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Liberales, conservadores, socialistas y hasta un partido comunista conformaron la Unidad Nacional Opositora (UNO), que derrotó al Frente Sandinista en las elecciones de 1990. La PRENSA/ARCHIVO

El difícil camino para conformar la UNO y derrotar a Daniel Ortega en 1990

Hace 30 años 14 partidos de diferentes ideologías políticas se unieron en un solo bloque para enfrentarse a Daniel Ortega en elecciones. Nunca superaron sus desconfianzas, pero ganaron

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Violeta Barrios arrancó su campaña como candidata a la Presidencia de Nicaragua el 10 de septiembre de 1989 en Juigalpa. Sobre una pequeña rastra de camión sin barandas, llena hasta arriba de gente, leyó algo nerviosa su primer discurso al frente de la Unión Nacional Opositora (UNO).

“Los nicaragüenses somos una sola familia; hay que hacer borrón y cuenta nueva; hay que perdonar y unirnos, dejar el pasado atrás y comenzar a vernos como hermanos”, dijo ante miles de personas.

Para llegar hasta este punto se tuvo que hacer un largo recorrido en el que participaron los principales actores políticos y sociales de Nicaragua. La UNO tras varios intentos a lo largo de la historia de Nicaragua, sería la primera coalición política en participar y ganar unas elecciones.

El reto político

El 11 de agosto de 1987 un grupo grande de políticos de diferentes ideologías espera a que Daniel Ortega llegue a la reunión a la que un día antes los citó. Donde hoy son las instalaciones del Canal 2 de televisión, en aquellos años quedaba un centro de convenciones. Ahí se miraban unos a otros los representantes de casi todos los partidos políticos de Nicaragua.

Ortega, con su siempre tono pausado, les comunica que tras la firma de los tratados de Esquipulas II, se comenzaría en Nicaragua un proceso de democratización que terminaría en la celebración de unas elecciones.

Pero Ortega no quiere negociar esos cambios con cada uno de los más de 20 partidos, así que casi que les ordena que se agrupen para negociar con todos de una sola vez.

Pese a tener la rodilla fracturada, doña Violeta no abandonó la campaña y hasta el último día anduvo en las calles. LA PRENSA/ARCHIVO

“No puedo y no voy a negociar con cada uno de ustedes o se unen y presentan una sola posición o no hay nada”, les dijo Ortega pensando que sería imposible que liberales, conservadores, social cristianos, marxistas y socialistas llegaran a ponerse de acuerdo en por lo menos una cosa.

El reto había quedado en el aire. Los políticos le tomaron la palabra y tenían pocos meses para prepararse para lo que serían las primeras elecciones democráticas en Nicaragua en varias décadas.

17 reformas para la unidad

Las negociaciones que acabarían en la conformación de la Unidad Nacional Opositora (UNO) iniciaron con 20 partidos. Las reuniones eran cansadas y podían durar todo el día, las oficinas donde se realizaban estas agotadoras discusiones quedaban al costado oeste del antiguo Estadio Nacional y que luego quedaría como casa de campaña. Nadie salía hasta que llegaran a un acuerdo en la cuestión que discutieran.

Según Alfredo César Aguirre, quien en ese entonces acababa de salir de las filas de la Contra, los partidos políticos fueron suavizando poco a poco sus cuestiones ideológicas más radicales.

Lea: La vida de doña Violeta Barrios de Chamorro, la presidenta de la transición 

Luis Sánchez Sancho, quien formó parte de la UNO, recuerda que llegaron a la conclusión de que se unirían para presentar una reforma a la Constitución sandinista de 1987.

“Si bien era una Constitución nueva, en sus principios era una Constitución revolucionaria. En torno a 17 reformas se creó la Unidad Nacional Opositora”, señala Sánchez.

Durante las negociaciones se fueron quedando por el camino varios de los partidos políticos. Algunos salieron por desconfianza, otros porque aseguraban que era imposible negociar entre tantas ideologías distintas y algunos para ir solos a la contienda electoral.

