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Fabio Gadea Mantilla

Lobos con piel de oveja

Cartas de Amor a Nicaragua

Querida Nicaragua: Están frescas las promesas de don Daniel en las elecciones que lo llevaron al poder. La pareja presidencial no se cansaba de repetir en las bocinas de sus recorridos de campaña la cancioncita que pretendía crearles una imagen distinta: “Tan sólo queremos amor y paz”.

Todo el pueblo sabía y recordaba lo que ellos eran, sobre todo la gente madura, la que había vivido el horror de los años ochenta, los reclutamientos forzosos, el llanto de las madres que recibían los cadáveres de sus hijos, la militarización, la prepotencia, la dictadura feroz, la cárcel como moneda corriente, la cruel desmonetización con que “obsequiaron” al pueblo el 14 de febrero del 88, irónicamente el día del amor, etcétera, etcétera. Sin embargo, algunos optaron por darle a don Daniel el beneficio de la duda, creyendo que como ahora era capitalista, sus métodos de gobierno serían distintos y que trataría de hacer un buen gobierno para reivindicar el de los años ochenta.

Dicen que el zorro pierde el pelo pero no las mañas, y también dicen Panchomadrigalescamente que “gallina que come huevos ni que le quemen el pico”. Nada más cierto que estas sentencias populares.

Desde el primer momento se observó la actitud irrespetuosa de la pareja gobernante en la toma de posesión, la que perdió toda su majestad ceremonial, donde hasta el príncipe Felipe y los presidentes que asistieron a la toma de posesión fueron enviados a un segundo plano y tuvieron que aguantar largo tiempo en espera de que llegara de Venezuela el personaje principal, que era don Hugo Chávez.

Don Daniel recibió la banda presidencial en mangas de camisa y en una especie de juramento recordó al Ejército y a la Policía, su origen eminentemente sandinista.

Después lo hemos visto irrespetar la Constitución y las Leyes, apoderarse de los Poderes del Estado y convertirse en un virtual dictador.

De modo que no nos debe extrañar su actitud de ahora. Igual que todos los dictadores de todos los tiempos, está tratando de internacionalizar el problema del río San Juan, con el objeto de excitar el nacionalismo, lanzar una cortina de humo sobre los enormes problemas locales, y preparar el escenario para poner a la nación en estado de preguerra, decretar estados de emergencia sin razón alguna, insinuar la puesta en marcha del servicio militar obligatorio y crear intranquilidad en la población.

No otra cosa son los proyectos de ley que acaba de mandar al Congreso Nacional pidiendo para ellos trámite de urgencia.

Los zorros que no han perdido las mañas y los lobos con piel de oveja tienen ahora en jaque a los diputados de la Asamblea Nacional, quienes tendrán que reformar los proyectos o descartarlos definitivamente.

Ya es hora de que los señores diputados se junten en un solo haz de voluntades democráticas y no permitan que se repitan hoy los amargos días de los años ochenta. Los diputados que se presten a aprobar estos proyectos serán señalados por la historia como cómplices de la dictadura vitalicia que quiere imponernos el orteguismo, y serán señalados también en los medios de comunicación con sus nombres y apellidos como diputados que traicionaron la democracia e hicieron causa común con la dictadura de izquierda radical que quiere imponerse en nuestro país.

El pueblo nicaragüense no puede seguir soportando tantos años de dictaduras. Debemos unirnos todos los sectores nacionales para impedir las pretensiones del orteguismo. Es nuestra obligación como ciudadanos, como cristianos, como patriotas.

Columna del día Opinión
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