La empresa Sumedico, por la cual el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) pagó 15 millones de dólares en 2017, nació para ofrecer a las empresas servicios de Medicina Preventiva para sus trabajadores, pero fue hasta que el Seguro Social la aceptó como Empresa Médica Previsional que comenzó a generar ganancias, según el doctor Carlos Cárdenas, uno de los nueve médicos fundadores de la empresa y su primer representante legal.
Cárdenas, un médico internista que fundó la Escuela de Medicina de la UNAN-Managua, firmó como representante legal de Sumedico los dos primeros contratos con el INSS para el servicio como empresa médica previsional en 1995 y revela que ellos hicieron todo lo posible por levantar la empresa, pero que solo lograron hacerlo cuando el Seguro los contrató para atender a los asegurados.
“Con los dos primeros pagos que nos hizo el INSS (como empresa médica previsional a Sumedico en 1995) nosotros compramos la propiedad -la sede original de Sumedico- que era antes de la Dirección de Relaciones Internacionales del FSLN de contado en 200 mil dólares, creo que se la compramos a don Bayardo Arce y nosotros la vendimos (después) sin haberla ocupado en 320 mil dólares”, dijo Cárdenas que salió de la empresa a comienzos de la década del 2000 después de diferencias con cinco de los socios fundadores.
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“Era una empresa rentable, daba suficiente para emplearnos a todos (los socios), todos trabajamos para la empresa, todos recibíamos bonificaciones, pero todo esto fue después de la firma con el INSS (como empresa médica previsional en 1995), antes de la firma con el INSS no, después de la firma con el INSS comenzamos a levantarnos de una forma exponencial”, revela el médico internista.
Cinco mil dólares aportó cada socio
Sumedico fue fundada en 1993 ante la notaria pública Orieta Benavides Quintero —ex juez penal que ha trabajado en el bufete del doctor José Evenor Taboada, posteriormente socio del hospital— pero inscrita en el Registro Público Mercantil de Managua hasta el 3 de febrero de 1995.
El doctor Roberto Flores, médico ortopedista, también fundador del hospital, recuerda que cada socio aportó cinco mil dólares para la fundación de Sumedico.
“Aquí encontré un papel y dice que teníamos de capital social 280,900 córdobas divididos en 1,100 acciones”, dijo Flores vía telefónica.
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Sumedico fue vendida al INSS en 15 millones de dólares en 2017, a pesar de que una auditoría elaborada por la contadora pública autorizada (CPA), Dora María Estrada, a solicitud del mismo Seguro Social, estableció que el valor de la empresa era de 10.2 millones de dólares. Sus últimos dueños, sin embargo, alegan que su empresa costaba más de 23.2 millones de dólares.
La empresa Sumedico dependía de los ingresos que les transfería el INSS por atención a los asegurados para subsistir. El 94 por ciento de sus ingresos provenían del Seguro Social, según revelan los datos de la auditoría de la CPA.
Los fundadores
El doctor Cárdenas fue uno de los médicos que comenzó con la idea de hacer una empresa de Medicina Preventiva. Para eso comenzó a reunirse con otro de sus colegas en una clínica que él tenía en el barrio Monseñor Lezcano.
“Se venían dando los cambios en el INSS con la privatización de los servicios médicos. El inicio para nosotros fue bien duro porque aunque intentamos vender, logramos vender algunos servicios en algunas empresas, pero no era nada fácil porque era desconocido, pero vendimos algunos servicios y esos servicios no eran lo suficiente para mantener los gastos operativos del hospital”, dijo Cárdenas.
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Los primeros cuatro médicos dispuestos a fundar el hospital en 1993 fueron los doctores Carlos Cárdenas, Enrique Medina, Roberto Flores y su hermano Óscar Flores.
Posteriormente se unieron al grupo los doctores Milton Mairena, Roberto Lacayo, Erwin Rodríguez, Eugenio Taboada y Larry Balladares. Cada uno tenía 120 acciones.
Discrepancia con los nuevos
“Quedamos nueve socios, pero quedamos en una proporción de cinco a cuatro. Cinco eran los socios más nuevos y cuatro éramos los socios fundadores, pero nosotros no protegimos la propiedad intelectual y perdimos en la votación cinco a cuatro y perdimos nuestra empresa los cuatro. Los otros cinco socios se repartieron un mayor número de acciones para que los demás quedáramos en minoría, las decisiones de la Junta General de Accionistas son decisiones soberanas. Tuvimos una oportunidad inicial y la perdimos, pero no nos dieron lugar a recuperar el mismo nivel accionario que ellos, lo que nos puso en una enorme desventaja económica”, dijo Cárdenas.
Después de demandas judiciales los doctores Cárdenas, Medina y Roberto Flores salieron de la empresa.
A Cárdenas le pagaron 31 mil dólares por sus acciones, pero a Flores y a Medina les pagaron 25 mil dólares, aproximadamente.
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El último en vender fue el doctor Roberto Flores y dice que aproximadamente en 2006 le pagaron 25 mil dólares por sus 120 acciones.
El doctor Medina dijo que fue el doctor José Evenor Taboada, que recibió 1.1 millones de dólares por sus acciones de Sumedico cuando la compró el INSS en 2017, quien diseñó el plan para supuestamente despojarlos a ellos de sus acciones, pero el abogado corporativo niega los señalamientos.
“Ellos para tener cierta cobertura y asesoría legal le dieron acciones a él (José Evenor) y negociaron”, dijo también el doctor Roberto Flores.
Taboada, sin embargo, dice que las 300 acciones de Sumedico que él tenía eran una parte de las acciones de su hermano Eugenio Taboada, que tenía 720 acciones.
El doctor Eugenio Taboada se fue del país y antes de irse dejó las acciones en manos de sus hermanos José Evenor y Martha Lorena,.
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“Es totalmente falso, mire, yo entré (como accionista), yo creo que en 1999, cuando mi hermano, que fue uno de los socios fundadores, se traslada a los Estados Unidos, entonces nos ofreció a mi hermana y a mí su parte, si usted ve lo que nosotros adquirimos, es lo que tenía mi hermano, nosotros no tenemos ni una acción de otra persona, de modo que carece de veracidad esa afirmación”, dijo Taboada.
“Nos sentimos despojados, al doctor Taboada no le costó nada la empresa”, dijo Medina por su parte.
Las inversiones fallidas del Seguro Social
La Ley de la Seguridad Social establece que el INSS puede financiar proyectos sociales, pero en los últimos años ha financiado también proyectos de lujo.
Por ejemplo está el caso de Edificio Norte, propiedad de Desarrollos del Norte, SA (Denorsa), una empresa creada tres meses después de recibir un préstamo de 12.6 millones de dólares del INSS.
El INSS también prestó dinero al condominio San Sebastián para construir ese residencial, que luego le fue dado en pago al Seguro.
Solo el terreno para construir ese residencial costó tres millones de dólares, según una investigación periodística publicada por LA PRENSA en 2016.
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LA PRENSA ha revelado otros proyectos financiados por el Seguro, como Pinares de Santo Domingo, condominio San Sebastián y el más reciente: Veredas de Santo Domingo.
En ninguno de estos proyectos se ha transparentado los montos prestados por el Seguro y tampoco han dicho a qué tasa de interés prestaron el dinero.