La campaña de desprestigio implementada por el gobierno hacia los sacerdotes de todo el país también se ha desatado en Boaco hacia los presbíteros Alfonso Paisano, Heberto López y Edgard Cubillo, a quienes funcionarios públicos acusan de “cómplices” del asesinato del único muerto por la protestas en este departamento.
Dicha campaña, impulsada en las redes sociales por dirigentes de varias instituciones estatales, empezó con el sacerdote Edgard Cubillo, quién acompañó las primeras marchas pacíficas en la ciudad. Estos funcionarios lo han señalado de dirigir el tranque ubicado en el Empalme de Boaco.
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“Los del tranque me pidieron un lugar para poner un puesto médico y para cocinar en la casa cural, eso es un acto humanitario, no es política ni un acto criminal (…) no es un acto criminal cocinar para que la gente coma (…) Empezaron a crear publicaciones donde se dice que soy el dirigente del tranque del empalme, a decir incluso que yo los tenía armados. Me llamaron terrorista”, relató Cubillo, quien además dijo que él no dirige ningún tranque y tampoco es genocida o psicópata como han señalado funcionarios públicos a través de sus publicaciones o programas radiales.
Tachados de cómplices
En redes sociales, a los sacerdotes Paisano y López se les ha tachado de cómplices por la muerte del militante sandinista, Gastón Palacios, por el simple hecho de ir a visitar a los tres pobladores que están siendo juzgados por dicho crimen, los cuales se encuentran retenidos en las celdas de “El Chipote”.
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Para Paisano, esto es una actitud irresponsable de los funcionarios públicos, quienes deben gobernar para todos y no solo para sus partidarios políticos. “Nosotros como sacerdotes, no tenemos colores políticos, y por el hecho de ir a visitar a un preso, no nos debe identificar con algo (…) Nosotros vamos donde nos invitan, un sacramento se le da a quien lo pide, pero debe ser el enfermo o el familiar quien lo pida, no un vecino o el que vive en la otra cuadra”, refirió.
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López explicó que fue a visitar a los detenidos a petición de los familiares, que son feligreses de su parroquia. “Me fui con una delegación de pobladores de la parroquia, pero solo yo logré entrar (…) Yo entré y a la par nos pusieron un policía cuando íbamos a hablar, los miré bien, miré tristeza en ellos, me fijé si tenían signos de tortura y no tenían nada. Lo único que noté fue que mandaron a llamar a un médico”, relató.
“Campañas de desprestigio no nos van a callar”
“A pesar de las amenazas y la campaña de desprestigio no nos vamos a callar, porque estamos con Dios y Dios está de parte de quien tiene sed de justicia, de paz, que son perseguidos”, señaló Cubillo.
Los sacerdotes coincidieron en que existe cierto temor por las amenazas que algunos han recibido, pero que la palabra de Dios y las oraciones del pueblo católico y no católico los mantiene con el espíritu firme.
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“Agradecemos, la iglesia completa, agradecemos las oraciones de nuestros hermanos cristianos, tanto católicos como no católicos, quiero agradecer el apoyo moral, las oraciones que son de mucho valor, para todo cristiano y que es la puerta que abre la misericordia, que sigan orando por nosotros y nuestros obispos”, concluyó Cubillo.