Al cumplirse un mes desde que los paramilitares iniciaron la represión a punta de golpes a estudiantes, periodistas y miembros de la sociedad civil, centenares de personas marcharon este 18 de mayo hacia el lugar donde comenzó la opresión. La marcha partió desde Camino de Oriente y finalizó en la Universidad Centroamericana (UCA).
Los manifestantes portaban banderas azul y blanco, pancartas con mensajes de repudio al presidente designado por el poder electoral Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, y gritaban la consigna que más ha sonado en los últimos días: “¡Eran estudiantes, no eran delincuentes!”.
Sobre la marcha se unieron más personas, quienes cantaban el Himno Nacional y sonaban vuvuzelas para invitar a la manifestación que transcurrió en calma.
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Al pasar por el hotel Intercontinental Metrocentro, donde instaló su oficina una delegación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la marcha se detuvo unos minutos para llamar la atención de los relatores que analizan la crisis sociopolítica que vive Nicaragua.
Una imagen que nunca olvidarán
Aquel 18 de abril Ximena Castilblanco, una estudiante de Comunicación Social, protestaba en Camino de Oriente. Un mes después recuerda el pánico que sintió cuando vio llegar a las turbas orteguistas, pero ella sigue manifestándose en las calles de Managua. Asegura que ya no tiene miedo.
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“Una de las imágenes que jamás se me va a olvidar es cuando toda la marcha que se dirigía hacia la UCA salió corriendo de regreso a Camino de Oriente porque venían las turbas. Había como 200 JS (Juventud Sandinista) y antimotines, tuvimos que protegernos en algunas tiendas que nos abrieron las puertas”, recuerda Castilblanco.

Un mes después la represión orteguista ya ha dejado una estela de sangre, dolor, lágrimas y muertes en Nicaragua. La cifra de muertos es de 57 personas —confirmada por LA PRENSA—, centenares de heridos y cuantiosos daños materiales en todo el país. Esta situación, lejos de acabar con las protestas, ha generado un impulso para que la población continúe manifestándose en las calles.
“Jamás pensé que la represión iba a continuar, creí que ese día había sido suficiente, pero fue empeorando y se nos quiebra el corazón con todo esto, por eso es evidente que vamos a continuar con esta lucha, esta marcha reafirma que vamos a seguir en las calles, que nos hemos apropiado de nuestros espacios públicos y que no vamos permitir que nuestros muertos vuelvan a morir una tercera vez… al dejar esto impune”, agregó Castilblanco.
La Policía no hizo nada para frenar el ataque
Otra víctima de las turbas orteguistas es el periodista Néstor Arce. Cuando daba cobertura al plantón en Camino de Oriente, el pasado 18 de abril, fue golpeado por los paramilitares mientras la Policía Nacional observaba los hechos sin hacer nada para frenar el ataque.
“Me atrevo a decir que ninguno de los periodistas que estábamos ahí imaginamos que ese día iba a darse una represión de tal magnitud… no estábamos preparados, vimos el grupo de choque pero pensábamos que estarían una hora y se iban a ir del lugar, pero se extendió hasta las 8:00 de la noche y luego vino la explosión (la represión), en la que llevamos un mes dando cobertura”, relató Arce.
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“Ese día fuimos blanco de las fuerzas paramilitares y de la misma Policía”, recuerda el comunicador, quien lamenta el actuar de la institución del orden. “Yo tengo nueve años cubriendo noticias en diferentes medios de comunicación y estamos claros de que la Policía no es un escudo para los reporteros, no podés confiar en ellos y es triste no saber de dónde te vendrá el golpe”.
Indignación ciudadana
Desde aquel 18 de abril la población nicaragüense perdió el miedo. Cada vez que puede Franklin Hooker sale a protestar contra el Gobierno. Asegura que está indignado con la forma en que han sido asesinados los estudiantes y la forma en que el Gobierno trata de deslegitimar las protestas ciudadanas.
“Ando en las calles en solidaridad con muchas madres cuyos hijos han sido asesinados solo por protestar pacíficamente. Me indigna la respuesta que ha dado el gobierno Ortega-Murillo al enviar fuerzas de choque a reprimir a los muchachos que protestaban afuera de sus universidades sin armas, sin ninguna forma de defenderse ante las balas que los antimotines lanzaban contra ellos”, expresó Hooker.
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“Me indigna también que este Gobierno le ha dado la espalda al pueblo que está pidiendo que se vayan, un pueblo que no quiere dialogar sobre la sangre de tantos chavalos asesinados, un pueblo que ya está harto de tanto abuso de poder, harto de la corrupción, de ser gobernado por un presidente que ha robado las elecciones, que ha manipulado todas las instituciones y los poderes del Estado”, dijo Hooker.
Continuarán en las calles
La marcha de este viernes coincidió con la segunda jornada del diálogo nacional, que se realizó en el Seminario Nuestra Señora de Fátima. Los manifestantes aseguran que no pierden la esperanza de que cambien las cosas, pero aseguran que continuarán en las calles para presionar al Gobierno.
Karla Guzmán, quien asistió a la marcha de este viernes, manifestó que la población debe mantenerse firme en las protestas: “A mí me motiva Nicaragua, la democracia, la libertad, que podamos vivir y trabajar en paz, que las leyes sean iguales para todos y sobre todo justicia… tenemos que estar unidos y continuar en la lucha, vamos a continuar, no vamos a parar”.
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Este fin de semana la jornada de protestas va a continuar en diferentes partes del país. En el departamento de León está prevista una movilización masiva y en la vía que conduce hacia Nueva Guinea el Movimiento Campesino Anticanal mantiene sus tranques.
Así comenzaron las protestas
Todo comenzó el pasado 18 de abril en León, cuando un grupo de jubilados decidió protestar contra las reformas a la Ley de Seguridad Social (ya derogadas) en las que pretendían deducirles el 5 por ciento de sus pensiones. Los jubilados fueron vapuleados por la Juventud Sandinista.
Horas después, en Managua, estudiantes de la Universidad Centroamericana (UCA), sociedad civil y periodistas fueron asaltados y golpeados por la Juventud Sandinista en el sector de Camino de Oriente. La Policía Nacional estaba presente en el lugar, pero no hizo nada para frenar el ataque que continuó en las instalaciones de la UCA, donde las turbas orteguistas irrumpieron y destruyeron parte del inmueble.
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La mañana del 19 de abril nada volvería a ser igual. Los primeros en rebelarse fueron los estudiantes de la Universidad Nacional Agraria (UNA), luego la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli) y la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Al final del día hubo tres muertes y decenas de heridos en todo el país.