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El excontralor de la República y exaliado de Daniel Ortega, Agustín Jarquín Anaya. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Agustín Jarquín Anaya: “Daniel Ortega no llega hasta el 2021”

Agustín Jarquín Anaya, exaliado de Daniel Ortega, afirma que no se puede confiar en el dictador y que la crisis económica lo puede sacar del poder

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Agustín Jarquín Anaya estuvo preso hasta seis veces en los años ochenta, durante el primer régimen de Daniel Ortega, y aún así fue su aliado a inicios de la década pasada, incluso fue su fórmula electoral en 2001.

Ahora, a sus 66 años de edad, considera que Ortega no es una persona en la que se puede confiar y si en la actual crisis aceptó el Diálogo Nacional solo lo hizo para ganar tiempo.

Ingeniero civil de profesión, pero con una larga trayectoria política, que lo llevó a ser contralor de la República, Jarquín Anaya considera en esta entrevista que Ortega se está arrastrando él mismo a una situación en la que ya no tendría mucho que ofrecer para una negociación definitiva.

El excontralor de la República y exaliado de Daniel Ortega, Agustín Jarquín Anaya. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Usted fue aliado de Daniel Ortega, su compañero de fórmula, ¿qué tanto lo llegó a conocer?
No hicimos una relación de tanta intimidad, sino de franca confianza, de decirnos las cosas con franqueza, por lo menos hasta antes que él fuera electo presidente. Después que fue electo presidente nos contactamos algunas veces y, comenzando su gestión de gobierno (2007) fue para expresarle señalamientos críticos sobre el uso de la bandera (FSLN) en los ministerios públicos, sobre el uso de la violencia para reprimir protestas o discrepancias. También la discrepancia de mantener a un presidente del Consejo Electoral, Roberto Rivas, que no solamente era responsable de malos manejos en el conteo de votos sino que totalmente ineficaz, ineficiente e incapaz en temas de resolver el subregistro de partidas de nacimiento… manejar pésimamente la cedulación.

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¿Ortega vino a su casa?
Nunca visité su casa. Nunca él visitó la mía tampoco. Antes él consultaba las cosas y después se fue cerrando.

Como aliado que fue de él, ¿usted diría que se puede confiar en Ortega?
Por sus actuaciones y el incumplimiento de sus compromisos yo considero que no es confiable. Todo nuevo acuerdo que con él se contraiga, debería de acompañarse con garantes calificados. Con Ortega no aplica la máxima latina de que la tercera es la vencida, pues con su conducta y resultados, para él la segunda fue la vencida. Él quemó su tercer chance. En varios momentos del fin de los noventa y la década del 2000, él pidió una nueva oportunidad prometiendo a la Iglesia católica y al pueblo que los errores del pasado no se volverían a repetir. Por las graves violaciones de Ortega a lo que ha convenido hay que tener mucho cuidado en cualquier nuevo acuerdo que con él se suscriba.


Es difícil establecer un término (de tiempo para que Ortega salga del poder), pero hay elementos que son objetivos. Economistas muy serios señalan que hay un término de tres a cuatro meses para que la situación económica en el país se agote. Y estaría dando pasos el régimen que le van a hacer perder mucha de la poca popularidad. (Ortega) No llega hasta allá (2021)”. Agustín Jarquín Anaya, exaliado de Daniel Ortega.


¿Qué cree que motiva a Daniel Ortega a actuar a como lo ha estado haciendo?
Lo que está en juego es el poder. Es lamentable que Ortega se aferre de una manera casi enfermiza, obsesiva, a pesar que es evidente de que ha perdido simpatía, atractivo y que tiene una base, algunos de buena fe, y otros que van simplemente por sus intereses egoístas, pero es una base que es bastante minoritaria. El porcentaje oscila del nueve por ciento hasta el 28 por ciento. ¿Cuánto es efectivamente lo que Daniel Ortega tiene de soporte social, de opinión favorable, no sé porque también hay temor de la gente para opinar. Incluso, algunos que están cercanos a él, aunque discrepan y critican, gente que inclusive están en la estructura de gobierno y del partido, y manifiestan de una manera discreta tomar distancia y critican. Estoy seguro que Ortega está consciente de eso, ellos hacen sus propias encuestas.

