El sociólogo Cirilo Otero manifestó que emplear a un expresidente extranjero, prófugo de la justicia, con un salario de alto nivel, solo puede verse como un favor entre amigos y la protección a un delincuente, en alusión al exmandatario salvadoreño Mauricio Funes Cartagena, quien recibe un salario superior a los noventa mil córdobas como empleado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua.
“Funes llega a trabajar en Cancillería como un favor político, como un favor de amigo, de socio, no es una demanda laboral ni profesional, es un volado, como le decimos aquí”, manifestó el sociólogo.
Candil de la calle
Además, Otero valoró que en un país donde el desempleo es la principal problemática de los nicaragüenses, que el gobierno de Daniel Ortega dé trabajo a un extranjero significa que es “candil de la calle, oscuridad de su casa”.
“A los nicaragüenses nos tiene desempleados y a los extranjeros los tiene trabajando”, dijo Otero.
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El lunes reciente se conoció que Funes Cartagena y su hijo Diego Roberto Funes Cañas no solo están exiliados en Nicaragua, sino que también son empleados del Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua, con salarios por encima de la paga promedio que recibe un trabajador del Estado que, según datos del Banco Central de Nicaragua, hasta febrero de este año se situó en 11,761.2 córdobas.
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Según Otero, el salario de 90,080 córdobas que recibe el expresidente salvadoreño en la Cancillería de Nicaragua corresponde a un funcionario de alto nivel. Mientras que el salario de su hijo, de 47,250 córdobas, corresponde a un funcionario administrativo.
Sin fiscalización
Otero valoró que si Nicaragua fuera un país donde funcionan las instituciones de fiscalización, este caso estaría siendo investigado, porque claramente es un engaño o fraude al Estado.
“Hay una combinación de corrupción para sacarle los reales al erario. Eso es un abuso y un robo. Si hubiera aquí Contraloría General de la República, perfectamente podría hacer una auditoría de calidad y se daría cuenta que hay extranjeros devengando salarios administrativos y de alto nivel sin tener muchas funciones, lo que se merece al menos alguna sanción de parte de la Contraloría, pero como no funciona, entonces eso pasa de noche”, opinó Otero.
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El exdiplomático Mauricio Díaz dijo que esta protección a Funes deja ver la complicidad entre estos mandatarios.
Díaz refirió que este tema debería resonar en el Sistema de la Integración Centroamericana (Sica) y en el Parlamento Centroamericano (Parlacen), porque son situaciones que deben de evitarse y no permitirse en otros países.
La expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, calificó la protección del régimen de Ortega a Funes “de lo más infame” entre dos corruptos.
“Un dictador corrupto Daniel Ortega protege a un expresidente corrupto Mauricio Funes, acusado en su país de robar $350 millones y encima él y su hijo reciben salario pagado con dinero que roban al sufrido pueblo de Nicaragua”, expresó Chinchilla en su cuenta de Twitter.
Funes no es el único
El expresidente de El Salvador, Mauricio Funes, no es el único extranjero empleado en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Desde que Daniel Ortega regresó al poder en 2007, nombró a Mohamed Farrara Lashtar, sobrino del difunto dictador de Libia Muammar Gadafi (1962-2011), en el cargo de secretario privado del presidente para asuntos internacionales, con rango de embajador y una oficina en la Cancillería de Nicaragua. Luego también se conoció que era suplente del diputado Jacinto Suárez en el Parlamento Centroamericano (Parlacen).
Actualmente, Lashtar tiene dos cargos: desde agosto de 2018 es embajador extraordinario y plenipotenciario de Nicaragua ante el Reino de Arabia Saudita, en calidad de concurrente, y también es embajador de Nicaragua en Kuwait y Egipto desde 2017.