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Mechnikov, vacuna rusa,

La planta de producción de vacunas Mechnikov se hizo con aporte de Rusia y el INSS de Nicaragua. LA PRENSA/ ARCHIVO

¿Por qué no es posible producir la vacuna rusa en la planta Mechnikov? Esto dicen especialistas

La función del laboratorio sería envasar y distribuir el extracto de la medicina, pero advierten que lo peor sería convertir a los nicaragüenses en conejillos de indias

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Mientras el régimen de Daniel Ortega se muestra insistente en producir desde la planta Mechnikov, en Managua, la polémica vacuna Sputnik V de Rusia – que este país pregona como la primera vacuna eficaz contra el virus SARS-CoV-2 – especialistas nicaragüenses desconfían de la misma y señalan que el país no puede fabricar dicho medicamento porque el laboratorio no tiene capacidad. En todo caso, “envasarían” el medicamento, afirma el doctor en inmunoquímica Ernesto Medina, miembro de la Academia de Ciencias de Nicaragua.

El doctor Ernesto Medina señala que hay dos “problemas” para creer que la planta Mechnikov, un proyecto polémico del orteguismo, pueda producir la vacuna, tal y como pretende el régimen. “Primero, la gente tiene que saber que este laboratorio no produce vacunas. La producción de vacunas es proceso científico-tecnológico bastante complejo y lamentablemente en Nicaragua no tenemos esa capacidad”, asegura.

La función que haría el laboratorio – de acuerdo al químico – es traer al país los granulados o extractos de la medicina y aquí se realizaría la forma farmacéutica que luego se distribuiría a la población. “Un poco parecido es lo que hace este laboratorio que recibe un producto, que es la vacuna en polvo, luego ellos lo envasan, lo etiquetan y lo distribuyen, pero aquí no se hace la producción, se hace en un laboratorio que tiene que estar certificado y el proceso es complejo, aquí no tenemos la capacidad”, enfatizó Ernesto Medina.

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El doctor declaró que otro problema es que no se conoce quién está detrás de la planta Mechnikov, una información que aportaría seguridad y transparencia a la propuesta del régimen. El proyecto de Mechnikov fue inaugurado en el 2016 y, de acuerdo a investigaciones de LA PRENSA, fue financiado por el Instituto Nacional de Seguridad Social y recursos federales de Rusia. El costo inicial era de 24.5 millones de dólares pero terminó costando más de 30 millones de dólares.

No ser “conejillo de Indias”

El pasado 11 de agosto Rusia anunció que había desarrollado la primera vacuna contra el Covid-19, llamada Sputnik V. Sin embargo, la noticia fue recibida con más preocupación que ovaciones de parte de la comunidad médica y científica internacional, por el rápido proceso y la poca información oficial con el que se realizó.

De hecho, el mismo Ministerio de Salud de Rusia advirtió que no se conoce con exactitud la eficacia de la vacuna y reveló que no podrá ser administrado en personas menores de 18 años, mayores de 60 años, embarazadas, mujeres en periodo de lactancia y personas con enfermedades preexistentes. Además, señalaron que debe evitarse su aplicación en personas que padezcan de: diabetes, epilepsia, enfermedades crónicas del hígado y los riñones, enfermedades graves del sistema hematopoyético (es decir glóbulos blancos, rojos y plaquetas), accidentes cerebrovasculares, enfermedades del sistema cardiovascular, inmunodeficiencias primarias y secundarias, enfermedades autoinmunes, enfermedades pulmonares, asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica, en pacientes con diabetes y síndrome metabólico.

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“En Nicaragua no podemos permitir que se nos utilice como conejillos de India con el pretexto de que nos están haciendo un favor al poner a nuestra disposición esta vacuna o de que somos privilegiados al ser de los primeros en tener acceso a lo único que podrá detener la pandemia. Sabemos que todo esto es mentira, en este mundo no hay nada gratis y tampoco debemos caer en el juego de quién es primero por razones de prestigio nacional o para enaltecer a un autócrata. Todos queremos salir de esta tragedia pero con seguridad y responsabilidad”, manifestó Ernesto Medina, especialista en inmunoquímica.

Propaganda política

Al respecto, el doctor José Luis Borgen expresó que no hay que celebrar el anuncio del régimen orteguista porque la vacuna no es segura y más bien puede ser perjudicial para la salud de los nicaragüenses. En todo caso si Nicaragua obtuviera este vacuna, el doctor advirtió tener cuidado porque esta acción no es más que una propaganda política.

“Esa es la propaganda que está utilizando el Gobierno de Nicaragua para decir que hay capacidad de controlar el coronavirus cuando no es cierto”, manifestó el doctor Borgen.

Los especialistas coincidieron con que en las negociaciones que tiene Nicaragua con Rusia se necesitan personas capacitadas y experimentadas en el tema. Pero es Carlos Fonseca Terán, hijo de Carlos Fonseca Amador, y secretario de Relaciones Internacionales del Frente Sandinista, es uno de los que ha estado en contacto con las autoridades del país ruso.

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“Ellos no tienen la más mínima idea de lo que significa producir una vacuna y las condiciones que debe cumplir la vacuna para aplicarla a la gente (…) ni siquiera hay un experto en temas de vacunas, ni siquiera un virólogo o biólogo que pueden tener ideas de estas negociaciones. Ha sido una cuestión meramente política, eso es lo peligroso”, dijo Ernesto Medina.

El doctor José Luis Borgen añadió que el anunció de producir la vacuna entraría en el “paquete” de promesas de Ortega que hasta ahora no se han hecho realidad, como el Canal Interoceánico, la Refinería de El Supremo Sueño de Bolívar o la Planta Hidroeléctrica de Tumarín.

Por su parte, el doctor Medina destacó que el manejo que ha tenido los Ortega-Murillo, sumado al anuncio de producir una vacuna que no es segura, evidencia más “el desprecio que tienen por la vida humana”. “Esto, sumado a la actitud servil que ha mantenido Ortega hacia el presidente Putin, nos lleva a pensar que Ortega pondrá a disposición de Putin a la población nicaragüense para que aplique aquí su vacuna convirtiéndonos en conejillos de India”, zanjó.

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