14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
elección pura
/ Pedro Joaquín Chamorro Cardenal

Desde el banquillo y desde la tribuna

Cuando fui citado para un trámite judicial en el proceso que se me sigue junto con la campesina, señora Amada Pineda de Aráuz (quien fue violada sexualmente en las montañas del norte por miembros de una patrulla de la Guardia Nacional y por denunciar el monstruoso crimen a través de LA PRENSA, fue acusada en los juzgados junto con el doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. Nota del editor), y en la acusación me llaman coautor de los “delitos” cometidos por ella, y autor además de otros “delitos”, debo hacer de previo y para toda la ciudadanía una declaración muy clara:

Me siento honradísimo de haber sido demandado junto a esta mujer, cuyo padecimiento solo puede igualarse al de nuestra patria común, mil veces mancillada.

Me siento honrado de sentarme en el mismo banquillo con una campesina, sindicalista, mujer sencilla y mujer valiente, cuyo grito de protesta sacudió la conciencia de todos aquellos seres de este país que todavía tienen conciencia.

Me siento honrado de participar en una forma ínfima, pequeñísima, del calvario de Amada, porque es el calvario de mi pueblo, y en esa forma se me confirma como parte de él, de ese pueblo cuyos elementos más representativos son los campesinos.

En fin, me siento honrado por todo el enorme apoyo popular que se está levantando como ola gigantesca a favor de Amada y de mi persona, frente a este juicio, hijo de la vileza y la insania.

Lea además: La primera de todas las revoluciones

Este proceso debe de ocupar en la lista de todos los que me ha hecho el régimen, por ahí del número veintidós o veintitrés (es fácil perder la cuenta en una noche tan larga) de los cuales juicios o procesos, unos han sido Consejos de Guerra Generales, y otros motivados por diversas acusaciones civiles contra mí y contra otros ciudadanos, todos ellos buena compañía pues fueron rebeldes patriotas, o trabajadores de la libre información. Pero de tanto juicio, el más significativo y honroso es este de ahora, porque se me llama coautor de la lucha de los campesinos nicaragüenses —de una campesina específicamente— en su esfuerzo por obtener una vida digna y ausente de ultrajes.

Jamás he sido tan honrado en mi vida, y si esta última solo ese fruto hubiera producido, es decir, el fruto de verme identificado con la lucha de la gente más humilde de mi pueblo, debo de darla por muy bien empleada.

Hace unos días Pablo Antonio (Cuadra) dijo algo parecido, o mejor dicho, bastante mejor que todo esto, y mucha gente lo leyó y estuvo de acuerdo con él y respaldó el aliento de sus palabras, de sus reflexiones dirigidas a mi persona.

Puede leer: El pensamiento vivo de PJChC

Me refiero hoy también a lo afirmado por Pablo, para decir públicamente y en agradecida respuesta a sus palabras una sola cosa:

Con temor de Dios por la importancia de esta responsabilidad, yo acepto y aceptaré siempre ser coautor, en todos los esfuerzos que se hagan de hoy en adelante para la liberación y dignificación del pueblo obrero y campesino de mi patria, tanto en el banquillo de los acusados, como en la Tribuna desde donde en el futuro se condenará a quienes hoy lo oprimen y ultrajan.

Editorial de LA PRENSA del 9 de octubre de 1974.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí