Los antecedentes históricos que han vinculado “a figuras del sandinismo” con operaciones del narcotráfico y carteles colombianos, parece justificar los señalamientos que hace el investigador Douglas Farah, que involucra a Nicaragua en el lavado de dinero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a través de empresa Alba de Nicaragua S.A (Albanisa), afirma el mayor en retiro, Roberto Samcam.
Al mover plata de la empresa venezolana a través de los convenios petroleros, la duda queda en que si sabían del lavado de dinero, apuntó Samcam quien recordó que las relaciones del Gobierno del presidente designado por el Consejo Supremo Electoral, Daniel Ortega, con las FARC tienen mucho tiempo y salió a relucir en el pasado, cuando aparecieron dirigentes de las FARC con cédulas nicaragüenses.
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Para la socióloga e investigadora en seguridad, Elvira Cuadra, este señalamiento tampoco le extraña “porque Centroamérica es, por decirlo así, ‘el patio de Colombia’ y un grupo irregular que maneja montos tan altos de dinero ilícito necesita resguardar la mayor cantidad posible para asegurar su sostenibilidad económica y política”.
También recordó experiencias similares como las ocurridas en países africanos, aunque utilizando otros materiales como diamantes y uranio.
Desde Hugo Chávez
No obstante, Cuadra considera como crítico el que haya habido “una inyección tan fuerte de dinero a la región (pues) crea dinámicas económicas ficticias, que al final tienen graves consecuencia para las sociedades enteras”.
“El otro punto crítico es que da vida a procesos donde los grupos criminales que blanquean el dinero ilícito, se fusionan con las élites económicas y políticas de los países de destino, elevando los niveles de corrupción”, sostuvo la especialista.
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Samcam por su parte rememora que las relaciones entre Venezuela y las FARC datan desde la época del Gobierno de Hugo Chávez, cuando se formó el llamado Cartel de los Soles, al que se relaciona a altos oficiales militares y estos al lavado de dinero. “Y nada mejor que hacerlo a través de PDVSA”, que a su vez encontró en Nicaragua y El Salvador como sus principales aliados por afinidad política ideológica, señaló Samcam.
El exmilitar estimó que esta actividad en las que se ve envuelto no solo Venezuela, sino sus países aliados como Nicaragua y El Salvador, es una información antigua que incluso Estados Unidos debe haber acumulado. Y fue por eso que a su criterio, la semana pasada el consejero económico de la Embajada de Estados Unidos en Managua, William Muntean, exhortó a empresas de capital estadounidense radicadas en Nicaragua consultar con la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro sobre los riesgos o sanciones a los que se exponen de establecer relaciones comerciales con Albanisa.
Señalamientos graves
Para el exdiplomático y politólogo José Dávila, el testimonio del investigador Douglas Farah “ es un tema sumamente grave”.
“El Gobierno de Nicaragua debería ofrecer de inmediato su colaboración para clarificar los señalamientos, de lo contrario sería gravísimo guardar silencio o negar colaboración”, dijo Dávila. Sobre todo, indicó Davila, que Albanisa es una empresa “ligada al propio presidente de la República”, por lo que “ no se puede poner en riesgo la credibilidad de un Estado que es sujeto de deberes y obligaciones en el derecho internacional”.
Estos señalamientos pueden causa un derrumbe de la credibilidad de Nicaragua como Estado, si ante algún requerimiento internacional se guarda silencio sobre este tema, dijo Dávila.