellos en una situación completamente como de menosprecio dentro de la Coalición, a tal punto de que dijeron “no queremos seguir asistiendo a esas reuniones porque somos maltratados en ellas y a nada llegamos porque todo lo que proponemos es rechazado”. Esa es la explicación que nos dieron. Y que, además, para ellos con la Coalición se estaba perdiendo un tiempo precioso, porque mientras se estaba tratando de ver si se hacía algo con la Coalición y no se lograba, se había descuidado el trabajo de fortalecimiento de la propia Alianza. Nuestra posición era que se podía hacer el trabajo de fortalecimiento sin necesidad de salirse de la Coalición y solo asistir a aquellas reuniones en las que se discutieran temas claves, como fue en el caso de la propuesta de reformas electorales. Así nos hubiéramos evitado todas las consecuencias que eso ha traído e incluso nuestro retiro de la Alianza.

Entonces para usted no eran…

No eran argumentos suficientes. Por ejemplo, se podía decir, con toda la fuerza del caso, “en esta Coalición no podemos tener un partido que dice ser opositor, que dice practicar la democracia, y en primer lugar desconoció a su directiva electa en la convención nacional y puso otra directiva designada por el caudillo de ese partido”. Es el caso del PLC, que, por otro lado, tiene personas que están en las directivas de varios organismos del régimen y no hacen nada. ¿Cuántos casos de corrupción se han presentado y cuántos hemos visto que el PLC, a través de su representante en la Contraloría, haya denunciado? Ninguno. ¿Qué hacen los magistrados del PLC que están en la Corte Suprema de Justicia? Y los que están en el CSE ya no digamos. Haber ido a la Coalición y decir “este partido tiene que retirar a todas estas personas de los cargos que ocupan o no puede estarse llamando opositor democrático”. Esas son las cosas que se debieron haber dicho ahí, en el seno de la Coalición.

¿Usted estaba consciente de que su salida era un gran golpe a la credibilidad de la Alianza Cívica?

Pero di todas las oportunidades… Ya no podía seguir en esas condiciones.

¿Qué tan cierto es que la Alianza es prácticamente el Cosep con otro nombre?

No, no, no… Eso no es cierto. El Cosep tiene sus representantes, pero también lo tienen los estudiantes y otros sectores. Ellos son un sector más. Claro que es un sector importante por el peso que puede tener el sector empresarial en el país, pero no es un sector decisivo. Esa afirmación de que la Alianza la manejan los empresarios no es cierta. Por mi experiencia personal te lo puedo decir.

¿Cree que hay futuro para la Coalición Nacional o, como algunos consideran, ya es un zombi?

La Coalición va a continuar, no veo que sea un zombi. La Alianza también va a continuar. Lo que tenemos que encontrar es cómo sumamos todos los esfuerzos. Tenemos que unir todos los “vigores dispersos”, para usar palabras de Darío, volver al propósito inicial cuando decidimos crear la Coalición.

¿Por qué actualmente no estamos viendo una oposición unida?

Porque hay todavía muchos remanentes de la vieja cultura política. Para construir la nueva Nicaragua debemos tener una nueva forma de hacer política, en la cual uno se despoja de caudillismo, de hegemonías, de pretensiones de protagonismo, de ambiciones personales y de descalificaciones constantes y solo piensa en que el destino final es que Nicaragua logre salir de esta dictadura. Hay sectores políticos que todo el tiempo tienen la mirada puesta en el espejo retrovisor, viéndole el pasado a la persona: “Este no porque estuvo en el MRS, este no porque fue sandinista, este no porque estuvo en tal agrupación, este no me parece porque tiene una ideología muy distinta a la mía”. No se trata de pugnas ideológicas, se trata de democracia versus dictadura. Y en el sector democracia cabemos todos, cualquiera que sea nuestra ideología, cualquiera que sea nuestro pasado.

¿Hay posibilidades de que se vuelvan a juntar?

No solo lo creo, lo considero una obligación. Si somos ciudadanos conscientes de lo que significaría un periodo más para Ortega, la ruina total del país, tenemos el imperativo moral de impedir cualquier división. Los que nos retiramos de la Alianza hemos decidido mantenernos unidos y tratar de ver si unidos podríamos dar los servicios de buenos oficios, o servir como puente para la reconstrucción de una unidad. Vamos a iniciar algunas pláticas cordiales, respetuosas, con todos los distintos grupos opositores del país, sin tratar de ser dirigentes o líderes, nadie debe estar pretendiendo liderazgos de agrupaciones o de partidos; simplemente servir como puente para reunir lo que hoy día está desunido.

¿Hoy por hoy va ganando Ortega?

Ortega, con las cosas que está haciendo, se está ganando más el repudio de la comunidad internacional. Pareciera que está empeñado en que le pongan sanciones. Esa es la impresión que da.

Con este descalabro, ¿Ortega se salió con la suya?

Podría creerse, por supuesto, que esta división Ortega la va a aprovechar. Pero si el amor a Nicaragua es lo que nos mueve, la nueva unidad tiene que despojarse de todos estos problemas que hemos tenido. Vemos como el gobierno está creando el aparato jurídico para una mayor represión, y en estas circunstancias estar divididos es ponernos en un plan débil. Ahora es cuando más unidos deberíamos estar para poder enfrentar todas estas nuevas formas de represión. Si estamos divididos, estamos olvidando a las víctimas de abril; estamos dejando de lado a las madres que perdieron a sus hijos; a las personas que perdieron a sus hermanos, sus familiares. Tenemos que hacerle honor a la sangre derramada de quienes dieron su vida por un cambio en Nicaragua. Y ese cambio solo lo vamos a lograr si vamos todos unidos en un solo puño para enfrentar a la dictadura.

Plano personal

Carlos Tünnermann Bernheim nació el 10 de mayo de 1933. Tiene 87 años cumplidos y lleva 61 de “feliz vida matrimonial” con su prima Rosa Carlota Pereira Bernheim. Tuvieron siete hijos, tres varones y cuatro mujeres; y actualmente tienen cinco nietos, tres varones y dos mujeres.

Es jurista, educador y ensayista. Miembro de la Academia Nicaragüense de la Lengua, la Academia de Bellas Artes de San Telmo (España), la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico, la Academia de Ciencias Jurídicas y Políticas de Nicaragua y miembro honorario de la Academia de Ciencias de Nicaragua.

Como estudiante de Derecho y como secretario del doctor Mariano Fiallos Gil, en la década de los cincuenta luchó por la autonomía universitaria y apoyó las gestiones para conseguirla, en marzo de 1958.

A los 31 años de edad ganó en elecciones la rectoría de la UNAN-León y poco después logró que la autonomía universitaria fuera elevada a rango constitucional. Es posible que en el momento de asumir el cargo haya sido el rector universitario más joven del mundo.

Gracias a sus gestiones como rector, la UNAN-Managua fue instalada en el sitio donde hoy se encuentra. Al comienzo se  distribuía en casas alquiladas. Él consiguió el terreno donde se halla actualmente e inició su construcción.

Encabezó al grupo de catedráticos de la UNAN para el descubrimiento de las ruinas de León Viejo.
Fue parte del “grupo de los 12” contra la dictadura somocista y en la década de los ochenta impulsó la Cruzada Nacional de Alfabetización, como ministro de Educación.

Se le considera uno de los intelectuales más importantes del país. Además de uno los principales conocedores darianos.

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