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Roberto López participó ayer en una reunión donde se abordó la producción de la vacuna rusa.

El riesgo que supone para el INSS que dinero de cotizantes se invierta en la producción de Sputnik V

¿Qué hay detrás del interés del régimen en reproducir la vacuna contra el Covid-19 que está produciendo Rusia? Analistas advierten del riesgo económico que esto implicaría si el INSS financia esa producción, que es costosa

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Mientras a nivel mundial crecen las dudas respecto a la viabilidad de la vacuna Sputnik V, fabricada de manera exprés por Rusia, en Nicaragua el régimen de Daniel Ortega está acelerando las conversaciones con ese país para comenzar a producirla en la polémica Mechnikov, en cuyas negociaciones el presidente ejecutivo del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), Roberto López, se ha mostrado activo, pero no ha explicado a los contribuyentes si se tomará parte de los aportes para ese negocio y los riesgos económicos que esto supone para las debilitadas finanzas del instituto.

El propio López apareció este 13 de agosto participando de una reunión con Stanislav Uiba, director del Instituto Mechnikov de Nicaragua y con Víctor Trujin, director del Instituto de Vacunas y Sueros de San Petersburgo, donde también asistieron  el hijo de Daniel Ortega, Laureano Ortega Murillo y la titular del Ministerio de Salud, Martha Reyes.

Durante la reunión, según medio oficialista, se acordó un plan de trabajo y actividades tanto en Rusia como en Nicaragua, para “que nuestro país cuente con la producción de vacuna contra la Covid-19, tanto para su distribución local como internacional”.

López ya ha utilizado los fondos de los contribuyentes en negocios de alto riesgo y esta, la producción de vacuna, no sería la excepción, particularmente por las dudas que giran en torno a la seguridad de la vacuna rusa, lo que al final limitaría la posibilidad de mercado de la misma, sobre todo por la falta de estudios médicos científicos pertinentes de la misma.

Róger Arteaga, economista, explica que existe un alto riesgo de que se usen los recursos de los asegurados para este negocio si se llega a concretar, porque el Ministerio de Salud no tiene dinero para financiar esa producción y se desconoce cuál es el verdadero estado financiero de Mechnikov, cuya opaca empresa  contó con fondos del INSS para su fundación en Nicaragua.

“El Minsa no tiene ni para suplir las necesidades actuales de la pandemia, menos para ponerse a producir vacuna, porque ni siquiera las pruebas del Covid-19, que han recibido donadas las pueden dar a la población, están cobrando por estas pruebas. O sea, no hay de dónde”, enfatiza Arteaga quien incluso teme que el INSS sea utilizado en un esquema de lavado de dinero, que involucre el capital de los Ortega y Murillo.  “Piensa mal y acertarás”, afirma.

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¿Cómo funcionaría ese esquema? Arteaga recuerda que hay más de 4,000 millones de dólares provenientes de la cooperación de Venezuela, sancionada por Estados Unidos, y que requieren ser invertidos y por tanto “no es remoto” de que se meta parte de ese dinero al negocio de la producción de vacuna, utilizando como vehículo financiero al INSS.

De hecho ya Estados Unidos sancionó a López por involucrar al instituto en esquemas de lavado de dinero, así como tráfico de influencias.  El INSS es “uno de los principales vehículos que facilitan la corrupción y ha sido usado como caja negra por el Gobierno”, indicó en su momento el Departamento del Tesoro de EE.UU.

Investigaciones de LA PRENSA de años anteriores revelan que la construcción de Instituto Mechnikov fue financiada con fondos de Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) y de la Federación Rusa, y que el costo inicial era de 24.5 millones de dólares, pero terminó arriba de los 30 millones.

El exgerente de la Superintendencia de Pensiones, Róger Murillo, recuerda que aunque se utilizaron fondos del INSS para construir este instituto, hasta ahora no se ha informado qué ganancias le genera a los contribuyentes y pensionados este negocio y no duda que eso mismo ocurra en caso que se usen recursos para producir vacunas.

“Cuando ese instituto se construyó, el INSS estaba siendo socio de esa empresa, que desde que se construyó hasta la fecha no ha sacado nada. Ahorita en este momento ellos están viendo un negocio, se imagina cuántos nos costaría a nosotros a través del Gobierno comprar todas esas vacunas, independientemente sean buenas o no, y en cuánto se la van a vender a los nicaragüenses, ellos lo que ven es una oportunidad para enriquecerse más”, dijo Murillo.

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Murillo explicó que al final toda ganancia que se pueda generar de esta vacuna no llegaría directamente al INSS, pese a que este puso el dinero para la construcción del moderno laboratorio. “Según el reglamento financiero del Seguro Social ellos no pueden invertir en proyectos que no sean seguros, entonces como ellos son los dueños de esto hacen lo que les da la gana, aunque pongan en riesgo el futuro de los asegurados con el dinero, que no debería de ser así”, dijo.

El INSS acumula más de ocho años de crisis financiera, en parte por el mal manejo de la entidad, que no solo ha visto aumentar drásticamente su gasto corriente, sino que también ha fracasado en las inversiones que ha hecho en proyectos inmobiliarios, lo que ha significado para los trabajadores del sector formal, empresas y pensionados una erosión en las prestaciones sociales y aumento de la carga económica en los últimos tres años.

El propio Fondo Monetario Internacional ha advertido sobre las inversiones de riesgo del INSS.  “Ha habido una inversión significativa en el desarrollo de bienes raíces, que no parece estar conectada con la naturaleza de las operaciones del INSS ni con las del fondo de reserva”, señaló el Fondo en su reporte completo sobre la Consulta del Artículo IV del 2017.

