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Roberto Courtney advierte sobre las artimañas de Daniel Ortega en negociaciones políticas

El experto electoral valoró que hay que desconfiar de las cosas “demasiado buenas para ser verdad” que ofrezca Ortega en materia de política partidaria

El director ejecutivo de Ética y Transparencia (EyT), Roberto Courtney, teme que la experiencia política del sandinismo logre enredar a los miembros de la opositora Alianza Cívica, en una eventual negociación de las reformas electorales.

Más ahora cuando el dictador Daniel Ortega declaró que se reformará la Ley Electoral, lo menos que puede esperar la oposición es que Ortega tenga un “as bajo la manga”.

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Courtney advirtió que el mandatario puede tentar las ambiciones de los nuevos personajes opositores —que surgieron con la lucha de abril de 2018—, ofreciendo incluso más de lo que pida la Alianza Cívica, con el objetivo de crear una proliferación de partidos que solo logre atomizar a sus adversarios en las próximas elecciones presidenciales.

Esto sería una ventaja para la minoritaria, pero dura y disciplinada base del partido gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

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El experto electoral valoró que hay que desconfiar de las cosas “demasiado buenas para ser verdad” que ofrezca Ortega en materia de política partidaria y centrarse en fortalecer la confianza electoral, garantías de la participación ciudadana y respeto del voto.

¿Cuál es la importancia de reformar el sistema electoral?

Lo importante es que es el siguiente punto de los acuerdos y en la ruta de salida a la crisis, según todos los escenarios y según todos los actores.

¿Por qué ha sido complicado comenzar la negociación sobre este tema?

Porque no se trata solo de las reformas que la Alianza puede querer, sino también de las reformas que el mismo gobierno puede querer. Entonces, eso es un poco más complicado de trabajar para la Alianza y para el sector opositor, porque además de tener tu lista de cosas que vos querés, también tenés que pensar en cómo la lista de cosas que vos querés reformar se compagina con aquello que Ortega quiere reformar, y cuando tengás coincidencias tenés que hacerte la pregunta: ¿Estás contento de tener esa coincidencia con el gobierno o significa que eso que te importa, ya no te importa, y aquello que querías, ya no lo querés?

Roberto Courtney, director ejecutivo de la organización de observación electoral Ética y Transparencia. LAPRENSA/R. Fonseca

¿Qué es lo que quiere el partido gobernante?

Aunque no conocemos la propuesta del FSLN, es posible saber qué es lo que normalmente desea un partido que ha sufrido pérdidas con su caudal de votos. Entonces, cuando un partido está en una posición de que ya no es mayoritario; cuando ya sos minoritario, es interesante que la reforma que vos querés es precisamente la que fortalece esa posición minoritaria. ¿Qué cosas quiere? Bien sencillo. Tomemos un caso. Curiosamente Nicaragua es un buen ejemplo. En el año 1995, controlaba la Asamblea, con capacidad de hacer reformas electorales, una minoría que claramente no tenía muchas expectativas de ganar las elecciones el año siguiente y las reformas que hicieron se caracterizaron por facilitar la proliferación de partidos y también facilitar que a esos partidos les fuera bien.

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Veamos tres elementos que tuvo esa reforma hecha por un partido minoritario. La primera, facilidades para conformar un partido político, incluyendo hasta meter suscripción de partidos políticos. Segundo, financiamiento previo para todos los partidos políticos. Y tercero, premios de segundo, tercero, cuarto y quinto lugar a los candidatos presidenciales que fueron en su propia casilla y no ganaran.

Si en este caso el Frente fuera por esa vía, el Frente está en plena capacidad de que cuando venga la Alianza y le diga:

Yo quiero crear un partido para los estudiantes, Daniel les diga: No, vamos a crear tres partidos para los estudiantes, les vamos a dar financiamiento previo y a todo el que supere el uno por ciento, le vamos a dar una diputación.

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Recordemos que en Nicaragua ya no hay balotaje (segunda vuelta). Si un partido gana el 19 por ciento y nadie más llega al 19 por ciento, ese partido gana la presidencia. Entonces, atomizar a la oposición, hacer muchas casillas electorales, es una cosa muy fácil con la ingeniería de una reforma electoral, que tendría la bendición de ser pluralista, por lo tanto, la OEA y el resto del mundo la dejaría pasar.

Pero el tema de la proliferación de partidos y los premios de segundo, tercero, cuarto y quinto lugar y el financiamiento previo pueden ser cosas que haga muy difícil la unidad de un sector que está contando con que la unidad es clave.

