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Deudas globales

Vivimos en un mundo sobreendeudado. La liberalización financiera de la última década permitió a las instituciones bancarias internacionales multiplicar por diez los montos de crédito que tradicionalmente manejaban.

Vivimos en un mundo sobreendeudado. La liberalización financiera de la última década permitió a las instituciones bancarias internacionales multiplicar por diez los montos de crédito que tradicionalmente manejaban.

Mientras la economía iba bien y las personas podían seguirse endeudando, las ganancias para las instituciones financieras fueron crecientes.

En el momento en que los clientes y las empresas llegaron a niveles de endeudamiento que ya no podían pagar, se disparó la crisis, arrastrando con ella la quiebra de varios bancos y obligando a los gobiernos a salir al rescate de los mismos.

El problema de los indicados rescates, es que han generado déficit públicos crecientes en Estados Unidos y Europa, que solo pueden pagarse emitiendo masivas cantidades de dinero, generando presiones inflacionarias y devaluando cada vez más las monedas.

Lo que ocurra con el valor de la moneda nos afecta a todos. Los ahorristas que mantienen dinero que les genera un rendimiento menor a la inflación, verán cada año disminuir el valor de los ahorros que tanto les ha costado ganar.

Los trabajadores tendrán que esperar más años para jubilarse y los jubilados tendrán mayores problemas para poder sobrevivir.

En situaciones de crisis e incertidumbre aumentan las medidas de austeridad de los gobiernos y las empresas disminuyen su tamaño, aumentando el desempleo.

Cada vez menos personas (y en especial los jóvenes), podrán encontrar una opción de empleo. Cuando el desempleo aumenta, crece la violencia, el conflicto social y la delincuencia; precisamente por la falta de oportunidades de empleo.

Reformar el sistema educativo (diseñado para crear personas que busquen empleo, no que lo creen) puede tomar años; sin embargo, podemos generar resultados visibles a corto plazo dando a las personas una educación financiera práctica, que les permita manejar mejor su dinero, autocontrolar sus niveles de endeudamiento, y emprender nuevas inversiones que generen empleo.

Actores públicos y privados, interesados en el desarrollo y la misma estabilidad social, política y económica del país, deben unir esfuerzos, para apoyar la difusión masiva de la educación financiera.

Esta alianza público privada podría incluir, entre otros a instituciones financieras, medios de comunicación, instituciones públicas con la misión de contribuir al desarrollo del país, cooperación internacional, instituciones educativas y religiosas.

Cuando estamos en un barco y vemos el huracán venir hacia nosotros, maniobramos para desviar el curso de la nave y evitar el desastre.

Hoy vemos claras señales en el mercado, de que tendremos muy probablemente una nueva crisis mayor que la anterior con consecuencias negativas para todo el mundo.

Aún estamos a tiempo de intentar cambiar el tamaño del impacto de la crisis que se avecina. Necesitamos masificar la educación financiera con visión y liderazgo.

Juan Pablo II decía “La verdad nos hará libres”. La educación financiera nos ayudará a ver esa verdad.

(*) Director de PROMIFIN.

Economía Deudas globales educación financiera archivo

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