Juan Vega Gonzales (*)
Muchas veces nos ha tocado ver (o vivir) la paradoja de personas que conforme van aumentando sus niveles de ingresos van aumentando proporcionalmente más sus niveles de deuda, hasta quedar en situación de insolvencia (no pueden pagar).
¿Por qué sucede esto? Veamos algunas posibles explicaciones:
1. En general la gente se encuentra mentalmente indefensa frente al bombardeo publicitario de estilos de vida y “cosas que es bueno tener”, que recibe cada día y que estimula el “efecto imitación” (yo también) en sus diferentes modalidades: puedo permitírmelo/ me lo merezco.
2. Falta de disciplina en el uso y control del dinero. No manejan un presupuesto, ni tienen la disciplina de ahorrar poco en cuanto reciben dinero. Están más enfocadas en comprar cosas que en vender/invertir su dinero para generar ganancias.
3. Facilidad de acceso al crédito por diferentes modalidades. Ya sea con la tarjeta de crédito, con préstamos del mismo vendedor, u otras modalidades que con una cuota mínima permiten comprar bienes con un endeudamiento que puede llegar a ser de varios años.
¿Qué se puede hacer para defenderse de esta situación?
Para resolver un problema, lo primero es identificar su causa o la raíz del mismo. En los ejemplos previos la razón de fondo es la falta de educación financiera que permita a las personas tomar decisiones mejor informadas a la hora de tomar una deuda.
Contraer una deuda sin educación financiera sería el equivalente a subirse a una moto sin siquiera saber manejar una bicicleta (como subirse a un ataúd sobre ruedas); las posibilidades de salir severamente lastimados de esa experiencia son elevadas.
Parte de la solución al problema viene por un “cambio de chip” mental que nos conciencie de las consecuencias de contraer deudas que no podemos pagar, y nos inculque la autodisciplina de:
a) Hacer y cumplir religiosamente sus metas de ahorro.
b) Elaborar y cumplir presupuesto. Procurar no gastar en cosas que se encuentren fuera de lo presupuestado; ni contraer deudas que no teníamos planificadas.
c) Invertir y poner el dinero a trabajar. Procurar comprar las cosas o gustos que queremos darnos a partir del rendimiento o utilidades de las inversiones, más que del salario que recibimos.
Ojalá y al final del día, poder cambiar la frase inicial del artículo a: “Mientras más invierto, más gano”.
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