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En las elecciones de 1996, la boleta electoral ofrecía más de 20 candidatos presidenciales y aun así el entonces
candidato opositor Arnoldo Alemán ganó la presidencia en primera vuelta.

Lo que no es seguro dentro de esa enorme proliferación de partidos es que la ciudadanía pueda identificar quién es el ganador. En el caso de Nicaragua, tenemos dos elecciones que podemos ver: la del 96, que aunque había veinte y pico de partidos la gente ubicó al “gallo ganador”, en ese caso de Arnoldo Alemán. Diez años después, en el 2006, la boleta no tenía veinte partidos, apenas tenía cinco, y aun así la gente se enredó con (José) Rizo y (Eduardo) Montealegre.

Roberto Courtney, director ejecutivo de la organización de observación electoral Ética y Transparencia.
LA PRENSA/R. FONSECA

Es decir, vos podés con mecanismos políticos facilitar y lograr que haya muchísimos partidos políticos en la boleta electoral y eso es casi inatacable, porque suena a pluralismo. Entonces, eso lo podés tener, pero lo que no vas a tener es la garantía de que dentro de todos esos partidos —tres para los estudiantes, dos para los campesinos y cinco para los comerciantes del Mercado Oriental—, lo que no tenés es la garantía de que todos esos partidos lograrán una unidad o que la ciudadanía ubicará cuál es la casilla que más o menos le correspondería a estos partidos si se hubieran unificado y todo esto en un contexto nuevo, (porque) antes podías llegar desunido y de todos modos ir a segunda ronda y unirte, porque había segunda ronda. Ahora no. Si llegás desunido, Daniel obtiene el 19 (por ciento de los votos) y si nadie llega ni al 18 (por ciento), Daniel es presidente y tenés una Asamblea atomizada.

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No estoy diciendo que son cosas que no se deban hacer, son cosas que las tenés que procesar cuando hablás de facilidades para partidos, (porque) te podés tropezar con eso: que vos llegás a decirle a Daniel: “mirá, quiero un partido para los estudiantes”, y sorprenderte, que no solo te dio uno, te dio tres, pero eso parece que no fue tan buena noticia. Vos creés que lograste el triple de lo que llegaste a pedir y más bien lo que llegás a hacer es una negociación como la que ocurrió en materia electoral con Daniel (en el 2000), donde alguien cree que ganó en la negociación y en un par de años estaba hasta preso.

¿En qué se debe concentrar la oposición?

Uno se tiene que concentrar en el tema de las garantías. Lo más importante es que se generen las garantías de que la ciudadanía pueda participar, se pueda emitir el voto y ese voto se cuente. Si se generan esas garantías, se puede lograr que el ciudadano vote, que ya sería una novedad —(porque) en las últimas elecciones se ha estado absteniendo—, entonces ya podés poner unas circunstancias en las que las elecciones, con todo mundo haciéndose presente verdaderamente, resuelvan la crisis de gobernabilidad a partir de tener el chance de votar. La gente no te va a votar si no renovás el CSE, por lo tanto la renovación del CSE es el tema probablemente número uno en la lista de todo mundo. El tema de despartidizar las juntas (Juntas Receptoras de Votos) también es muy importante para muchos.

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Otra de las líneas rojas, probablemente la última grande, es que el padrón (ciudadano) no puede estar dividido en padrón pasivo y activo, donde el pasivo está compuesto por todos los que no han votado en las últimas elecciones, puesto que no lo hicieron porque creían que había fraude y entonces son los opositores los que quedaron fuera del padrón. Entonces, hay que volver a unificar el padrón, más allá de depurarlo. La clave es que todo ciudadano que quiera votar, tenga el chance de poderlo hacer sin estar proscrito de no votar por no haber participado en las dos últimas elecciones.

¿Por qué Ortega cedería en las reformas electorales?

Si hay una cosa de la que Daniel está claro, es de la capacidad de Estados Unidos de poner a Nicaragua en bancarrota. Eso lo ha vivido en carne propia. Segundo, la pobreza es muy mala consejera, entonces un pueblo que está paulatinamente empobreciendo, es un pueblo que tiende a mostrar mayores rebeldías, lo que obliga a generar mayores represiones. Y gobernar a un pueblo permanente en pobreza creciente, con represión en aumento, tiende a que la explosión final, el último día, será muy trágico. Entonces, la posibilidad de que vos, tu partido, tu familia, tu gente le vaya bien en el futuro, (dependerá) de que las cosas no se te agraven en este corto plazo que todavía controlás.

