Mientras muchos ciudadanos visitan este viernes las tumbas de sus familiares, muchos de ellos asesinados por la represión orteguista en Estelí, otros pobladores no pueden pueden hacerlo debido a que han salido del país por el férreo asedio y las amenazas que sufrieron por haber exigido justicia por sus deudos.
Una niña de 5 años se encontraba en la tumba de su padre, Franco Valdivia Machado, de 23 años, poniendo algunas flores mientras Santiago Valdivia, abuelo de la niña, mantenía un aparato sobre la tumba donde sonaba canciones que cantaba su hijo.
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Santiago dijo que no hay repuesta de nadie sobre la muerte de su hijo, a pesar de que, según afirma, muchos “saben quienes son los asesinos”. Santiago afirmó que siente “un dolor muy grande” porque perdió a su único hijo varón.
Franco era estudiantes de derecho, Orlando Francisco Pérez Corrales, de 23 años, estudiante de ingeniería agroindustrial; César Castillo, de 42 años, obrero tabacalero; Dodanis Castilblanco, de 26 años, estudiante de ingeniería agroindustrial y Cruz Obregón, estudiante de ingeniería civil y agroindustrial, son parte de los jóvenes que murieron producto de la represión orteguista desde el 20 de abril en Estelí.
Familiares huyen del orteguismo
En la tumba de Orlando Pérez se encontraba este viernes una de sus familiares quien expresó que, en vez de que en el país haya justicia y que los asesinos del universitario estén pagando por su delito, es la misma familia que se mantiene exiliada. La mamá de Pérez y una de las hermanas salieron del país y se asilaron en los Estados Unidos porque el régimen las perseguías debido a que exigían justicia.
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Este dos de noviembre estaban conectadas a través de una videollamada en la que estaban viendo la tumba de Orlando, a la que no pudieron llevarle flores.
Cruz Obregón fue otro de los que salió a protestar. Murió después de ver que habían matado a Orlando. Sus restos fueron sepultados en la comunidad El Regadillo. Familiares de César Castillo confirmaron que la hermana de César, Miriam Castillo, quien era la más beligerante para exigir justicia, tuvo que salir del país debido a la persecución estatal.
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Mientras en el cementerio privado Campos de Paz se encontraba Amado Castilblanco junto a su familia contemplando la tumba de Dodanis, quien perdió la vida también por los disparos de la represión el 30 de mayo.
Amado dijo sentir mucha impotencia por el régimen, cuyos seguidores han seguido asediándolo en su propia casa. Sostuvo que cada vez que hacen las movilizaciones oficialistas pasan frente a su casa gritándole todo tipo de insultos y queriendo pintarles de rojo y negro la casa, por la que la mayoría de familiares, incluyendo hermanos de Dodanis, han tenido que salir del país.
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“Para ellos nunca existieron estos muertos” dijo el señor Castilblanco refiriéndose a la actitud de funcionarios de instituciones como la Fiscalía y los juzgados de Estelí.