El presidente designado por el poder electoral, Daniel Ortega, lanzó este miércoles una nueva mentira frente a sus seguidores. Les dijo que en 2007, cuando recibió el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), este estaba quebrado, afirmación que contradicen los números del Banco Central de Nicaragua, los cuales reflejan que en ese año el instituto tenía un superávit global por 1,691 millones de córdobas.
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El INSS entró en déficit seis años después que Ortega regresó al poder. El primer año deficitario fue en 2013, luego que investigaciones de LA PRENSA demostraran mal manejo de los fondos de ahorro de los contribuyentes, algo que también fue señalado por el Fondo Monetario Internacional.
El FMI, que le urgió aplicar un duro paquete de reformas para evitar que el INSS quiebre en 2019, señaló que el fondo de ahorro del instituto estaba siendo invertido en proyectos de alto riesgo y que estaban generando pérdidas a la entidad.
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Según cifras del BCN, en 2007, cuando Ortega llegó al poder, el INSS tenía en ingresos 5,681.8 millones de córdobas y en gastos totales 3,990.8 millones de córdobas. Hasta el 2017 los ingresos se habían incrementado en 24,493.8 millones de córdobas, pero los gastos se habían elevado a 26,867.7 millones de córdobas, para un déficit anual de 2,373.8 millones de córdobas.
Si “quebró” en 2007, ¿por qué esperó años para actuar?
Sin embargo, durante la celebración del cuarenta aniversario de la toma al Palacio Nacional, Ortega expresó este miércoles: “Era imprescindible hacer reforma al Seguro. Lo habían quebrado en el 2007 y cuando el Seguro aprueba las reformas (en abril 2018, 11 años después), en lugar de hacer protestas pacíficas, lo que hicieron fue un levantamiento criminal armado en contra del pueblo, en contra de las instituciones del Estado y luego lanzándose contra todo el que era señalado de sandinista y partían de la consigna, así como los nazis decían ‘hay que acabar con los judíos’, aquí estos nazis decían ‘hay que acabar con los sandinistas’”.
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Lo que Ortega tampoco dijo es que una reforma que solo negoció con el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) en 2013, y que impuso un mayor aporte de la patronal y el cotizante, fracasó.
Luego este año, apurado ante la inminente quiebra del INSS, volvió a imponer una reforma que creaba un cobro del 5 por ciento a las pensiones, aumentaba de nuevo el aporte de trabajadores y empleadores y achicaba otra vez las futuras pensiones, lo que desató el enojo de la población, pues esta reforma no abordó el mal manejo de los recursos de los cotizantes.
La gente se lanzó a las calles a protestar y Ortega ordenó reprimir las manifestaciones, que dejan hasta hoy más de cuatrocientos muertos.
En un discurso cargado de odio contra los que le exigen salir del poder por la masacre, el caudillo aprovechó ayer para asegurar que las protestas de abril en que los estudiantes universitarios rechazaron la reforma al Seguro Social, fue para destruir al Gobierno con levantamientos armados.
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“Toda Nicaragua fue secuestrada. Días duros, días terribles, días de terror, comunidades enteras, pueblos enteros, barrios enteros sometidos al terror. ¿Por quiénes? Por quienes por su egoísmo promovían las desapariciones. Todo ese terror fue tan terrible como un terremoto”, afirmó Ortega.
La población y organismos de derechos humanos tanto locales como internacionales han señalado a fuerzas policiales y paramilitares leales a Ortega de perseguir, secuestrar y asesinar a los civiles, que con banderas azul y blanco han salido a las calles a exigir el fin de la dictadura.
El Gobierno aún tiene pendiente aplicar la reforma, luego que retrocediera en su último paquete de ajuste tras el rechazo nacional.
“Traidores” quienes van a Washington
Daniel Ortega también la emprendió contra los nicaragüenses que van a los Estados Unidos a denunciar los desmanes estatales contra el Estado de Derecho, calificándolos de traidores y vendepatria.
“Desde que llegamos al gobierno en el 2007, esos que quieren destruir a Nicaragua empezaron a lanzar odio, veneno y destrucción”, señaló el caudillo.
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“Piden sanciones contra Nicaragua. Sandino les llamaba traidores y vendepatria. Los judas y traidores que van a Washington a rogar al imperio que castigue a Nicaragua, pensando que con eso este pueblo se va a rendir o se va a vender”, manifestó Ortega ante su audiencia, la mayoría de estos trabajadores del Estado.