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¿Qué tan importante es adelantar las elecciones?

Cualquiera que tiene dos dedos de frente se da cuenta que cuando todo es prioridad, nada es prioridad. Así que si tenés dos prioridades, tenés que decidir cuál es la verdadera prioridad y en este caso es fácil. Si a la Alianza le decís: podés tener (elecciones) justas, pero más tarde, o ahorita, pero injustas. Te va a decir: Dámelas más tarde, pero justas. En ese sentido, queda claro que si en la negociación que vos pedís elecciones adelantadas, hay una cosa que es más negociable que la otra para la Alianza, y es el tiempo, (porque) el tema de justo no es negociable. Por el otro lado, Ortega también, a cambio de que le reconozcás la fecha, tal vez reconozca algunas cosas de justicia. Es decir, a Daniel le encanta el 21, a vos te encanta justa, parece que por ahí está el matrimonio. Vos soltás un poco lo de temprana, él suelta un poco lo de amañadas.

¿Es necesario cambiar a todos los magistrados del Consejo Supremo Electoral?

Aquí hay dos escenarios. Cambiar las reglas para la elección de magistrados significa cambiar la Constitución y cambiar la Ley Electoral. En la elección (de magistrados) en la Asamblea, una cosa con la que Ortega ha jugado en el pasado es con tres (magistrados) de un lado, tres del otro y un fiel de la balanza que en el pasado lo escogió el cardenal (Miguel Obando y Bravo). Y ese es el modelo que funciona en casi todos los países de Latinoamérica: el modelo de cuotas partidarias. Uno supone que Ortega aceptaría eso: tres a tres, con un candidato de consenso. Te das cuenta que si no querés reformar la Constitución y no querés ir muy a fondo en una Ley Electoral, en la que Ortega está en capacidad de hacerte todas las trampas posibles, incluyendo darte lo que pedís que no te conviene.

¿Cómo cree que será la actitud de los ciudadanos si no se cambia a todos los magistrados?

En condiciones generales, cuando los competidores políticos incentivan a su electorado, más allá de que las condiciones son las perfectas o malas o apenas suficientes. Independientemente de las condiciones reales, si la clase política llama a su electorado a votar, hace propuestas buenas y pone buenos candidatos… ese electorado acude a votar. Ese electorado tiende a votar menos cuando su propia clase política no se entiende y dicen el robo es seguro, andá hace otra cosa. Y eso es bien importante, porque lograr que el ciudadano se presente a la Junta Receptora de Votos (JRV) ya es un reto en sí mismo. Y es uno de los grandes retos que va a enfrentar la oposición, porque la base disciplinada del Frente hace que a él le convengan las elecciones con baja participación.

¿Las propuestas de reformas de la OEA se ajustan a las reformas que están planteando?

La OEA ha dejado bien claro que no viene a hablar sobre la reforma electoral. Ellos dicen: nosotros vamos a hablar de las reformas técnicas, de las reformas políticas no. Bueno, aquí estamos hablando que el corazón de las reformas son las reformas políticas. Si se habla de partidos políticos, de que si nos vamos por la vía bipartidista o pluripartidista, la OEA dirá: ese no es tema mío. Y ve qué interesante: menos mal, porque si Ortega ofrece exceso de pluripartidismo, para atomizar a la democracia, te vas a tropezar con que la OEA no va a detener eso, porque conceptualmente no es malo, (pero) en la práctica es malo para la oposición.

¿Cree realmente que se pueda obligar a Ortega a dejar el poder?

Las condiciones parecen no estar dadas, pero precisamente a eso apunta uno, hacia crear las condiciones. El hecho que Daniel no se quiera bajar, jamás puede ser complementado con el derrotismo de no podemos.

Sanciones

Sabiendo que el talón de Aquiles de Daniel Ortega son las sanciones, el experto en transparencia electoral Roberto Courtney valoró que se debe reconocer que ese tema no está en manos de la opositora Alianza Cívica.

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Para el experto, Canadá y Estados Unidos son las piezas claves en los próximos pasos para negociar con Ortega reformas electorales, que aseguren elecciones libres, justas y transparentes, a cambio del retiro de las sanciones.

“Elecciones libres a cambio de que pueda llegar sin sanciones a las elecciones. La Alianza no está en posición de cumplir quitar las sanciones, por eso tiene que venir Canadá y Estados Unidos para negociar con Ortega”, opinó Courtney.

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