El Consejo Político de la UNO denunció ante el Cardenal Obando el asedio de las turbas sandinistas. LA PRENSA/ARCHIVO

Al final, el bloque duro de la UNO quedó conformado por 14 partidos de base. Dominados por tres de corte ideológico liberal, tres de pensamiento conservador, y el resto eran de ideología socialcristiana, uno de corte comunista y otros de pensamiento socialista. En esa agrupación el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) también iba como acompañante y pese a que no tenía tanta fuerza llevaba a su candidato que era Enrique Bolaños Geyer.

“Era una muestra muy plural y diversa”, dice Luis Sánchez.

El documento de aprobación de la Unión Nacional Opositora se firmó el 20 de junio de 1989. En el reglamento basado en las 17 reformas a la Constitución y la búsqueda de la paz, se comprometieron los 14 partidos a apoyar a un candidato para enfrentar a Daniel Ortega en las elecciones del 25 de febrero de 1990.

La candidata

Durante la conformación de la UNO la comunidad internacional trató de apoyar el esfuerzo de la oposición para que llegaran a entenderse.

Por aquellos años por las diferencias entre Estados Unidos y el Frente Sandinista fueron expulsados tanto el embajador de EE. UU. en Nicaragua como el representante de los sandinistas en Washington, que en aquel momento era Carlos Tünnermann.

Por tal razón solo había en el país un encargado de negocios estadounidense que se las ingeniaba para organizar almuerzos, cenas y hasta cócteles para que los diferentes miembros de los 14 partidos se fueran familiarizando y hacer a un lado la desconfianza y limar las asperezas. De igual manera hacían las embajadas de Japón y Alemania.
Así llegó el momento de buscar candidatos a la presidencia y vicepresidencia. Entre los partidos que pretendían ser más fuertes estaban por tradición y antigüedad el Partido Liberal Independiente (PLI), los conservadores y los de raíz socialcristiana.

Fue el jueves 31 de agosto de 1989, que el Consejo Político de la UNO se reunió para escoger a los candidatos. Pasaron encerrados toda la tarde y se realizaron cinco rondas de votaciones.

Antonio Lacayo fue importante no solo durante la campaña de la UNO, sino también en el Gobierno de doña Violeta.”Yo creo que ningún ministro ha tenido el poder que yo tuve”, declaró años después. LA PRENSA/ARCHIVO

El Partido Socialista fue el primero en apoyar la candidatura de Violeta Barrios de Chamorro, por su nexo cercano con el trabajo de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, luego los liberales presentaron a Virgilio Godoy, mientras que los conservadores presentaron a Miriam Argüello, los socialcristianos a Agustín Jarquín, y el Cosep y parte de los liberales a Enrique Bolaños.

Violeta obtuvo siete votos, Godoy cuatro y Bolaños tres. Se aplazaron las votaciones por dos días y se continuaron el 2 de septiembre.

Bolaños, quien entonces era el hombre fuerte del brazo empresarial, perdió ante la candidatura de Violeta Barrios. La mayoría de miembros de la UNO señalan que el error político de Bolaños fue decir en una entrevista del consejo político de la UNO que de ganar las elecciones no impulsaría el programa de gobierno que habían firmado los 14 partidos en torno a las 17 reformas a la Constitución.

“Don Enrique, personaje singular, dijo que no iba a trabajar con ese programa, que para eso él tenía su programa azul y blanco. Entonces ahí perdió varios puntos a favor de los otros partidos”, comenta Sánchez Sancho.

En noviembre de 2019, en una entrevista a este periódico, Enrique Bolaños admitió que se molestó con la candidatura de Violeta Barrios y aseguró que se compraron votos para que quedara electa Barrios.

“Compraron votos para que saliera ella. No ella. Pero se compraron votos. Andrés Zúñiga vendió su voto”, sostuvo Bolaños, quien además dijo que la noche antes de la votación llegaron a su casa tres miembros de la UNO y le pidieron seis mil dólares para votar por él y que no aceptó.

El segundo en la votación fue el liberal Virgilio Godoy, quien participó como vicepresidente.

