Según informes diversos, el 29 de julio, la secretaria de Estado de los Estados Unidos, señora Hillary Clinton, emitirá su recomendación de continuar o bloquear los waivers (dispensas), mismos que suponen la continuación de un entorno económico como el actual o la entrada de Nicaragua en un franco proceso de deterioro económico.
La administración del presidente, Barack Obama, nunca antes ha tenido la intensa presión bipartidista desde el Congreso y el Senado de los Estados Unidos para forzar el restablecimiento de la democracia y del sistema electoral en Nicaragua.
La sórdida irresponsabilidad de Daniel Ortega tiene a Nicaragua al borde del precipicio, pues la no renovación de las dispensas, implica el inicio de una crisis económica que, más allá de solo impactar las finanzas públicas, afectará las exportaciones, e importantes proyectos de empresarios privados y, por ende, se convertirá en un durísimo golpe para la tragedia económica diaria de los más pobres.
Ortega para tratar de reducir el impacto a ese escenario negativo, como medida inicial, muy probablemente controle las divisas, con el fin de hacerle frente a la liquidez necesaria para cubrir las importaciones, así como para poder “continuar” pagando el servicio de deuda externa.
Por consiguiente, es muy factible que Ortega de forma unilateral disponga: 1. Ordenar el pago a los beneficiarios de remesas en córdobas; 2. Entregar a los exportadores y operaciones por turismo, córdobas a cambio de los dólares recibidos por estos; 3. Eliminación de cuentas bancarias en dólares para privados, pasando los valores actuales en posesión de los depositantes, a córdobas; 4. Eliminación de entrega de créditos en dólares; 5. La devaluación del córdoba, para poder responder con mayor masa monetaria a las medidas previamente indicadas; 6. Declarar moratoria de pago al servicio de deuda externa.
Como podemos observar, las consecuencias iniciales, eso sin considerar el devastador efecto en la paralización de proyectos públicos y privados, son graves y hasta criminales, pero, si Ortega saca la llave y convoca a la renovación de todos los magistrados del actual nacional e internacionalmente cuestionado Consejo Supremo Electoral, indudablemente que las dispensas, sin lugar a dudas, serían rápidamente renovadas.
Por lo tanto, si Daniel Ortega no reacciona, y no toma en serio la cuenta regresiva que pende sobre Nicaragua, indudablemente estará arrojando a los nicaragüenses al abismo, al mismo entorno de crisis económica de los ochenta y deberemos prepararnos para un futuro triste, caótico y de mayor empobrecimiento para los nicaragüenses. En consecuencia, Ortega sería el único responsable de este debacle. El autor es diputado PLI
Ver en la versión impresa las páginas: 10 A