El traje sastre fue incluido en el armario femenino a principios del siglo pasado para reivindicar los derechos de la mujer y la aceptación de la igualdad de género en la sociedad.
Varias actrices fueron gran referencia del uso del vestuario tipo varonil por la mujer y algunas en particular, como Marlene Dietrich, actriz y cantante alemana, considerada la novena mejor estrella femenina de todos los tiempos, fue incluso amenazada por el prefecto de la Policía de París con detenerla por mostrarse públicamente vestida de hombre, es decir, en traje.
En pleno siglo XX Olvidate del traje solo para la oficina e incluí en tus actividades sociales el de tipo esmoquin, que es uno de los más recomendados para fiestas elegantes, casuales formales y también en bodas. No te limités con los colores negro o blanco y buscá colores como el rojo en toda su gama, púrpura, azul, gris, fucsia, tonos pasteles, así como estampados.
Para vestir un traje en actividades sociales, combínalo con blusas elegantes, desde las clásicas blancas o de colores tipo chiffon o seda, hasta estampadas para darle un toque romántico. También podés prescindir de blusas y llevar un chaleco por dentro como centro, blusas tipo lencería, o solo el saco. Eso sí, asegúrate de no tener un accidente al llevarlo con el escote muy pronunciado, pues esta es una opción ideal para quienes no tienen mucho busto.
Llevá maxicollares, multicadenas, largos de perlas, aretes elegantes. También podés incluir una corbata, un corbatín o fulares pequeños. Los complementos son muy importantes para realzar lo femenino, con tacones, sandalias que, según el evento, pueden ser tipo joya o más sencillas. Si sos más alternativa, vestí unos botines y calzado mocasín, Oxford o derby, que reafirmará tu look más andrógino.
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