El régimen Ortega Murillo se negó a recibir a la presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Margarette May Macaulay, pese a que, según dijo ella este viernes, había solicitado una reunión con antelación, pero no hubo respuesta.
“Antes de venir solicité a la Secretaría General de la OEA (Organización de Estados Americanos) que comunicaran mi solicitud de tener la oportunidad de reunirme con representantes del Gobierno de Nicaragua y representantes de los funcionarios públicos de Nicaragua (…) no recibimos respuesta alguna a esta solicitud”, explicó Macaulay.
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Asimismo, la funcionaria le dijo al régimen que como presidenta de la CIDH y en representación de sus colegas comisionados están “completamente abiertos para entrar en diálogo”.
Macaulay se declaró decepcionada por la falta de respuesta a su solicitud por parte del régimen Ortega Murillo, a quien le recordó la neutralidad de la organización que preside.
Recordó que lo único que les interesa es aportar para buscar una salida pacífica a la crisis en la que está envuelto el país, mediante la aplicación de la justicia y el respeto al derecho de los nicaragüenses.
Sobre la negativa del régimen a reunirse con ella dijo que le gustaría saber por qué no la atendió. Consultada la presidenta Macaulay sobre la descalificación del régimen a los informes de la CIDH, esta lo consideró como una situación desafortunada, pues los mismos pueden servir de base para el diálogo, sobre el que insistió están dispuestos en cualquier momento.
No obstante expresó: “Nosotros no podemos obligar al Gobierno a dialogar con nosotros. No podemos obligar a ningún Estado a dialogar con nosotros, pero quisiéramos poder entrar en diálogo con el Gobierno y poder entender mejor su posición”.
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En una conferencia de prensa ofrecida la tarde del viernes en un hotel capitalino, la presidenta de la CIDH describió su preocupación por lo que ocurre en Nicaragua.
Según dijo, tras conocer las noticias sobre la represión en abril pasado, “entró en shock”.
Y a la medida que las cifras de muertos aumentaba, así como de heridos y arrestados, “personas acusadas de delitos que no habían sido tipificadas en su momento de su detención, debo confesar que inicialmente me llevó a tener una sensación de desesperación y era claramente una crisis que se les salía de las manos”, comentó.
“Según lo que nos han reportado, la represión sigue aumentando y, de ser así eso, no indica un futuro brillante para el país, porque para que el país tenga un futuro brillante para todos sus ciudadanos y ciudadanas, tiene que reinar la paz y la justicia y aparentemente eso no ha sido el caso, por lo menos durante los últimos seis meses”, expresó la presidenta de la CIDH.
Durante lo que ha sido su primera visita a Nicaragua, la presidenta de la CIDH ha conocido la visión de diferentes sectores, incluido representaciones diplomáticas. También ha escuchado a familiares de presos políticos y familiares de asesinados durante la represión, así como a representantes de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia y, a interés de ella, solicitó una entrevista con los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), la cual sostendría al finalizar la tarde de este viernes.
Tras las reuniones con los diferentes sectores, la presidenta de la CIDH ha conocido que en Nicaragua siguen las redadas de personas por parte de paramilitares y policías orteguistas. “Según lo que se nos ha informado parece que hay una crisis, en el sentido que hay personas que han sido buscadas como blanco de parte de paramilitares, algunas veces encapuchados , otras veces de parte de policías identificados como tal. Pero han ido realizando redadas sin respetar el debido proceso, sin respetar el estado de derecho o el derecho de esas personas, de ser así me parece que es una situación bien grave”, sostuvo Macaulay.
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Indicó que pudo percibir un sentido de desesperación, pero aun en medio de esto pudo interpretar cierto nivel de luces y esperanzas. Apreció también el valor de las personas con las que se reunió, quienes le han dicho que deben vivir “día por día”. Por ejemplo, los que tienen a sus hijos encarcelados han podido reunir las fuerzas y el valor para enfrentar esta situación.
Igualmente, le llama la atención que ninguna de estas personas se refirió “de forma abusiva” en contra del régimen y “en mi experiencia es una característica poco común”, dijo la presidenta de la CIDH.
Apreció profundo dolor
A demás Margarette May Macaulay explicó que como relatora de la población afrodescendiente, estuvo interesada en reunirse con representantes de esa población en el país. Según dijo, de las regiones pudo percibir el profundo dolor, así como el temor y tristeza que sienten muchas de estas personas, que expresaron su amor por Nicaragua y su deseo de permanecer aquí y no verse obligadas a huir por amenazas que reciben.
Consultada sobre la invasión de los colonos a territorios indígenas, indicó que escucharon algunos testimonios relacionados con la titulación y el proceso de sanación.
Recordó que existen peticiones presentados al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, pero como todavía está el proceso, prefirió no emitir una opinión al respecto.