Desde un primer momento los roces entre la gente que apoyaba a doña Violeta y los que apoyaban a Virgilio se hicieron notar. Pero si difícil fue elegir candidato a la fórmula presidencial, más difícil fue elegir a los diputados ya que no solo afloraron las diferencias entre partidos, sino también las diferencias a lo interno en cada partido.
Años después, doña Violeta en una entrevista para El Semanario, reconocería que las diferencias entre ella y Virgilio Godoy fueron desde el inicio.

“Pobrecito don Virgilio Godoy. Es una persona que no quiso trabajar conmigo desde el primer momento”, dijo la expresidenta.

Al final cada agrupación presentó a sus candidatos y de nuevo se le dio preferencia a los partidos tradicionales, poniendo a sus candidatos en las posiciones ganadoras, que se consideraba a los diputados del primer cuarto de las listas. Entre estos estaba Arnoldo Alemán.

Así pues, liberales y conservadores tuvieron derecho a siete diputados en posiciones ganadoras. Socialcristianos tuvieron derecho a cinco y los partidos de tendencia socialista y comunista tuvieron tres.
La UNO ya tenía candidatos, casilla y tenían de frente el reto de hacer campaña política con el Frente Sandinista en el poder.

Otros intentos de unidad

Antes de la creación de la UNO de 1990 ya había existido una agrupación con el mismo nombre en 1966, pero mucho antes en tiempos del primero de los Somoza, también se había intentado crear una coalición política.

Para el año 1947 ya había en el ámbito político una fuerte lucha en contra de Anastasio Somoza García. En aquel entonces apenas había pocas agrupaciones políticas. Entre estas los históricos conservador, liberal independiente y socialista.

La clase política e intelectual creó la denominada Unión Nacional de Acción Popular (UNAP). Si bien no estaba conformada por partidos políticos sino más bien por personalidades de la época con diferentes corrientes ideológicas, fue el primer embrión de una unidad opositora contra un régimen dictatorial.

Entre sus miembros estaba Pedro Joaquín Chamorro, quien junto a los otros miembros de la UNAP en septiembre de 1949 erigieron un modesto monumento a José Dolores Estrada, en un costado de la entonces Plaza de la República, frente a la Catedral vieja de Managua.

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Pasaron los años y para 1966 se conformó la primera Unión Nacional Opositora, conformada por liberales independientes, conservadores y socialcristianos. Pedro Joaquín Chamorro fue su coordinador general.

Esta Unión Opositora se creó para participar en las elecciones de 1967. El candidato fue el conservador Fernando Agüero Rocha. En el cierre de campaña del 22 de enero de ese año, miles de personas se manifestaron en un intento de sublevación contra la dictadura.

Los gritos de “¡Pinolero, pinolero votá por Agüero!”, cambiaron a consignas más fuertes que decían “Aunque con Fernando ando con Agüero muero”. Los asistentes llegados de diferentes partes de Nicaragua algunos cargaban escopetas y fueron masacrados por la Guardia Nacional.

Agüero llamó al Estado Mayor de la Guardia para llegar a una negociación política y formar una transición, pero la guardia solo siguió la orden de masacrar.

Luego de esta derrota, la UNO se vino abajo y la dictadura se afianzó.

Tras la caída de Somoza en julio de 1979, llegaron los sandinistas y luego la guerra de la Contra. El primer régimen sandinista hizo un remedo de elecciones en 1984.

Para estas votaciones se formó una especie de coalición entre liberales, conservadores y el Cosep que se llamó Coordinadora Democrática Ramiro Sacasa Guerrero, pero luego de los constantes ataques se retiraron de la campaña política y finalmente no participaron. El Frente Sandinista participó con varios partidos “aliados” entre los que estaban los partidos de corte socialista y socialdemócrata.

La UNO de 1990 fue la primera coalición opositora que pudo participar en unas elecciones, aunque tuvo que vérselas con las turbas sandinistas para poder llegar al 25 de febrero de 1990.

Campaña, diferencias y triunfo

“El jueves siete de septiembre fue un día importante para iniciar los 170 días de campaña”, escribió muchos años después Antonio Lacayo Oyanguren, el jefe de campaña de la UNO y un hombre de suma importancia para doña Violeta.