Algunas personas dudan de su salud mental y Zoilamérica dijo recientemente que Ortega perdió el control del poder…
Sería una temeridad, sin tener elementos de juicio ni tampoco el conocimiento científico suficiente sobre la personalidad de Daniel Ortega y también de su esposa, porque se amalgaman, sobre si están en su sano juicio y lo que están haciendo lo hacen con plena conciencia o no, o es el resultado de un desvarío mental, como se les ha señalado. Lo cierto es que a veces da qué pensar que sea así, cuando uno ve las entrevistas con los periodistas y que expresa cosas diferentes sobre un mismo tema, uno dice, bueno, este hombre está mal de la cabeza. O la negación de la realidad va más allá de buscarse una estabilidad emocional, después de tanto daño que ha provocado, con tanta saña y tanta crueldad. Afirmar si es o no, no sé, lo cierto es que él tiene que asumir una responsabilidad por eso, porque la evidencia es abundante.

¿Cuando se inició el diálogo, en mayo pasado, pensó que iba a funcionar?
Era difícil. Yo he dado clases de negociación y a mi juicio Ortega, con esto del diálogo lo que pretendía era ganar tiempo. He escuchado, a la misma Iglesia, que como que lo acosaron mucho y que no estaban dispuestos, mi impresión es que a él jamás se le pasó por la mente, y a ella, porque ahora funcionan como un one-two, adelantar elecciones, sino que era expresarlo para simplemente ganar tiempo. Yo sigo creyendo que el diálogo es necesario, pero hay que presionar más. Él mismo se está sometiendo a esa presión, no solamente por la actitud de la población nicaragüense, de gallardía, de heroísmo, de seguir reclamando en los espacios públicos, democracia, libertad, justicia, sino que con el deterioro de la economía, que cada vez va peor, va a llegar un momento en que se va a ver acosado y con menos espacios para negociar, se va a ver obligado a buscar un acuerdo para por lo menos tratar de sostener lo mínimo o verse en una situación precaria, el país estaría precario también. Y estoy hablando que es un escenario que a mi juicio no es muy lejano, estoy hablando de meses y cuidado que gente cercana a él es la que, por una vía totalmente informal, busca cómo controlarlo, no por justicia, sino que para salvar su propia posición. Como ya ha ocurrido en otros casos, donde hubo finales dramáticos. El caso más significativo es el de la familia Ceaucescu, de Nicolás y doña Elena, con un poder impresionante, y sus propios cercanos son los que no solamente los ponen en resguardo, para que la justicia se haga cargo de ellos, sino que posiblemente borrar evidencias le hacen un juicio sumario, violando debidos procesos y todo, pero lo hacen y en dos días resuelven y los fusilan. Ese es el hecho objetivo que no está muy lejano.

¿Usted qué tipo de solución le ve a la situación del país?
Cívico. Lo que se está haciendo es lo correcto. Uno, mantenerse en una línea cívica, no caer en la tentación de la violencia. Contestarles con violencia todos los desmanes que están haciendo sería un error. Ir construyendo la unidad. Creo que este esfuerzo que se anunció de la unidad azul y blanco es un paso importante, pero hay que nutrirla más todavía. Hay organizaciones políticas que deben estar allí, por supuesto que asuman el ideario de principios de la revolución cívica. Tienen que tomarse ejemplos de la experiencia que hubo la Coordinadora Democrática, cuando la UNO, los FAO, la UDEL, ver lo positivo de esas experiencias y ver qué es lo que es posible aplicar ahora. Hacer las denuncias nacional e internacionalmente y hay que ir pensando en las tareas que tiene que acometer una nueva administración. Reitero que tiene que ser acogiendo los principios de esta revolución cívica, para que no vuelva a ser una situación cíclica, que dentro de dos décadas volvamos a lo mismo, de alguien que se entronizó en el poder, como dice la gente que hizo “catusia”, como ha hecho el señor Ortega y su esposa de los poderes del Estado, para llevar al país a una situación complicada.

¿En cuánto tiempo calcula que habrá una solución?
Es difícil establecer un término, pero hay elementos que son objetivos. El análisis que hizo recientemente el doctor Néstor Avendaño, y que lo acompaña también con expresiones el doctor Adolfo Acevedo Vogl, el doctor José Luis Medal, todos economistas muy serios, profesionales, que no tienen una identidad partidaria y que lo hacen con objetividad, señalan que en efecto hay un término de tres a cuatro meses para que la situación económica en el país se agote. Y estaría dando pasos el régimen, que le va a hacer perder mucha de la poca popularidad que ahora tiene, entre sus sectores, por razones económicas. Ese va a ser un momento decisorio.

El periodo de Ortega termina en el 2021…
No llega hasta allá.

