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La conocen como “Comandante Macha” o “La Masha”. Le dicen así, cuenta, porque tiene más amigos hombres que mujeres. LA PRENSA/Óscar Acuña/Cortesía

Fiscalía acusa a la “comandante Masha”, la joven que permaneció en el tranque de Jinotepe

La Policía, paramilitares y miembros de comités de barrios o CPC andan oficialmente tras el paradero de Nahomy Doris Urbina Marcenaro, conocida en la lucha cívica como "Comandante Masha"

El Ministerio Público acusó formalmente a Nahomy Doris Urbina Marcenaro, conocida en la lucha cívica como “Comandante Masha”, la joven jinotepina que se mantuvo en las barricadas del tranque del colegio San José en Jinotepe, Carazo, a pesar del cáncer que tiene.

Ahora, la Policía, paramilitares y miembros de comités de barrios o CPC andan oficialmente tras su paradero.

El domingo 5 de agosto, la Fiscalía presentó acusación en su contra y solicitó orden de captura al juez que lleva la causa. Se desconoce qué delitos le imputan, pero al juzgar por las causas anteriores contra autoconvocados, no fallará el terrorismo.

La causa está radicada en el Juzgado Décimo Distrito Penal de Audiencia de Managua y está a cargo del juez suplente William Larios.

La comandante ‘Masha’ fue vista públicamente por última vez el 28 de julio en la marcha “Peregrinación por nuestros obispos, defensores de la verdad y la justicia”, organizada para respaldar a los representantes de la Iglesia Católica en Nicaragua, ante la campaña de desprestigio en su contra, la profanación de varias parroquias y las agresiones verbales y físicas de las que han sido víctimas.

“Masha iba en la marcha a favor de los Obispos, pero llegando al sector de Metrocentro se puso muy mal de salud y varios muchachos la sacaron cargada del lugar”, contó una autoconvocada.

Esta joven de 21 años padece de cáncer linfático, diagnosticado en diciembre de 2017, según contó ella misma en una entrevista que le hizo el diario LA PRENSA y se públicó el 22 de junio de 2018.

Sin embargo, la enfermedad no ha sido impedimento para que desde el 19 de abril saliera a las calles a exigir la salida de Daniel Ortega del poder y se atrincherara en el tranque San José, donde dormía, comía e hizo muchos amigos, según relató en ese momento la muchacha.

El 12 de julio, cuatro días después del despiadado ataque a balazos de paramilitares y policías antimotines al departamento de Carazo, la Comandante Masha denunció en redes sociales y medios de comunicación que su familia estaba sufriendo acoso en Diriamba.

“Me siento impotente, frustrada, necesito que la gente sepa lo que nos está pasando, nos están matando, nos están sacando de nuestras casa, están haciendo que huyamos lejos de nuestras familias, de nuestros hogares, nos están tratando como delincuentes, por el simple hecho de estar en una lucha, una lucha que es justa, que mucha gente se ha quedado callado por miedo”, dijo Urbina en ese momento.

Obligada a huir

“Agredieron a mi mamá, entraron a mi casa, se llevaron pertenencias mías, se llevaron el teléfono de mi mamá y la golpearon y la amenazaron, le dijeron que si ella sabía de mi paradero que lo dijera y si no que se contactara conmigo y yo me entregara. Si no se las iban a llevar y las iban a matar a mi abuelita, una señora de 80 años, y a mi mamá que va para los 50”, agregó la joven.

Ahora se desconoce su paradero, pero una “jauría de lobos” anda tras sus pasos, después que un juez giró orden de captura contra ella y que en redes sociales fanáticos orteguitas ofrecieran recompensa a quien delate su ubicación o la desaparezca.

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