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Policía

Daniel Ortega preside el acto del 41 aniversario de la Policía. LA PRENSA/Captura de pantalla

Cómo la Policía Nacional pasó a convertirse en la Policía Orteguista

Roberto Cajina y Elvira Cuadra explican los momentos que cambiarían la imagen y funcionamiento de la institución. Empezó en 2007, cuando Daniel Ortega regresó al poder

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La Policía tuvo sus años dorados de aceptación y confianza de los nicaragüenses. Se evidenciaba en la admiración o el respeto hacia un agente cuando se le encontraba en la vía pública, al acudir a cualquier delegación por socorro o denuncia y notar que la percepción ciudadana era que ahí empezaba la ruta de la justicia. También están las encuestas donde aparecía entre las instituciones mejor valoradas del país; entonces ¿qué pasó para que esto cambiara y sucumbiera en la falta de credibilidad hasta ser aborrecida por un porcentaje alto de la población? Roberto Cajina y Elvira Cuadra, especialistas en temas de seguridad, explican lo que influyó para tal retroceso que tocó fondo con la represión desatada a partir de abril 2018 y por la cual la sancionó como institución Estados Unidos.

Los dos especialistas destacan como el primer hecho, que para Cajina es un punto de quiebre: el retorno de Daniel Ortega al poder en 2007, encontrándose además con una jefatura policial necesitada de congraciarse y por otro lado con un liderazgo débil. Según sus análisis, empezó a socavar la institucionalización, profesionalización y modernización en la cual se trabajó y avanzó notablemente entre 1990 y 2006, en los llamados 16 años neoliberales.

Otro hecho determinante ocurrió en 2014 y fue la reforma profunda a la Ley de la Policía Nacional (Ley 228). “Se cambiaron elementos fundamentales de la institución policial. Entre otras cosas se estableció una relación directa, sin intermediarios, entre el director general de la Policía y el jefe supremo de la Policía (que es Ortega). Se eliminó la intervención del Ministerio de Gobernación”, resalta Cajina, simpatizante de la idea de desmantelar la institución y fundar una nueva, incluso con otro nombre y colores porque la actual está demasiado viciada.

Aunque Cuadra también fija el retorno de Ortega al poder como el inicio de la involución, “del 2014 para acá ya hubo un proceso donde se transformó realmente toda la institucionalidad policial y se le puso al servicio de Daniel Ortega y de su proyecto político personal. Hoy es un aparato de represión en contra de la ciudadanía”. Es decir que empezó hace 13 años pero que se reforzó con la reforma a la Ley 228.

Policía
Paralelo a que Daniel Ortega y los mismos jefes policial repiten que la institución del orden es una “Policía Sandinista”, algunas delegaciones lucen la bandera rojinegra.
LAPRENSA/W.LÓPEZ

La Policía se fundó en 1979 luego de la caída de la dictadura Somocista en el mes de julio. Sus primeros oficiales fueron jóvenes que participaron en la insurrección popular, quienes carecían de formación técnica y profesional. Desde su creación llevó el nombre de Policía Sandinista y fue hasta 1990 – con el triunfo de Violeta Barrios de Chamorro – que pasó a llamarse Policía Nacional, como parte del necesitado fortalecimiento y profesionalización de la institución.

Hay otro aspecto que Cajina suma como importante para comprender el nivel de retroceso de la institución del orden. Se trata de los ascensos a comisionados generales, como los que se dieron se dieron este miércoles 9 de septiembre en el marco de celebración del 41 aniversario de la Policía. A su juicio “estos grados se distribuyen como en una piñata”.

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“La carrera policial no se aplica en su totalidad porque los ascensos (de comisionados mayores a comisionados generales) no obedecen a los méritos que acumula un oficial de la Policía en un grado determinado para ascender al siguiente grado. Es simplemente el reconocimiento político por la lealtad al régimen. Mirá lo que pasó Juan Bautista Lara (exsubdirector de la Policía y recientemente nombrado embajador en la Santa Sede). Ahí están mandando un mensaje”, advierte Cajina.

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Por todos los elementos que Cajina y Cuadra han desarrollado —con excepción de los últimos ascensos policiales, por estar fuera de tiempo— es que explican la reacción policial a partir de las protestas de abril 2018, en donde se convirtió en el principal brazo represivo de Ortega. Aclaran que no es que la Policía en ese momento pasó a ser estar a merced de la voluntad de Ortega, sino que ya lo estaba y sencillamente lo mostró.

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El 14 de octubre de 2018 policías arremeten contra ciudadanos que intentan protestar cívicamente en el sector de Camino de Oriente. Los arrestos se dan de forma violenta. LA PRENSA/O.NAVARRETE.

“Del 2007 para acá ha sufrido un proceso de retroceso e involución que la llevaron a convertirse en lo que hoy es: un mero aparato de represión en contra de la ciudadanía. Ha perdido la confianza y legitimidad dentro de la población en Nicaragua y también a nivel internacional porque ha sido señalada de graves violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad”, recuerda Cuadra.

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