Y dijo textualmente: “La actual Ley de Seguridad Social no regula el fondo de inversión del INSS. Es habitual que las reservas de los sistemas públicos de pensiones se inviertan en activos de bajo riesgo, que produzcan un rendimiento estable, como los bonos del Estado. Sin embargo, las recientes decisiones de inversión se han alejado de las inversiones tradicionales. Esto es especialmente problemático cuando se combina con la falta de información a sus contribuyentes sobre cómo se invierte el fondo de reserva”.

Las inversiones desacertadas del INSS han provocado un declive gigantesco en los ingresos, lo que ha agravado la profunda crisis que la entidad sufre, que no logra ni cubrir sus gastos operativos. Entre el 2006 y 2016, 2010 fue el año en que el INSS obtuvo más ganancias con las inversiones cuyo pico superó los setenta millones de dólares. En 2016 las ganancias fueron unos 35 millones de dólares y las proyecciones apuntan a que en 2021 las ganancias no superarán los cinco millones de dólares.

Arteaga asegura que aunque el INSS haya invertido en la construcción de Mechnikov no debe utilizar recursos de los contribuyentes para meterse a un negocio que no solamente es de alto riesgo, sino que además es criminal, debido a las amenazas que la vacuna supone para la salud de la población, tomando en cuenta la falta de estudios científicos de la misma. “Sería un grave error”, sentencia.

De hecho Donald Soza, exfuncionario del INSS y asesor independiente en seguridad social, recordó  que los profesionales de la salud, que son los que manejan mejor el tema, tienen sus reservas sobre la aplicación de esta vacuna.

“Para hacer una valoración, el proceso no se debe acelerar, no se debe quemar etapas, de manera que habrá que esperar que realmente pasen por todo el proceso que ya está definido para que la vacuna se pueda aplicar según las reglas internacionales”, dijo Soza.

Producir vacuna es costoso

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El neumólogo Jorge Iván Miranda señala que aunque la reproducción de una vacuna es sumamente costosa, éticamente no se debe cobrar a la población y no cree que lo hagan.

“Las vacunas son caras, el proceso es costoso, no sé cuánto podría ser el costo, pero sí la inmunización y producción es caro, generalmente asume el costo el Gobierno y a la población le llega gratis. Yo creo que ellos van a querer politizar eso, no la van a vender, eso tenelo por seguro, porque no les conviene, vamos a un año electoral y ninguna vacuna se vende, es antiético”, dijo Miranda.

Para el doctor Carlos Quant, infectólogo e internista, fabricar una vacuna que cumpla con los parámetros de la eficacia y seguridad no es fácil, prueba de ello es que desde que se salió de control el Covid-19 en Wuhan, China —en diciembre del año pasado— se comenzaron los esfuerzos para desarrollar la vacuna y ocho meses después todavía siguen los estudios.

Nadie asumiría pérdidas

Pero además Quant advierte que estos proyectos son muy costosos y si falla la vacuna, una vez hecha la inversión, nadie estaría dispuesto a pagar por esta.

“Una vacuna debe alcanzar una protección al menos del 60 por ciento para que se considere adecuada y la otra cosa es que sea segura su administración y no tenga efectos adversos. ¿Cuál es el problema con esta vacuna? Algunos expertos piensan que como en Rusia no hay una agencia, como la que existe en Estados Unidos, que regule la fabricación de vacunas, puede haber problemas en la eficacia y seguridad”, dijo Quant.

De hecho esta semana el ministerio de Salud de la Federación Rusa publicó un informe donde advierte que la vacuna no debe administrarse a menores de 18 años, mayores de 60, embarazadas, madres en período de lactancia o personas con una variedad de condiciones de salud subyacentes. Cuando realmente este grupo es el que necesitaría inmunizarse ante el Covid-19.

Por otra parte, hasta el momento este vacuna no ha entrado en la tercera fase del ensayo que es la aplicación a grandes grupos de población, “porque no es lo mismo hacerlo en pequeños grupos de personas, que  en una población masiva, entonces al no cumplirse toda la fase hay mucha incertidumbre en la efectividad y eficacia, ese es el principal problema, por eso es que algunas autoridades han sido precavidas en dar una opinión en ese sentido porque no hay mucha seguridad con esta vacuna”, dijo Quant.

Agregó que Mechnikov debería de ser más prudente y exigir más información sobre la vacuna para poderla reproducir y aplicar, “mientras no se tenga esos elementos yo no expondría a la población nicaragüense al riesgo de efectos indeseables de una vacuna que no sabemos cuál es su beneficio, además si es un fracaso sería un gasto innecesario porque fabricar cuesta muchísimo dinero y si lo quieren hacer con el afán de vender y de poder obtener algún beneficio económico, si de repente salen noticias que el efecto de la vacuna es bajo, se les caería una inversión millonaria”.

Puede ser una promesa más

Lo cierto es que esta no es la primera vez que el régimen apuesta por megaproyectos de grandes inversiones que quedan para la historia: como la Refinería El Supremo Sueño de Bolívar, el Canal Interoceánico, la Planta Hidroeléctrica Tumarín, el Satélite Chino, entre otros.

El economista Luis Murillo señala que este nuevo proyecto tiene muchas similitudes con las megaobras del pasado, lo primero que el proceso es acelerado, no se ha cumplido con todas las fases pero ya se está pensando en producirla de forma masiva y lo otro es que no se informa con detalle a la población los fines de este contrato, si va ser gratis para la población o se le va a cobrar, que es lo más probable, como lo ha hecho con la vacuna de fiebre amarilla y la prueba de Covid-19.

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