Así se iniciaron dos campañas en paralelo. La de la número uno y el número dos. Eran dos equipos completamente distintos que se encargaban de organizar las reuniones en departamentos, viajes al interior del país y rebuscárselas en los pocos medios de comunicación para poder hacer campaña. Del otro lado, el Frente Sandinista desde el poder poseía una gran cantidad de recursos del Estado y sobre todo a las turbas que se encargaron de reventar muchas veces las concentraciones de la UNO.

Años después Violeta Barrios aceptaría que fue difícil trabajar con Virgilio Godoy. LA PRENSA/ARCHIVO

Pedradas, golpes, persecución y mucha violencia tuvieron que sufrir los candidatos de la oposición durante la campaña electoral. En Jalapa, por ejemplo, agarraron a pedradas al “violemóvil”, como habían bautizado la camioneta en que se movilizaba doña Violeta.

Pero también a lo interno de la UNO habían pugnas y así en una tarima en el municipio de Quezalguaque la gente de Virgilio Godoy y los que llevaban la campaña de doña Violeta se llegaron a agarrar a empujones y casi a los golpes frente a todos los asistentes.

Jaime Bonilla, mano derecha de Virgilio Godoy, empujó a Antonio Lacayo que se fue de frente desde la tarima principal.

“Volví a subirme, agarré a Jaime y lo empujé fuera del camión”, reconoció Lacayo en su libro La difícil transición nicaragüense.

“Pese a todo nunca logramos superar las desconfianzas”, reconoce Luis Sánchez, encargado de comunicación durante la campaña.

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Faltaban solo 55 días para las elecciones y doña Violeta se resbaló en su casa y se fracturó la rodilla derecha.
Doña Violeta se reunió con el Consejo Político y les dijo que quería llegar “hasta el final y no negociar con el Frente Sandinista antes de las elecciones”, relató Antonio Lacayo.

Llegó el día de las elecciones. Algunos dudaban de las encuestas que daban por ganador al Frente Sandinista, mientras que otros dudaban de las que daban por ganadora a la UNO.

Tan seguros de la victoria estaban en el Frente Sandinista que en la oficialista Radio Nicaragua estaban rifando una camioneta al que acertara con “el gran porcentaje” que iba a ganar el Frente a la UNO. Nadie ganó la camioneta.

Todos tienen una versión diferente del 25 de febrero de 1990. Algunos dicen que hubo mucha algarabía en las urnas, otros que fue silenciosa la manera de votar, otros que fue hasta que llegó la noche que Nicaragua quedó en silencio.

A las 10 de esa noche los primeros conteos daban apenas los primeros resultados. 8,253 votos para la UNO contra 6,054 para el Frente Sandinista. Una muestra pequeña que más tarde sería tendencia.

Cerca de la medianoche ya se sabía que la UNO había ganado. Amigos llamaban a la casa de doña Violeta para felicitarla y otros no se aguantaron y se fueron hasta su casa para felicitarla.

“¡Madame Presidendt Elect, felicidades!”, le dijo por teléfono Carter a Barrios de Chamorro.

El flujo de información de los resultados fue lento y duró toda la madrugada. Al día siguiente la cara de Daniel Ortega sería la confirmación definitiva de la derrota del Frente Sandinista.

Abatido, rodeado de sus hijos, Rosario Murillo, amigos y miembros del FSLN desde un salón del Centro de Convenciones Olof Palme, que estaba solitario y desolado, aceptó la derrota electoral.

Los 14 partidos

De los primeros 20 partidos que iniciaron las conversaciones al final la UNO quedó conformada por el Partido Liberal Independiente (PLI), Partido Liberal (PALI), Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Acción Nacional Conservadora (ANC), Partido Nacional Conservador (PNC), Acción Popular Conservador (APC), Partido Popular Social Cristiano (PPSC), Partido de Confianza Nacional (PDCN), Partido Acción Nacional (PAN), Movimiento Democrático Nicaragüense (MDN), Partido Socialista Nicaragüense (PSN), Partido Social Demócrata (PSD), Partido Comunista de Nicaragua (PCdeN) y el Partido de Integración de América Central (PIAC).

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