¿Qué visualiza con tantos reos políticos que hay?
Un régimen desesperado y una población, que no obstante la represión del régimen, mantiene su hidalguía y administra su miedo. Aquí nomás, cerca de mi casa, aparecieron un poco de botellas pintadas en azul y blanco, que los tiene locos a la Policía y a las dos, tres estructuras orteguistas que hay aquí. Pero vemos que la represión continúa y con bastante similitud que como era en los ochenta. Yo en los ochenta estuve en la cárcel seis veces, la última vez fue cuando Nandaime, pero también estuvimos en las celdas del Chipote, en la parte de abajo y vemos las tácticas que usa ahora, lo que hizo Ortega fue desempolvar esos manuales para volverlos a aplicar, pero veo que ahora con más crueldad, con más saña. En la época de los ochenta, que le hacíamos oposición cívica desde la Coordinadora Democrática, era menos cruel. Era más difícil porque en ese tiempo el régimen tenía un respaldo internacional que era muy fuerte. La social democracia a nivel internacional los respaldaba. Movimientos de la Teología de la Liberación le daban su respaldo, al menos el beneficio de la duda. Personalidades culturales de renombre mundial le daban un respaldo a Ortega, todo eso no lo tiene ahora.

¿Considera que Ortega no tiene respaldo internacional?
Definitivamente. Este es un régimen que está cada vez más aislado y le han dado totalmente la espalda. Para mí fue impresionante el premio Nobel de la Paz, de Argentina, Pérez Esquivel, junto con la presidenta de las Madres de Mayo, que tienen una identidad de izquierda, sosteniendo un rótulo que dice: “No eran delincuentes, eran estudiantes”, refiriéndose a los jóvenes de Nicaragua. O ver a Leonardo Boff, un ideólogo muy fuerte, uno de los pilares de la Teología de la Liberación, pero no solo eso sino que elaborador de la Carta de la Tierra, que incluso esta administración lo invitó, y Ortega y Murillo quisieron asumir y lo dijo estando Boff en Nicaragua, que el país iba a ser de esto un ejemplo. Y resultó todo lo contrario, sobre todo con el tema del canal. Entonces, ver una expresión de Leonardo Boff tan crítica. El mismo Pepe Mujica, movimientos españoles que son de izquierda, aspiran a una justicia social en términos económicos, totalmente enfrentados contra este régimen.

¿Qué tanta razón tiene Ortega cuando habla de un golpe de Estado?
Ninguna. Ni de carácter técnico ni objetivo. Ese invento, inclusive, da pena escuchar gente que uno ha creído inteligente, como el canciller y el vicecanciller, o el mismo doctor Oquist, asumiendo este argumento que no tiene ni pies ni cabeza. Y es una justificación burda que no ha calado en ninguno de los sectores internacionales. No tiene razón de ser.

¿Cómo valora que el Gobierno acusa de terroristas a quienes han marchado?
Porque están aterrorizados ellos. Aterrorizados de la expresión cívica, del coraje y de la hidalguía de un pueblo que jamás se lo imaginaron que fuera así. Es una manera de poder iniciar procesos judiciales que se van a caer. Todos ellos están absolutamente viciados de nulidad.

¿Qué debería de pasar con el FSLN después de esta situación?
Es una cuestión que está en veremos. En tanto hay un movimiento que se considera sandinista, que quiera preservarse y que quiera participar en unas elecciones, debe estar totalmente acogiendo los postulados constitucionales, no como ahora, que esta organización está al margen de la ley.

¿Qué piensa de Rosario Murillo cuando la escucha hablar en los medios?
Ella quisiera crear una realidad. Quisiera que esa ficción que ella vive fuera real. Eso simplemente.

Agustín Jarquín Anaya también fue diputado por la Alianza FSLN. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Plano personal de Agustín Jarquín Anaya

Agustín Jarquín Anaya es ingeniero civil, abogado y administrador de empresas.

Tiene 66 años, pronto cumplirá 42 años de casado con Ninoska Robles y tiene cuatro hijas y siete nietos.

En su tiempo libre le gusta leer, investigar y ver películas.

Se dedica a dar consultorías en Ingeniería y Política, y está involucrado en programas sociales que apoyan a niños huérfanos o víctimas de situaciones familiares complicadas.

No es muy fan de la música, muchas veces escucha las canciones y no sabe quién las interpreta, pero en la lista de cantantes favoritos está Juan Gabriel, Rocío Dúrcal y Carlos Mejía Godoy.

Su comida favorita es el espagueti a la boloñesa, pero le encanta la comida nicaragüense. Dice que como ha trabajado en el campo le ha tocado aprender a comer de todo.

Su sueño es tener su propio huerto para sembrar plantas.

Le gusta bailar, pero baila mal. Le toca “hacer la mueca”, dice.

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