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Nayib Bukele

Nayib Bukele junto a su esposa Gabriela Rodríguez. LA PRENSA/AFP

La guillotina tuitera del presidente salvadoreño Nayib Bukele

21 funcionarios de gobierno han sido despedidos por el mandatario salvadoreño por medio de Twitter, muchos de estos familiares, parientes y amigos de figuras del FMLN, el partido de izquierda que lo antecedió en el poder.

El recién electo presidente de El Salvador, Nayib Bukele ha desplegado un nuevo estilo de gobierno en versión 2.0 que dejaría con las cejas arqueadas al mismísimo Donald Trump.

En dos días, por medio de tuits, despidió 21 funcionarios de gobierno, principalmente por su vínculos familiares (Hijos y nietos) con su antecesor, Salvador Sánchez Cerén, y parientes de altos dirigentes del partido de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), poniendo al descubierto el nepotismo que se dio durante el tiempo en que esta organización política estuvo en el poder.

Usando su cuenta personal @nayibbukele, el nuevo mandatario ha hecho uso de la red social del pajarito para dictar órdenes ejecutivas y prometer proyectos durante su gestión gubernamental.

Bukele también se ha encargado de brindar ideas sobre el uso de los fondos ahorrados con estos despidos, ordenando a sus subalternos a que usen su propio efectivo para comprar pan dulces para los empleados y así disfrutar mejor de la cafetera que se iba a adquirir con los fondos sobrantes por  el despido de los funcionarios.

Hasta la fecha, Bukele no ha ofrecido una sola conferencia de prensa y ha develado alguna hoja de ruta sobre la dirección que tendrá su gestión presidencial. Pero su estilo de gobernar por medio de Twitter lo ha transformado en el político más viral del momento.

No en balde su primera orden como mandatario, igualmente emitida por medio de un trino, fue un tema de gran polémica en El Salvador y que fue evadido por los gobiernos del FMLN  en los 10 años que estuvieron en el poder: retirar el nombre de un general de un cuartel militar, señalado de ser el responsable de dirigir la operación en el Mozote, en 1982, que terminó en la mayor masacre contra una población civil en la historia de Latinoamérica, donde casi casi mil personas, incluyendo niños, fueron ejecutados por los militares.

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